Pristina se abre al mundo
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Fernando Navarro SordoLos jóvenes kosovares optan por la moda y la música para despabilar su capital y acercarse a Europa. En la radio o en las aulas de la Escuela de Artes, las ideas fluyen para una ciudad en metamorfosis.
Durante la guerra, en Kosovo, la cadena de radio Kontakt trató de rresucitar su identidad en el ruedo de su mayor ciudad: Pristina. Un contacto, une urbanidad, que habían implosionado durante la crisis entre Serbios y Albaneses. “Al recorda resta vieja ciudad y su ritmo de vida, deberíamos animar a quienes se ignoran en la calle a reanudar sus contactos”. Era la carta abierta de Zvonko Tarle, el fundador de esta modesta cadena, destinada al ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic. De nada sirvió. Esta cadena de radio multiétnica tuvo que cerra al cabo de diez días de emisión en 1998.
Folk FM
Hoy, Pristina vive a un ritmo nuevo, alrededor de los Prishtinali, sus habitantes. Una nueva cadena de radio digital empezó sus emisiones en 1999 redefiniendo su cariz urbanita de posguerra: “Me sentía tonto cuando regresé, ¡y eso que estábamos supercontentos de volver a vernos!”, explica Dardan Islami, de 34 años, co-fundador de Urban FM y de una macrodiscoteca, el Spray Club, situada a unos kilómetros de la ciudad.
Su capital, antes 100% serbia, pero vaciada durante la guerra, acaba de ser repoblada con no menos de 200.000 nuevos habitantes llegados de las zonas rurales. “Han cambiado el equilibrio que habíamos encontrado”, lamenta Islami, con voz de padrino de la mafia. “Hemos perdido nuestra identidad en un sólo día cuando llegaron con su música folclórica y sus costumbres tan distintas a las nuestras.”
Urban FM ha logrado, en cambio, encontrar su nicho con su poquito de rock y su música electrónica no comercial. El 90% de las piezas difundidas provienen de Londres, gracias a Islami y su antigua vida noctámbula, cuando había sido elegido en el Top 5 de los barmans del oeste londinense, en 2006.
“Subirse a nuestro estilo alternativo, en vivo, ha sido difícil”, rememora. Basta con repasar el paisaje mediático de la época para comprenderlo: apenas una radio pública y otras pocas principiantes. Seis meses, una antena y un transmisor más tarde, Urban FM sale del pelotón y empieza a marcar distancias.
A partir del 11 de septiembre de 2001, la joven cadena traduce las noticias directamente llegadas de CNN a la masa de oídos ávido de actualidad. En 2002, se embarcó, con varios DJ, en el “tren del amor” junto a los refugiados en las fronteras con Serbia y Macedonia. Con 200.000 oyentes en 2004, su equipo logra notoriedad nacional en 2006, cubriendo ya el 70% del territorio kosovar. Hoy, el equipo se compone de once personas, con una edad media de 23 años.
Al encuentro de los Pristhinali
Desde fuera del edificio se perciben las luces de los teléfonos móviles en el apartamento desde el que emite Urban FM. El programa en directo, uno de los cinco diarios que se programan, ha sido anulado por culpa de un apagón. El presentador y el miembro de un programa europeo de juventud, Barth Shkreli, de 23 años, así como DJ Strella, nos guían hasta el piso a la luz de una vela. Una enorme pecera separa el zaguán de la sala de grabaciones. Por la ventana, las colinas asoman sus siluetas en la oscuridad.
Los DJ se convierten enseguida en mis cicerones en la noche de Pristina. Una suerte para la niña mimada occidental que escribe estas líneas. Nada de planos de la ciudad. No existen. Jhum, de 25 años, me dice que, si existiera uno, nunca se le ocurriría recomendar a los turistas el bar Tusks en el bulevar Madre Teresa. Un establecimiento del que es copropietario y en el que recibe a los de los pueblos que se acercan a la ciudad. En otro local, el DJ me presenta, entre bromas, a “la hija del presidente”. Rea, lahija de Veton Surroi, el líder de Ora, un partido político más. De hecho me informan que Dardan Islamu acaba de abandonar Urban FM para trabajar en el Ora.
Jóvenes electores
En un local de narguiles, adentrada la noche, sus colegas se mofan por ser el número de su candidato a las elecciones el 69. Su partido, Ora, fue el menos votado de las elecciones locales el pasado 17 de noviembre. Sin embargo, un informe de las Naciones Unidas indicaba que el 81,4% de los jóvenes se había acercado a las urnas.
