Por un aire más limpio en Cracovia
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Elvira Sepúlveda DuránCracovia, la segunda ciudad más grande de Polonia, es uno de los principales centros turísticos del país gracias a sus fascinantes iglesias, museos y cafeterías. Ahora bien, también ostenta el poco halagador reconocimiento de ser una de las ciudades con más contaminación de Europa, una situación que podría cambiar gracias a una iniciativa ciudadana que busca combatir la contaminación atmosférica.
Con el objetivo en mente de ver cómo es el aire contaminado, mis compañeros de Cafébabel y yo ascendemos a la cima de la colina Krakus (Kopiec Krakusa), una de las cuatro colinas que dominan Cracovia, sin respirar muy profundamente. Aquí podemos ver cómo, a pesar de las bajas temperaturas y el cielo nublado, muchos cracovianos prefieren pasar la mañana del sábado en este lugar, lejos del centro de una ciudad abarrotada de turistas, y cómo los corredores ascienden la colina desafiando al frío con camisetas sin mangas y pantalones cortos.
Enclavada en un valle y rodeada de colinas, la segunda ciudad más grande de Polonia es también una de las ciudades con más contaminación de Europa debido a las condiciones climáticas que presenta, como la falta de viento, que favorecen que los niveles de contaminación superen la norma. Conozco estos datos gracias a Smok-Smog, una nueva app para móviles que se encarga de determinar la calidad del aire en Cracovia. Con todo, y a pesar de esta información, desde la cima de una ladera de unos 200 metros de altura, la niebla que envuelve la ciudad no parece nociva.
Según asegura Kamil, estudiante en esta ciudad, tanto cracovianos como extranjeros son conscientes que el aire que respiran es perjudicial, dado que los colegas de profesión no cracovianos de la madre de Kamil, -cantante de ópera- siempre le preguntan cómo es capaz de cantar allí si ellos sienten que su capacidad pulmonar disminuye justo después del segundo ensayo.
Al tiempo que Ewa me explicaba que la contaminación atmosférica puede provocar graves problemas en la salud física y mental de los ciudadanos e incluso inducirlos al suicidio, me mostró unos folletos en polaco repletos de gráficos y dibujos, gracias a los que deduje que la contaminación también puede estar relacionada con numerosas enfermedades, tales como el cáncer de pulmón o los problemas cardíacos. Conocí a Ewa Lutomska y a Magda Kozlowska en una cafetería del centro de la ciudad llamada In de revolutionibus, nombre apropiado dado que el movimiento dedicado a luchar por mejorar la calidad del aire de la ciudad al que ambas pertenecen, Krakow Smog Alarm (Krakowski Alarm Smogowy), revolucionó la lucha a favor del aire limpio en Cracovia. Dicho movimiento fue creado en diciembre de 2010 por Ewa y dos amigos suyos, Andrzej y Ania, al que más tarde se unieron Magda y Jabuk, por lo que el grupo cuenta ahora con 5 miembros procedentes de distintos contextos sociales, de ahí que no se consideren ecologistas, sino ''ciudadanos normales y corrientes preocupados por la contaminación atmosférica''. Hoy, Ewa le ha cedido la mayor parte del discurso a Magda y solo la ha interrumpido en un par de ocasiones; las dos parecen frágiles y aparentan la mitad de su edad, pero cuando evocan su causa, sus voces se hacen más fuertes y apasionadas.
En diciembre de 2012 se inició en Internet la batalla por el aire limpio mediante la creación de una página en Facebook, a la que poco después le siguió una petición online. Así fue cómo se organizó la primera manifestación en la que participaron 300 cracovianos con máscaras de gas. Durante el desarrollo de la misma, a nivel nacional se estaba debatiendo un programa basado en cómo mejor la calidad del aire y que estipulaba que se prohibiera el uso doméstico de combustibles sólidos. Mientras Ewa me contaba estos acontecimientos, me enseño varios folletos con coloridos gráficos que mostraban que, durante el invierno, la mayor parte de la contaminación proviene de las estufas domésticas tradicionales que funcionan a base de carbón, y que solo una pequeña parte se debe a los gases emitidos por el tráfico y las fábricas. De hecho, las familias cracovianas no solo utilizan carbón como combustible para sus estufas domésticas, sino también basura, botellas, plástico y ''hasta pañales usados'', lo que está prohibido.
