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Por un Roland Garros económico: oda al “Visitante Vespertino”

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Lifestyle

No hay palabras que puedan ir mejor con la primavera parisina: templanza, regreso y Roland. Ya sea en casa o en el trabajo, no hay sonido más dulce que el de las pelotas golpeando la pista mientras disfrutas de tu té helado. Pero este año está decidido: el hombre que grita entre dos juegos serás tú.

Se acabó la tele, el asiento sudado: dirección "Porte d'Auteuil", el bronceado agrícola y los calambres en la nuca. Coraje en mano (porque eres más de Federer que de Nadal) y te lanzas, con un sólo objetivo: evitar el smash financiero. Tú, fan desesperado pero con poco dinero, eres el “visitante vespertino” del Roland-Garros.

“Visitante Vespertino”: la misma pasión con una entrada distinta

Como cualquier fan comprometido- poco importa el horizonte social-,  el fan del tenis tiene sus costumbres en Internet, y consultar la web oficial del Abierto de Francia forma parte de ellas. Primera decepción, la disponibilidad y la tarifa de las plazas. Y no se trata de un secreto para nadie, el número de visitantes es consecuente en un torneo de tal envergadura y el precio de las entradas para un día en las pistas principales se dispara rápidamente. Pero existe una alternativa, únicamente puesta en marcha durante la primera semana del torneo: el pase “Visitante Vespertino”.

Este pase, de precio imbatible, permite a su poseedor asistir a los partidos en las pistas que desee (gracias a un sabio cálculo de entradas y salidas del campo), a partir de las cinco de la tarde. Dicha entrada ofrece la ocasión de asistir al "Roland" sin sabotear el plan de "ahorro en casa". La elección se hace rápidamente en la mayoría de las ocasiones, que, en realidad, significa que la mayor parte del tiempo se renuncia a los partidos principales, a los grandes carteles. Pero al verdadero fan del tenis, al purista, le da igual, lo que quiere ver ante todo es el "blood'n'guts" del combate, ¡tripas, ratas y cerebro! Por lo tanto, no hay más dudas posibles. Tras el combate informático por conseguir los asientos, la lucha obligatoria contra la reventa, y la aceptación del riesgo que se corre con respecto al tiempo, el nuevo invitado ya está listo para ser coronado en la comunidad cerrada de los “Visitantes Vespertinos”.

Cruz y raqueta

Ser el “Visitante Vespertino” de Roland Garros se resume, ante todo, en el estado de ánimo. Se trata de demostrar una gran filosofía de vida que se acerca a la paz interior, ya que ser ”Visitante Vespertino” significa aceptar, y permanecer bloqueado durante algunas horas delante de las vallas, así como a hacer la cola, escuchando el clamor y el ruido aumentar por las pistas; es demostrar un autocontrol ante cualquier circunstancia, a pesar de ese calor abrasante, del humo de los cigarrillos de gente que está más estresada que tú y de los ladridos de los altavoces que bordean la fila de espera y que te dan una y otra vez la perpetua "bienvenida a Roland Garros".

Pero, por extraño que parezca, este momento no deja una impresión tan detestable. Al contrario. Sentados a pleno sol, a la sombra de los árboles que bordean el lugar, la muchedumbre se mezcla. Rodeados de compinches de cualquier horizonte, cada uno se encuentra discutiendo con su vecino de la cosa tenística. Hoy, gracias a Dios-Tecnología, podemos seguir en directo en el teléfono movil los partidos en pista. Las cabezas cuelgan hacia las pantallas, las informaciones se transmiten sucesivamente de boca a boca, e incluso se traducen a una, dos o tres lenguas. Una comunión tenística que haría llorar a los defensores más fervientes de la Europa de los pueblos.

Sentados a pleno sol, a la sombra de los árboles que bordean el lugar, la muchedumbre se mezcla

Aún así, la apertura del estadio es un momento bendito. El ancho, las maxi pelotas, las camisetas y otras gorras de recuerdo. En este instante, no existe nada más importante que el tenis.  Solo quedan las ganas de ver un partido, de aprovechar el hueco de tres o cuatro horas que está a punto de empezar. Pero aún queda lo más duro por hacer: la elección del partido que vamos a ver. En la búsqueda de lo sublime (el partido en cinco sets con la victoria asegurada bajo llave), el “Visitante Vespertino” hace hablar a su corazón y a su experiencia del mundo de la pelota amarilla. Jugador confirmado, nueva estrella creciente, antigua gloria, perfecto desconocido: la elección es amplia en esta primera semana. Elige tu pista,¡compañero! Y a menudo, la preferencia nacional prevalece sobre el resto. Un poco de chovinismo no puede hacer daño.

Al rojo vivo por las horas de cola, el “Visitante Vespertino” no necesita mucho tiempo para fundirse en el ambiente de los patios. Y hay que ser honesto: los patios anexos a Roland Garros son calderos en potencia. Tras algunos lanzamientos un poco fracasados, y algunos golpes luminosos por parte del jugador preferido, la máquina se embala. La proximidad con el jugador ayudante (o no...), el Visitante vespertino no deja su orgullo en el ropero del campo de la celebración. Él golpea como un solo hombre. ¡Pero qué hombre!

Nada como un buen gorro de papel

La ecuación es simple: vivir en algunas horas el equivalente a una jornada. Por ejemplo: al Visitador le cuesta comprender a la gente de su alrededor que se va de la pista. E incluso, si los elementos se desencadenan, viene siempre el momento en el que el “Visitador Vespertino” se felicita, donde intercambia una mirada con su compañero de hazañas, que le ha acompañado durante todas estas horas. Así que, con un placer infinito, se coloca bien al fondo de su asiento, con su sonrisa de oreja a oreja, demostrando a todos que en ese preciso instante, el rey de la pista, es él.

En el momento en el que la masa roja de rayos de sol abandona el lugar, el “Visitante Vespertino”, él mismo, aprovecha hasta el final del último partido, que le lleva hasta el final de la noche. Por respeto a los jugadores, pero también por desafío y sobre todo por envidia. Ya que él conoce el valor del mínimo minuto que habrá pasado en las pistas. Y además, bromas a parte, ¡había que aprovechar los quince euros!

Fotos: portada (cc) AndYaDontStop/flickr ; Texto : visitantes de tarde y con sombrero  © FFT para la página oficial de Roland Garros, le fan de tennis (cc) Eric "Clapton" Nelson/flickr

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Translated from Roland-Garros en classe-éco : ode au « Visiteur du soir »