Plan Juncker: una nueva solución para el desempleo en Europa
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Europa necesita un impulso definitivo que reactive la producción y la inversión. La Comisión Juncker considera que la economía es la pieza maestra capaz de traer de vuelta la confianza en Bruselas.
Si algo ha demostrado la crisis económica es que el acervo comunitario no es tan sólido como se creía. La identidad europea ha visto sacudido su cimiento: el bienestar económico. Si la economía europea no circula, nos encontramos en un laberinto en el que la única salida es el resurgimiento del euroescepticismo. Una fuerza que hasta 2008 parecía dormida, sobre todo en España, un país de clara vocación europeísta.
Europa necesita un impulso que haga al ciudadano creer en el proyecto europeo. Es hora de más Europa, una más unida y fuerte que pueda regenerar los cimientos sobre los que se sustenta la identidad europea. Es el momento de una Europa más unida y más fuerte que sea capaz de resurgir con más fuerza de las espesas cenizas que ha dejado la crisis económica.
El dinero no llega a la economía real
Hay dinero pero no se emplea. Ante este problema Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Comisión Europea, se marcó como objetivo al inicio de su mandato reactivar la economía. Así nace el Plan de Inversiones para Europa, más conocido como Plan Juncker, que promete poner de nuevo en funcionamiento la economía circular europea generando hasta 315.000 millones de euros de inversión y hasta 3 millones de puestos de trabajo en un periodo de tres años. Dinero que se conseguirá con la puesta en marcha de proyectos, privados o públicos, que se financiarán por el Fondo de Inversiones Estratégicas para Europa. Fondo conformado con aportaciones de organismos públicos y privados que quieran sacar rédito a su inversión . Además, las PYMES que generan el 85% de los puestos de trabajo, serán las grandes beneficiadas de la segunda parte del Plan, en la que se contempla la financiación de empresas para que inviertan en proyectos con vocación de futuro.
La confianza en Bruselas es la clave
La gran pregunta es ¿cómo se conseguirá movilizar tal cantidad de dinero? Y la respuesta de Juncker ha sido clara, contundente y sencilla: con confianza. La confianza es la incógnita de una ecuación que permitirá que cada euro invertido en los proyectos del Plan Juncker se multiplique por 15. El problema reside en la generación de dicha confianza, esa misma que la crisis ha arrebatado del vocabulario del ciudadano europeo que ha visto su vida sumida a las decisiones de Bruselas.
Se trata de un proceso de multiplicación de la inversión inicial totalmente controlado y planificado en el que no hay lugar a la improvisación. Cada euro invertido, ya sea por empresas públicas o por empresas privadas, está respaldado por la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones. El Plan Juncker asume todo el riesgo de la inversión realizada, asegurando que el inversor nunca pierda el capital invertido. Es decir, todo funciona gracias a una cadena en la que la pieza de unión es la confianza que unirá a las instituciones europeas con empresas, organismos públicos, gobiernos comunitarios y extracomunitarios y, finalmente, el ciudadano, el gran benefactor del Plan de Inversiones para Europa.
Andalucía quiere liderar la renovación sectorial
Hasta el momento, el Plan Juncker movilizará en España 2.5 billones de euros y creará 5.500 puestos de trabajo. Los proyectos de momento confirmados en España incluyen la creacion de infraestructuras de gas, el acceso a las infraestructuras de transporte, el uso más eficiente de la energía y el desarrollo de avances médicos como el Alzheimer forman parte de los hasta ahora 7 proyectos que se benefician del Fondo del Plan, cuyo más importante hito será la mejora indiscutible de la vida del ciudadano europeo.
Motivos más que de peso por los que Andalucía necesita creer en este proyecto que abrirá las puertas a la renovación de sectores estratégicos y punteros. Andalucía quiere reinventar su posición competitiva financiando con 13.000 millones de euros del Plan la puesta en funcionamiento de un corredor de mercancías y conectar el Puerto de Algeciras con el de Bobadilla. Peticiones que, hasta el momento, han sido ignoradas por el Gobierno. Una situación preocupante si se tiene en cuenta que la inversión se recuperaría con creces y, lo más importante, aliviaría de forma notable el desempleo en la comunidad.
Innovación para acabar con el desempleo
Ahora es el momento de tender de nuevo la mano a Bruselas, de confiar en ella, de ayudarla a generar en el inversor esa sensación de seguridad y solvencia de la que nadie dudaba antes de la crisis. Hay que invertir en Europa y para Europa, entendiendo que los proyectos que financia el Plan Juncker revertirán de forma directa en la mejora de la economía, de anunciar al ciudadano que Bruselas es algo más que decisiones políticas ajenas a la vida del ciudadano, que Bruselas quiere que los Estados Miembros y las regiones se reinventen tras la crisis. Es el momento de apostar por una economía que devuelva el orgullo que la crisis ha arrebatado a la identidad europea. Y qué mejor forma que reinventarla desde el impulso regional de las políticas europeas.