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¡ Primero, un buen café !

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Después del federalismo, y más allá del funcionalismo. Si quieren una Europa democrática, reúnanse en el café babel.

El federalismo europeo ha muerto. La idea de una Europa política y democrática, lanzada en su forma más moderna por Altiero Spinelli en 1941, parece recibir menos apoyo ahora que en el pasado. Las grandes organizaciones que hicieron la historia del federalismo tienen ahora un papel segundario en el debate público; son las vestales del establishment bruselense, las pom pom girls de una misa triste y pomposa en honor del statu quo institucional europeo.

El funcionalismo, otra gran idea de Schuman, se ha agotado también. Segun el genial creador de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), la unión económica debía llevar progresivamente conforme al efecto acumulativo a la unión política. Cincuenta años después de la creación de esta institución, hay que reconocer que la integración política ha llegado a su fin. Después de la política comercial común, del mercado único y del euro, no queda nada más de económico que integrar en Europa. Pero la unión política es todavía una quimera. La democracia no existe en Bruselas: no hay ningún gobierno europeo responsable ante cualquier parlamento, y los Estados nacionales mantienen su soberanidad.

Entonces, con un movimiento federalista que se queda plantado y un funcionalismo económico que no tiene nada más que dar, ¿comó se puede democratizar la Unión europea? ¿Comó se puede integrar en la política lo que se queda todavía bien anclado en los campos de la diplomacia y de la tecnocracia?

Si queremos una UE realmente fuerte, tenemos que democratizarla.

Puede que la solución la tengamos simplemente en los labios. La democracia desde antigua Atenas hasta la sociedad de la información está basada en el dialogos, o sea en las palabras. Y una Torre de Babel como la UE de hoy nunca podrá transformarse en una polis si no se convierte, en primer lugar, en un café.

Somos los primeros que viven Europa

El problema de la diversidad linguística representa un obstáculo enorme a la circulación de las ideas. Y no hay democracia si no hay circulación de las ideas.

Se creó café babel por esta razón. La webrevista utiliza la rapidez y la accesibilidad de Internet para proponer un espacio de discusión público y gratuito, abierto a todas las orientaciones políticas y, sobre todo, plurilingüe. Es un espacio en el que no es necesario hablar inglés para ser un ciudadano europeo. Es un espacio donde se forjan ideas novadoras, proposiciones e invenciones políticas. Para mejorar a la Europa del mañana. Y criticar de manera constructiva la de hoy. Contra la ortodoxia del conservatismo. Sin complacencia. Y con la certeza de que si Europa se convierte en un verdadero espacio de debate, no será interesante sino apasionante, estimulante. Como la cafeína.

Porque Europa es una oportunidad. Y no es una casualidad si es nuestra generación la que se dio cuenta de eso. Somos los primeros que viven Europa de verás. Erasmus, la movilidad profesional, Internet y la enseñanza de los idiomas extranjeros lo muestran.

Si esta generación, la primera eurogeneración, decide participar, es para cambiar la Unión Europea. Para que se convierta en voz la idea de democracia continental que nos agita.

Hemos elegido un nuevo funcionalismo que discerne en la formula Internet + idiomas, el carbón y el acero modernos, los elementos decisivos que nos permiten progresar sobre el largo camino de la unión política. Antes de llevar a cabo el sueño de Spinelli, tomen un buen café. Reúnanse en el café babel. Esa será nuestra revolución mental, pacífica.

Translated from Prima un buon caffè