Participate Translate Blank profile picture
Image for Protestas en Bucarest: Los rumanos “no son como los griegos”

Protestas en Bucarest: Los rumanos “no son como los griegos”

Published on

Story by

Kremi

Translation by:

Default profile picture Diana Irene Arancibia

El 25 de junio, 600 manifestantes trataron de irrumpir en el palacio presidencial para impedir los recortes masivos en salarios y pensiones, las severas medidas de austeridad en respuesta a la crisis financiera. Estudiantes, profesores y periodistas cuentan su experiencia

Entre las banderas azules, rojas y blancas en el cruce de la plaza Victoriei, un anciano que camina dando grandes zancadas lleva un cartel sobre un palo de madera. “No necesito sexo. El gobierno me jode todos los días”. Alrededor de 5.000 personas se congregaron en Bucarest el 19 de mayo de 2010 en la que fue aclamada como la mayor protesta en Rumania desde la caída del comunismo. Cinco confederaciones de sindicatos rumanos organizaron el transporte en autobús hasta el centro de la ciudad para aquellos manifestantes provenientes de las partes más distantes del país y de la vecina Moldova. Estudiantes, oficiales de policía, funcionarios del gobierno, ingenieros, maestros, doctores, madres y jubilados protestaron de forma pacífica. Éstos son los rumanos que sufrirían directamente las medidas de austeridad que recortarán o reducirán las becas, salarios, pensiones y la ayuda por hijo entre un 15% y 25%, así como los empleos en el sector público. Algunos creen que lo peor va a venir durante el invierno, cuando las facturas de calefacción y electricidad dejen de estar parcialmente subsidiadas por el gobierno y deban ser asumidas al 100% por los ciudadanos. Todo esto para mantener el déficit del presupuesto en un 6,8% del Producto Bruto Interno (entre el 5,5% de Alemania, el 10% de España y el 13% de Grecia; el límite de la UE es de 3%).

Cultura de la protesta en Bucarest

Sin embargo, a la protesta de mayo le faltó convicción. La gente parecía estar comprometida también en desacreditar su éxito. Después de la duración autorizada de dos horas en frente del edificio del gobierno, la plaza se vació increíblemente rápido. Ni siquiera hubo suficiente basura para recoger. Para muchos, fue un día histórico, ya que se trató de la mayor protesta después de la revolución democrática, hace casi 20 años. Una mujer recuerda lo emocionantes que eran las acampadas de protesta fuera de la universidad, cuando era una niña y dormían en tiendas de campaña en la plaza. GeorgePropescu, un profesor de la asignatura de medios de comunicación en la Universidad de Bucarest, advierte que los rumanos tienen 45 años de experiencia de sufrimiento. “Les gusta conformarse, hacer lo que les dicen, ser esclavos”, dice este hombre de 34 años en el centro comercial más grande de la ciudad. “Las personas son mucho más activas cuando conversan y comparten puntos de vista que cuando van a la manifestación, donde no podrían encontrarse a sí mismos”.

Bucarest, octubre de 2009

El sueldo de Alexandra como jefe del gabinete de comunicación de la Universidad de Bucarest será rebajado en un 15%. En una de las tranquilas oficinas de la Universidad, la joven de 24 años explica por qué no asistió a la manifestación de hace algunos días. “No habría cambiado las cosas. No somos como los griegos. No producimos un impacto”. Los estudiantes rumanos de hoy no son como los de 1989. Los políticos pueden concentrarse más en sus cuentas bancarias, sabiendo que su pueblo nunca comenzaría una ‘segunda revolución’, una expresión que un montón de manifestantes mencionaban. “El presidente y el gobierno saben que pueden hacer lo que quieran y no pagar por ello”, es el discurso que se oye en la calle. Cristi, estudiante de arquitectura de 22 años, fuma un cigarrillo tras otro mientras espera a una amiga después de la protesta. “El problema de Rumania es la mafia, que es el gobierno. Vienes de Bulgaria, ya deberías saberlo”, me dice en referencia a mi nacionalidad. “Otras mafias roban y matan, pero no dictan las leyes. El gobierno está tomando estas medidas porque no puede robar de otro lado.’

Soluciones alternativas 

Sin embargo, los rumanos sí hablan. Saben lo que está pasando en varios casos de corrupción. Por ejemplo, que desaparecieron misteriosamente elevadas sumas de los beneficios de una lucrativa compañía postal, que uno de los entrevistados define como “una vaca para ordeñar”. Luego está la compañía estadounidense Bechtel, que nunca finalizó la carretera por la que se le pagó y que pertenece a varios representantes del gobierno. “Los medios de comunicación apoyan al gobierno, la verdadera mafia es el gobierno y la gente espera que la Unión Europea haga algo para ayudarlos”, dice un estudiante que ha participado en la manifestación. La UE es un logro del país, no del primer ministro, pero aunque muchos la esperan, no llega ninguna ayuda. El control del gobierno sobre los medios y la falta de métodos de comunicación eficaces hunde más a la sociedad en una crisis de efecto dominó que no tiene fin: una que derriba los mosaicos económicos, políticos, sociales y culturales uno después del otro.

Irina, 23 años, trabaja para la ONG Facias, que se hizo eco del Fondo Monetario Internacional (FMI) al sugerir más impuestos para los ingresos más altos y bienes de lujo (yates, limusinas) e impuestos más bajos para alimentos e personas con menores ingresos. Rebajar el 25% del salario de un diputado no es lo mismo que rebajar el 25% del salario de un maestro. Con más control, se podrían recuperar miles de millones de la economía sumergida rumana, que parece estar formada por cigarrillos y alcohol. El turismo es otra pepita de oro olvidada. Si los rumanos no están protestando, ¿es porque están todos en la playa? “Este gobierno carece de preparación, calificaciones y experiencia y dice una cosa mientras hace otra”, se queja Irina. “Un gobierno compuesto por tecnócratas es la mejor opción para sacarnos de esta crisis. Los tecnócratas están especializados, tienen experiencia y tienen éxito en su área. Algunos de ellos enseñan y denuncian las acciones del gobierno; si se los reúne, pueden ser capaces de producir un cambio. Para cualquier problema siempre hay una solución, la cuestión está en la elección de la gente: si quiere seguir hablando o empezar a protestar”. 

Fotografía: principal, jóvenes en Bucarest©wealldo/ protesta en la universidad ©Em and Ernie/ ambas en Flickr/ vídeo: ©nocommenttv/ Youtube

Story by

Translated from Protests in Bucharest: Romanians, 'not like Greeks'