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Polonia: Solidaridad da la espalda a 1989

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n- ost

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Default profile picture Macarena Burgos

Sociedad

En 1989 el sindicato Solidaridad contribuyó a la revolución democrática en Polonia. Ahora las celebraciones del vigésimo aniversario podrían quedar canceladas por protestas sindicalistas

¡Neumáticos ardiendo, los manifestantes cogen piedras en las calles y las tiran, los policías responden con palos. Estado de excepción en Gdansk. Esto no es una película histórica, sino una posible descripción del vigésimo aniversario de la revolución pacífica. Porque, el mismo día que políticos de toda Europa quieren celebrar en la ciudad polaca del Báltico la revolución democrática de 1989, los sindicatos polacos planean una manifestación contra el gobierno.

Con ella, los sindicatos, y entre ellos también el mayor sindicato polaco, el legendario Solidarnosc (Solidaridad), quieren manifestarse contra el desmantelamiento de los astilleros en Polonia. Una paradoja, ya que la celebración pretende conmemorar el 4 de junio de 1989, el día de las primeras elecciones democráticas en Polonia. Entonces, Solidaridad contribuyó a aquel éxito de forma significativa.

Democracia en Varsovia antes que en Berlín y Praga

El gobierno polaco tiene ganas de demostrar a toda Europa que la revolución democrática empezó en este país mucho antes de que en Berlín cayera el muro y de que en Praga se produjera la Revolución de terciopelo. Por ello, en Polonia se han programado grandes actos por el vigésimo aniversario, entre ellos el encuentro en Gdansk. Gdansk, a través de Solidaridad, Lech Walesa y los astilleros, constituye el símbolo del movimiento de liberación en Polonia. Por ello, es precisamente en ese lugar, la puerta de entrada del astillero de Gdansk, donde se va a celebrar la conmemoración internacional. Los jefes de Estado de todos los países que vivieron en 1989 el cambio radical estarán allí, entre ellos también Vaclav Havel y Angela Merkel.

Pero ahora las celebraciones están en peligro. Los sindicatos han anunciado una manifestación masiva para el día de la celebración en Gdansk, una protesta contra el desmantelamiento de los astilleros en Polonia. Hace unos meses, la UE decidió que la ayuda financiera que el gobierno polaco lleva años otorgando a los astilleros infringe la legislación de la UE. El Estado tiene que apoyar a los astilleros y financiar las deudas. La competencia más barata de Asia, las gestiones fallidas con la UE de los gobiernos que se han sucedido en Polonia y las tecnologías obsoletas han expulsado a los astilleros polacos de la competencia.

Hoy en día, los costes de producción de los barcos en Polonia son superiores a los precios de venta. El gobierno ha permitido esta situación durante años. El motivo era el miedo a las consecuencias de una decisión de gran alcance. La Comisión de la UE hizo presión sobre el gobierno. Por ello, hay que vender los astilleros de Gdynia y Stettin, para poder reembolsar la deuda. Esta es una parte de le necesaria reestructuración.

Política anti polaca

Sin embargo, no es así como lo ven los sindicalistas de Solidaridad. Le echan en cara al gobierno el practicar una política anti polaca. Los sindicalistas argumentan que cuando los gobiernos alemán y francés subvencionaron sus astilleros, Varsovia también tendría que haber actuado de forma más férrea. En lugar de eso, Varsovia está llevando a cabo una política que contradice los ideales de aquel movimiento de liberación de Solidaridad.

La manifestación del 4 de junio no es la primera protesta de los sindicatos. Hace dos semanas, en las celebraciones de la entrada de Polonia en la UE, se produjeron disturbios en Varsovia. Los sindicatos se manifestaron ante el Congreso, donde en ese momento se reunían los partidos europeos. La manifestación acabó con violencia y golpes, y muchos policías y manifestantes resultaron heridos. Posteriormente, el lunes, los sindicalistas del ala radical Solidaridad 80 ocuparon varias oficinas de la Plataforma Cívica (partido del Gobierno) en toda Polonia. La policía tuvo que desalojar las oficinas.

Sería una decisión dramática, dijo el jefe del Gobierno Donald Tusk en Varsovia, pero en caso de que los sindicatos no retiren sus amenazas, el gobierno cancelará las celebraciones en Gdansk. "No voy a poner en riesgo el prestigio de Polonia", afirmó Tusk. Los sindicalistas habían anunciado que en Gdansk "se podía producir un derramamiento de sangre". Los políticos, incluidos los de la oposición, están horrorizados.

Elecciones europeas contra Solidaridad

"Queremos conmemorar el éxito de Polonia en el paso pacífico del comunismo a la democracia", afirmó Pawel Adamowicz, alcalde de Gdansk. Sería un verdadero patinazo de calado internacional por parte de Polonia y supondría la pérdida de una oportunidad importante para resaltar el papel de Polonia en la democratización de Europa oriental. No se trata tanto de los astilleros como de "algunos intereses políticos con motivo de las elecciones europeas", afirma Slawomir Nitras, delegado de la Plataforma Cívica y candidato al Parlamento Europeo.

Los héroes de aquellos acontecimientos también hacen un llamamiento a la razón pero, a pesar de ello, los sindicalistas se mantienen inflexibles. "La cuestión está zanjada", indicó el Presidente de Solidaridad, Karol Guzikiewicz, el 5 de mayo en el astillero de Gdansk. Según él, el Gobierno es el responsable de esta situación. Sin embargo, cada vez menos polacos quieren seguir financiando el símbolo de las protestas de 1989, el astillero de Gdansk, con sus impuestos. Por ello, los sindicalistas apenas encuentran apoyo a sus protestas más allá del astillero.

La autora de este texto, Agnieszka Hreczuk, es miembro de la red alemana de periodistasn-ost.

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Translated from Solidarnosc kehrt 1989 den Rücken