Polonia, mon amour
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francisco silvaTodos los sufrimientos que Polonia ha soportado a través de siglos enteros han obligado a muchos de sus ciudadanos a partir al exilio, engendrando una verdadera diáspora polifacética e influyente.
En Saint-Gilles, barrio popular multietnico en los suburbios de la estación de tren de Bruxelles-Midi, se exhiben todavía las decoraciones luminosas de la pasada navidad. Allí, las calles que suben y bajan, brillan y parpadean en el frío invernal. Mala Polska, antiguo videoclub polaco reconvertido en tienda de productos de consumo del este, es la manifestación de la presencia eslava y del complicado pasado político y económico polaco. Sobre los acordes melancólicos de una canción popular de Andrzej Piaseczny, la propietaria de este negocio, Ewa Boratynska, explica en un francés nítido adornado con un ligero acento, que ella llegó a Bruselas para pasar las vacaciones de verano hace quince años. Desde entonces, ha tenido hijos y nunca más abandonó la capital belga. Sin embargo, Ewa dice pertenecer a la comunidad polaca tan presente en los suburbios: "Hoy por hoy, los polacos instalados aquí sólo piensan en trabajar y ganar dinero".
Polonia
El termino "diáspora" proviene del griego "diaspeirein" (diseminar) y define a una comunidad de emigrantes cuyo número sobrepasa al de la población residente en el territorio de origen. Según Stéphane Dufoix, profesor de la Universidad de Paris X (Nanterre), la noción de "diáspora" a principios del siglo XX tenía una fuerte connotación religiosa -sobretodo judía-, pero esta se ha ido secularizando poco a poco.
La diáspora polaca, bautizada como Polonia (haciendo referencia a las raices latinas de la misma palabra en Castellano, "Polonia") aparece en el siglo XVIII, cuando esta república fue anexionada a tres potencias: Rusia, Austria y Prusia. Fue así como muchos polacos abandonaron el país, un fenómeno que se repetiría trágicamente entre 1795 y 1850, período en el cual este territorio fue borrado del mapa o invadido. Durante estas ocupaciones, Polonia supo tejer muchas redes de información, de recepción y de apoyo con sus residentes, emigrantes o refugiados. Por otra parte, se estima que el número total de polacos viviendo en el extranjero oscila entre 14 y 17 millones, de los cuales de 6 a 10 millones residen en los Estados Unidos. Alemania por su parte acoge a cerca de 1,5 millones de polacos; Brasil y Francia, a 1 millón cada uno. Lentamente, la nebulosa polaca se ha ido organizando, convirtiéndose en una fuerza política y económica importante en los países de recepción, así como también en su territorio nacional.
En 1992, fue gracias a la presión de los polacos exiliados en el Reino Unido que los visados de tránsito entre estos dos países fueron suprimidos. El Papa Juan Pablo II, probablemente uno de los más célebres expatriados polacos, jugó un rol decisivo en la llegada al poder del sindicato Solidarnosc frente al régimen comunista soviético. Por otra parte, si es cierto que hoy en día la estación de radio conservadora ultra católica Radio Maryja goza de tanto poder, es por el apoyo de la diáspora polaca. Según el diario polaco Gazeta Wyborcza, "Radio Maryja ha sido la verdadera ganadora de las pasadas elecciones legislativas y presidenciales" en noviembre de 2005.
¿Nueva Europa y nueva diáspora?
Ágata, una joven polaca que trabaja en la Comision Europea, nos recuerda, sin embargo, que la desaparición de una amenaza exterior -encarnada anteriormente por el comunismo- le ha sustraído a la diáspora polaca su principal razón de ser. Para Marcin Gasiulk, asistente del eurodiputado polaco y antiguo disidente político Bronislaw Germek, "se pueden distinguir diferentes tipos de diásporas en función de la diversidad de las olas de inmigración". Opinión compartida por Magda, estudiante en Bruselas, quien considera que la fuga de cerebros que afecta actualmente a Polonia contribuye a la aparición de una nueva generación de exiliados. Piotr, analista político en Varsovia prefiere relativizar: Polonia no sufre una "hemorragia", sino más bien una "circulación" de sus cerebros. La mayoría de los jóvenes polacos que emigran se integran muy bien en el país de recepción. No obstante, desean mantener un lazo estrecho con Polonia. Irlanda, que hoy en día acoge a 120.000 polacos sobre un total de 4 millones de habitantes, corre el riesgo de ser marcada por la huella cultural y sociológica de estos inmigrantes del este en movimiento perpetuo.
Con la apertura de las fronteras en Europa y la universalización de los intercambios, la diáspora polaca ha sido una herramienta formidable de influencia económica, cultural o política dentro de la Unión Europea. Sin embargo, frente a las evoluciones del continente, esta Polonia en búsqueda de una nueva identidad debe superar nuevos desafíos: su fuga de cerebros, el aumento del desempleo o el euroescepticismo en progreso. A partir del ascenso a la presidencia de Lech Kaczynski, conservador y anti europeo virulento, varios observadores temen que "Polonia corra el riesgo de un aislamiento en Europa". Apostemos por que Polonia pueda desmentir esta profecía.
Translated from Pologne, mon amour