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Política en Chequia: el teatro del absurdo

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Política

Campaña electoral a puñetazos, empate en el parlamento, salvación gracias al Presidente: en los últimos meses hemos asistido a una verdadera tragicomedia política en Chequia.

Por fin todo acabó. El 4 de septiembre, el presidente checo Václav Klaus designó primer ministro a su compañero de partido Mírek Topolánek, del partido conservador ODS. Topolánek presidirá un gobierno minoritario, que tendrá que cuestionarse, como muy tarde el 4 de octubre, su credibilidad ante el parlamento. “Deseo, que el gobierno gane la confianza y que emprenda ciertos pasos que nuestro país necesita tras los muchos años de gobierno ineficaz”, declaró solemnemente Topolánek durante su investidura. Pero Jií Paroubek, ex Primer Ministro social-demócrata y nuevo líder de la oposición, aseguró: “¡Puede dar por hecho que no recibirá un solo voto de nuestros diputados!”.

Por el momento todo indica, que el teatro político de los últimos meses va continuar.

Puñetazos ante las cámaras

Se levanta el telón en la primavera de 2006 para dar paso al primer acto: la campaña electoral comienza. Los dos adversarios, el Primer Ministro Paroubek y el hombre del ODS, Topolánek, se lanzan barro el uno al otro y gritan “¡Justicia! ¡Futuro! ¡Esperanza! ¡Miente!”. En el punto álgido de la batalla el Ministro de Sanidad recibe una sonora bofetada de uno de sus rivales. Al Ministro no le hace ninguna gracia y empieza una batalla campal ante las cámaras. Todo el país grita de pavor.

Segundo acto, tras las elecciones parlamentarias del 4 de junio: 100 escaños van al bloque de las izquierdas, constituido por socialdemócratas y comunistas de línea dura, y los otros 100 escaños van a los partidos conservadores, los demócratas cristianos y los Verdes. Los checos se frotan los ojos sorprendidos: este empate es de lo más improbable. Además, ¿En qué país ganan todavía los comunistas casi cada quinto voto con un programa de 1980? ¿Y en qué país del antiguo bloque soviético llegan los Verdes al Parlamento?

Cenagosa campaña electoral

Es el momento de difíciles negociaciones sobre el escenario. Una profunda y cenagosa zanja, la campaña electoral, atraviesa el país. A la izquierda Paroubek, de morros. Detrás de él, en el fuera de juego político, la columna de los comunistas, veteranos endurecidos en la guerra mundial.

En la orilla derecha Topolánek habla largo y tendido con el líder de los verdes, Martin Bursik, y el demócrata cristiano Miroslav Kalousek. Su idea: “Constituimos un gobierno tripartito. Introducimos el impuesto único, hacemos un poco de protección del medio ambiente y ayudamos a los granjeros.” Sólo una cosa es segura: queda terminantemente prohibido que los comunistas entren en juego. Todo depende ahora del apoyo de los socialdemócratas. Pero el todavía Primer Ministro Paroubek se hace el sueco. A principios de agosto, a Bursik la situación se le hace insoportable y tira la toalla: “Ya no participo más. Nunca conseguiremos la mayoría”.

Paroubek tampoco la tiene. Porque aparte de sus socialdemócratas nadie quiere saber nada de los comunistas. ¿Construirá un puente y le dará la mano a Topolánek? No. En lugar de eso esboza una sonrisa irónica y maliciosa y llama al demócrata cristiano Kalousek en secreto: “Si no estáis con nosotros, habrá elecciones de nuevo. Y quién sabe si para entonces obtendréis un solo voto…”

Deus ex machina

En ese preciso instante, el honrado Christ Kalousek pierde su confianza en Dios, es presa del miedo y cruza a la orilla izquierda. Se presenta ante el pasmado público checo: “El país necesita un gobierno. Nosotros, los cristiano-demócratas, nos sacrificamos. Nos unimos a los comunistas.” Poco después será echado de su partido.

El tercer acto comienza hacia finales de agosto: Topolánek y Paroubek no se ponen de acuerdo. Se revuelve más basura y el país corre el riesgo de hundirse en ella. Finalmente, el presidente Václav Klaus cual deus ex machina desciende flotando sobre su nube hasta el escenario político: “Pero niños, tranquilizaos de una vez. Lo hacemos al pim pam pum fuera. Primero nombraré Primer Ministro a Topolánek y si no consigue la mayoría, Paroubek será Primer Ministro de nuevo, y luego Topolánek otra vez. Este juego lo jugamos hasta la primavera de 2007. Y aquel que para entonces todavía se interese en la política, podrá votar de nuevo. Hasta entonces nadie aquí decidirá nada. Y yo hago la representación. Si todo esto no sirve de nada, vuelvo a sacar a Václav Havel al escenario y lo nombro bufón de mi corte.” Todo el país grita de pavor.

¿Como terminará el drama político checo? Nadie lo sabe. Sólo una cosa es segura: to be continued.

Translated from Tschechien: Absurdes Polittheater