El pasado miércoles 1 de agosto, el cielo de Copenhague se llenó de lluvia, truenos y relámpagos, interrumpiendo uno de los veranos daneses más cálidos y soleados de la historia de la ciudad. Pese a los designios meteorológicos, muchas mujeres salieron a las calles del barrio multicultural de Nørrebro para protestar contra una ley, aprobada recientemente, que prohíbe que las musulmanas usen burkas y nicabs. Líderes de la organización que convocó la manifestación, Kvinder i Dialog (Mujeres para el diálogo), adeptos, vecinos... todos juntos decidieron brindar su apoyo en una jornada de movilización contra el Gobierno danés. Su mensaje era claro: "Estamos en contra de esta prohibición".
Pocas mujeres musulmanas aceptaron dar entrevistas. Las multas por llevar velo oscilan entre 1.000 y 10.000 coronas danesas (€ 134 - € 1.341) y aunque depende de la policía determinar si un rostro cubierto viola o no la prohibición, en esta ocasión no se multó a nadie. Las manifestaciones en contra de la medida pueden usarlo en el marco de la libertad de expresión. Varios oficiales de policía, hombres y mujeres, bloquearon el tráfico con calma y guiaron la marcha por Mimersgade hacia la estación Bellahøj. Cientos de manifestantes protestaron sin miedo miedo contra una prohibición que consideran que "oprime" su libertad y sus derechos.