Por eso, Islami quiere encarnar la voz de la juventud en el espectro político. El 21% de la población tiene entre 15 y 25 años, y más del 50% es menor de 25. “Piense en la edad que tenían todos hace ocho años. Nacieron en un estado de urgencia, han vivido la guerra en la adolescencia, han vivido en campos de refugiados y han regresado en 1999. ¡Unos chicos simpáticos para la época que les ha tocado vivir! La mayoría son estudiantes. Tienen buenos títulos y planes para trabajar. El 99% habla inglés, lo cual es extraordinario, pues pocos han vivido en el extranjero, observa Islami.
El 75% de los Kosovares usan Internet: “Son muy pro-occidentales”, prosigue Islami. “Se empapan de MTV y de pelis y se observa en ellos la influencia de la moda occidental”, recalca.
Moldear el presente
Enkeleida Shatri, de 32 años, ha venido a Kosovo tras la guerra de 2000. Gracias al dinero de su marido, médico. “Es difícil ser autónoma cuando se es mujer”, nos dice llevándonos a un rincón. Ella ha fundado un instituto de arte y moda que cumple ya tres años, y ha dado pie a la primera promoción de diseñadores.
Volcados hacia Europa, los estudiantes de último curso participarán en un intercambio en la primavera de 2008 por primera vez al Instituto Burgo de la moda de Milán. “El problema, continua esta ex aspirante al título de Miss Albania, son los estándares diferentes para nuestros 51 estudiantes.”
Valdrin Sahiti, un joven de Pristina en tercer año de formación, es el único hombre de su promoción. “Este año acogeremos a nuevos chicos”, anuncia al resto de la clase, encantada con la idea. Valdrin tiene 21 años y sonríe cuando le pregunto si su primer título en economía no será más razonable en una sociedad aún patriarcal: “El arte y la moda no son las prioridades de hoy, seguro. Pero tendremos buenas carreras, pues Kosovo no tiene muy buenos estilistas”, añade Enkeleida. “¿Por qué irse de aquí? No estamos tan lejos de la moda europea. No nos falta un Zara o un Mango. Todo el mundo mira la televisión. Tras la guerra esto era un páramo, no podemos tener una cultura ya enraizada en la moda”.”
Top model para un Estado Top
Dhurata Lipovica, de 19 años, espera a las puertas del salón de peluquería Fama, asomando su larga y fantasmagórica silueta en la calle sombría y lluviosa. Tras haber ganado un concurso y haber viajado a Nueva York para convertirse en la primera modelo Ford de enero de 2007, Dhurata ha preferido darle la prioridad a su familia, a sus estudios y a Kosovo. Tenía diez años cuando estalló la guerra y no votó en las últimas elecciones. No sabe si sentirse europea o no, pues es la “primera vez que alguien se lo pregunta”.
Cuando vivía en los EE UU, siempre debía hacer frente a la misma pregunta trampa y situar su país a sus interlocutores: “No podía decir que estaba cerca de Serbia. Y además nadie conoce Albania, pero todos saben situar a Italia, menos mal”.
El mundo de la moda se ve embridado por la moral conservadora, piensa esta joven. “Las modelos son las que dicen a los estilistas lo que tienen que hacer, por lo general. Necesitamos conferenciantes. Hay tanto potencial desaprovechado por aquí. No hay revistas de moda en Kosovo, ni hombres modelos. Debe ser aburrido para los chicos. Conozco a uno que se fue a Grecia: allí están mucho mejor pagados. A una amiga de 18 años le salió una oportunidad de oro en Italia, pero su padre no le dejó marchar. Aquí vives en casa de tus padres hasta los 25.”
Dhurata espera que los valores morales evolucionen y permitan a las modelos llevar bikinis durante las sesiones de fotografía, por ejemplo. “Si queremos estar al nivel de los europeos, debemos cambiar”. Recién matriculada en la universidad americana de Kosovo, Dhurata prevé terminar su tesis y su formación en los EE UU para abrir su propia agencia de modelos. “Si cambiamos las mentalidades, seremos un gran país, haremos de prístina otro Nueva York.”
Fotos: Xhoni Depo (bar ilegal e el estadio de fútbol de Pristina, muy de moda entre los habitantes de Pristina).
Miss Albania wannabe creó la Academia de Pristina con el apoyo de Fernando Burgo, el director del Instituto de la moda de Milán.
Dhurata Lipovica ha sido formada en Nueva York por el Kosovar Albanés y reconocido fotógrafo, Fadil Berisha (Nabeelah Shabbir)
Translated from 'Prishtinali': urban faces in a raw capital