Polonia y la silenciosa deriva del Estado de Derecho
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El Gobierno polaco está limitando el poder del Tribunal Constitucional y la capacidad informativa de los medios públicos. Sin embargo, estas medidas enmudecen en una comunidad internacional a la que solo le preocupa Donald Trump y el Brexit.
Enciendes la televisión y ves un excéntrico Donald Trump que tuitea y enfada a medio mundo con cada declaración. Luego, casi con seguridad, aparecerá Theresa May y un nuevo enfrentamiento con las instituciones europeas. Las declaraciones de estos líderes provocan que medio planeta se eche las manos a la cabeza, pero mientras miramos a Estados Unidos y a Reino Unido nos olvidamos de lo que está ocurriendo en Europa del Este.
En Polonia se está sufriendo una deriva autoritaria del Gobierno y las medidas están pasando desapercibidas para una mayoría de los ciudadanos europeos –no digamos ya del resto del mundo-. Quizá porque la noticia no genera titulares tan jugosos como los que se le pueden dedicar a May o a Trump. Es evidente que está siendo una cobertura mediática pobre y superficial y que se está haciendo poco caso al debilitamiento de las instituciones democráticas en Polonia.
Esta opinión también la defienden algunos polacos, como Jakub Wawrzonkowski, un joven de 25 años licenciado en Administración por la Universidad de Gdansk y afincado en Sevilla desde hace unos meses. Según él se le está prestando muy poca atención a todo lo que está sucediendo en su país natal desde hace meses. Lo cierto es que, a pesar del silencio, el Gobierno de Ley y Justicia (PiS) presidido por Beata Szydlo y dirigido en las sombras por el ex primer ministro, Jaroslaw Kackzyński, ha virado hacia unas leyes que ponen en peligro la Democracia polaca.
Conquistar a las clases medias
Hace unos cuatro años que Wawrzonkowski dejó Polonia. Sin embargo, toda su familia continúa vivendo allí. "Creo que la mayoría absoluta del PiS es lo peor que le podía pasar a Polonia", afirma rotundamente en relación al fuerte apoyo con que cuenta el partido en el Gobierno entre la sociedad polaca. En este mismo sentido asegura que personalmente no lo entiende, aunque lo achaca a la buena conexión existente entre PiS y la iglesia católica, así como al envejencimiento del país, dos factores que, según subraya, han logrado que se imponga el sector más conservador en Polonia. De hecho, no es este el único factor que ha provocado que el apoyo al partido de Szydlo haya crecido de manera casi ininterrumpida desde 2001.
PiS se ha ganado a las clases medias que, en algunos casos, habían votado en comicios anteriores a Plataforma Cívica -partido al que pertenece el actual presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk- con medidas como los subsidios familiares del programa 500+, mediante el cual se otorga una ayuda mensual de 500 zloty (115 euros) por hijo a todas las familias a partir del segundo vástago. Medidas como esta han logrado que algunos polacos no tengan demasiado en cuenta la ideología radical del partido en el Gobierno y no muestren un excesivo rechazo ante algunas de las medidas más controvertidas aprobadas por PiS desde que logró ganar las elecciones en 2015 con una amplia mayoría absoluta.
Ataques a la justicia y a los medios públicos
Pocos meses después de que CiS – próximo a la ideología ultraconservadora – llegara al Gobierno se puso en marcha la primera norma, una ley que diluye la línea de la separación de poderes y que afecta al Tribunal Constitucional (TC). Solo a modo de anécdota, la reforma suprime el párrafo en el que se hacía alusión a la independencia del TC respecto del poder político. En la práctica, la medida supone una limitación de las competencias de los jueces del TC, modifica su sistema de votación y complica la adopción de determinadas sentencias, ya que se exigen unos niveles de consenso entre los magistrados que en la práctica resultan demasiado elevados.
Esta norma puesta en marcha por PiS ha sido justificada por parte del actual Gobierno por el nombramiento incorrecto de algunos magistrados en la anterior legislatura. Justo antes de las elecciones, que se saldaron con la victoria del partido de Kaczynski, fueron nombrados por el Gobierno anterior cinco jueces. Dos de ellos, según el propio TC, fueron escogidos de manera errónea. Sin embargo, el Ejecutivo de Szydlo, no se ha limitado a corregir el nombramiento de los dos jueces mencionados sino que, en base a la reforma, se ha sustituido a los cinco jueces nombrados por el anterior Gobierno. Lo cual ha permitido al Gobierno nombrar a cinco jueces de su elección que le aseguran la capacidad de bloquear las sentencias que pudieran dictarse en contra de la actuación gubernamental.
Pero aún hay más. Si la reforma del TC se producía en el mes de diciembre del pasado 2015, solo un mes después llegaba una nueva reforma del Ejecutivo polaco. En esta ocasión el dardo iba dirigido a los medios de comunicación públicos, a los que se les considera "entidades de la cultura nacional" y los pone bajo la batuta del Ministerio de Cultura, que será el encargado de designar a los consejos de administración.
Según Wawrzonkowski lo único que está consiguiendo el Gobierno polaco de PiS con sus medidas y con su discurso es dividir a los polacos y mostrar una imagen de Polonia que no se corresponde con la realidad. "El propio Kaczynski ha formado dos grupos y ha asegurado que aquellos que están en su contra son los peores, personalmente, me incluyo en ese grupo y estoy muy orgulloso de ello", asegura con rotundidad mientras habla sobre el partido en el gobierno con bastante severidad y un más que aparente rechazo.
Por su parte, la Comisión Europea (CE) ya ha mostrado su preocupación por estas medidas. De hecho, ya ha puesto en marcha el procedimiento para la protección del Estado de Derecho en Europa aprobado en 2014. Con ello la CE ha formulado diferentes informes y estudios para constatar la situación en el país y ha emitido una serie de recomendaciones al Gobierno para que modifique su conducta. La respuesta de Polonia ha sido contundente: ha hecho caso omiso a la institución de la UE garante de velar por el cumplimiento de los Tratados –en ellos se establece que todos los Estados miembros deben respetar el Estado de Derecho-.
Aplicar el artículo siete
Con todo ello, si la situación persiste en Europa y el Gobierno polaco sigue adelante con este tipo de medidas, la CE podrá poner en marcha la aplicación del artículo siete del Tratado de la Unión Europea –algo que no ha sucedido nunca- e imponer a Polonia una serie de sanciones que en última instancia pondrían suponer la pérdida del voto en el Consejo Europeo. Una medida que podría servir como precedente para penalizar la deriva autoritaria de otros gobiernos europeos como, por ejemplo, el húngaro y que podría poner de manifiesto que para ser miembro del club europeo no es suficiente con cumplir con los límites de déficit y de deuda.
Wawrzonkowski lo tiene bastante claro en este sentido: "Creo que la UE debería aplicar el artículo siete e imponer sanciones a Polonia, porque de otra forma no conseguirá que el Gobierno modifique sus reformas". También destaca que los polacos deben demostrar que tienen políticos como Tusk de los que sentirse orgullosos, y no solamente personas que causan rechazo en la UE, como es el caso de algunos de los representantes de PiS. En cuanto al futuro de su país en la UE, en caso de que PiS no cambiase de actitud y se aplicasen los castigos previstos en el Tratado, el joven polaco resalta que su país "necesita un gobierno que recupere los daños hechos por el PiS y que cambie la opinión del resto de Estados miembros".
Pero si todo ello sucede y finalmente Polonia es sancionada probablemente no nos enteremos porque estaremos demasiado entretenidos leyendo el último tuit de Trump.