MARCHA FÚNEBRE POR EL AIRE LIMPIO
La clase de contaminación que importa es PM10 ya que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, mientras que el valor límite es de 20 μg/m3, las estaciones que controlan la calidad del aire de Cracovia miden alrededor de 60 μg/m. Es más, durante el invierno, la estación de las estufas, las temperaturas bajan hasta los -30 grados centígrados y la contaminación atmosférica sobrepasa los niveles permitidos, como ocurrió el invierno pasado, en el que el PM10 rondaba los 300μg/m3.
Este movimiento ha sido el estímulo que los cracovianos necesitaban para actuar ya que, de no haber sido por los ciudadanos y sus pulmones llenos de aire contaminado, la iniciativa del grupo para mejorar la calidad del aire de la ciudad nunca habría tenido éxito. De hecho, dos claros ejemplos de la participación ciudadana han sido un proyecto basado en enviar spams con el que se consiguió que las autoridades locales recibieran 2.500 en una sola noche, y la marcha fúnebre por el aire limpio organizada en noviembre de 2013 que reunió a 2.000 protestantes vestidos de negro y con un ataúd con la que se consiguió que, un mes después, se aprobara la ley que prohibía el uso doméstico de combustibles sólidos.
HORA DEL CAMBIO
Al día siguiente, tomé el autobús 502 hacia Nowa Huta, prototipo de la ciudad soviética perfecta y que ahora es el barrio situado más al este de Cracovia, donde, en un ayuntamiento situado entre varios bloques residenciales, las autoridades locales abrieron un punto de información para cualquier duda relacionada con el recambio de los aparatos de la calefacción. A pesar de que cuando llegué no había nadie haciendo cola, Ewa Olszowska, directora del Departamento de Protección del Medio Ambiente, me aseguró que reciben muchas llamadas debido a que la gente está interesada en su mayor parte en cómo conseguir por cambiar su calefacción.
No solo eso, las autoridades ya han destinado fondos regionales y nacionales para la ecología y así garantizar casi el 100% de los subsidios para reemplazar las estufas domésticas y de los subsidios adicionales para que las familias más pobres pueden pagar la factura de la luz. Estas estufas tradicionales deben cambiarse antes del 1 de septiembre de 2018 cuando la prohibición entre en vigor y, a quienes no lo hagan, se les multará y concederá un plazo adicional para que cambien sus sistemas de calefacción. Por desgracia, la lucha no acaba aquí dado que, como me explicó Ewa, su próximo objetivo es conseguir alejar las emisiones de los automóviles de la ciudad, para lo que hay que desviar el tráfico a las autopistas, promover el uso del transporte público y el estacionamiento fuera del centro de la ciudad y regular los semáforos para asegurar que la fluidez del tráfico.
Ya de vuelta en la cafetería, Ewa y Magda me contaron que su lucha no había terminado y que, aunque estaban felices por lo que habían conseguido hasta el momento, no solo tenían la intención de estar atentos a cómo las autoridades aplicaban las nuevas medidas, sino que también quieren sensibilizar a otras regiones polacas sobre el problema de la contaminación. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Y por qué no sensibilizar al resto de países de esta realidad? Krakow Smog Alert ya se ha convertido en una especie de marca, según han afirmado sus miembros entre risas, por lo tanto ¿por qué no exportarla al resto del mundo?
Este reportaje forma parte de la edición cracoviana del proyecto de EUtopia: Time to Vote. El proyecto está cofinanciado por la Comisión Europea, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, la Fundación Hippocrène y la Fundación de Charles Leopold Mayer.
Translated from Fighting For Clean Air In Krakow