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Por una Internet libre y democrática

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La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información comienza hoy en Génova. La ocasión perfecta para colocar a la Democracia en el corazón del funcionamiento de Internet.

Se recalca desde hace diez años: Internet y las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) han trastornado el mundo. Las autopistas de la información permiten a cientos de millones de personas informarse en tiempo real, dialogar con el otro extremo del planeta. En resumen, encoger de un toque de varita mágica el tiempo y el espacio con la condición de tener los medios.

Esta revolución tecnológica (de la que algunos dicen que es la revolución industrial del siglo XXI) es el tema de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) que comienza hoy en Génova. Invitados por Naciones Unidas, representantes de países, de organizaciones internacionales, del mundo empresarial y de las ONGs, se reunirán para redactar juntos una declaración de principios y un plan de acción para los próximos años. Esta cumbre tiene dos objetivos principales: adoptar una definición común para lo que es y debería ser la sociedad de la información; y construir esta sociedad para todos.

Concentrada en la cuestión del abismo numérico y de los medios necesarios para conectar por cable los países del sur (con el fin de reducir la pobreza), la cumbre pasa de puntillas por la regulación de la sociedad de la información y más particularmente de Internet.

Deus ex-machina

Pocos internautas saben cómo funciona la red. En Europa, son numerosos aquéllos que piensan que Internet es un espacio de libertad total. Sin embargo, existen autoridades reguladoras. La ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers) se encarga también de atribuir los nombres de los dominios. Dispone pues de un poder de vida y de muerte sobre las páginas web. Y todavía está ligada orgánicamente al gobierno estadounidense. Por ejemplo, al comienzo del año, la ICANN decidió retirar los nombres de dominio a todos los sites iraquíes, bajo el pretexto de la inestabilidad del gobierno iraquí.

La ICANN es una entidad todopoderosa, que establece arbitrariamente sus criterios, y que no es responsable ante los internautas: éstos no pueden ni elegir ni deponer a los miembros de la ICANN. No está sometida más que al veto estadounidense. Si este nexo con los EEUU se comprende por el hecho de los orígenes de Internet, siendo ahora la red mundial, es momento de cortar el cordón. Una voluntad anunciada por la ICANN (1), pero lejos de ser realizada.

La circulación de la información está igualmente bajo la estrecha vigilancia de los gobiernos, como ha subrayado un reciente informe de Reporteros Sin Fronteras (2). En cuanto a Tunicia, donde se desarrollará la segunda vuelta de la CMSI, es tristemente célebre por su feroz represión en materia de libertad de expresión en Internet. Pero esa no es la prioridad de la CMSI.

Entonces ¿por qué no aprovechar la ocasión e inscribir en la agenda del CMSI el funcionamiento democrático de la red?

Internet necesita reglas para funcionar, pero es inaceptable que sean elaboradas únicamente por determinados países. ¡Consultemos directamente a los internautas! ¡Creemos un órgano de regulación situado bajo los auspicios de las Naciones Unidas, directamente responsable ante los internautas! La ICANN ya intentó tomar este laborioso camino hace algunos años, antes de renunciar. La democracia cuesta mucho tiempo y energía porque exige el respeto y la escucha. ¿Hay que preferir lo arbitrario?

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(1) Paul Twomey, presidente de la ICANN, afirma no trabajar para el gobierno estadounidense. Sin embargo, sin que la acción de la ICANN sea dictada por los EEUU, el hecho de que el gobierno estadounidense tenga derecho de voto en las actividades del ICANN es representativo.

Translated from Pour un Internet libre et démocratique !