Piratas a la vista
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Los recientes ataques a buques españoles y franceses ponen de relieve la inseguridad de la actividad marítima. La UE se enfrenta a un desafío que pondrá a prueba su capacidad para crear una política que proteja la seguridad común.
El pasado 20 de abril el barco español Playa del Bakio fue secuestrado mientras se encontraba faenando en aguas próximas a Somalia. Durante una semana estuvo retenido por piratas hasta que, el 26 de abril, fue liberado gracias a las gestiones del gobierno español. Este no es un hecho aislado y se une a los múltiples ataques que han sufrido barcos en esta zona. Sin ir más lejos, el cuatro de abril, el yate francés Ponant fue también atacado y secuestrado por piratas en el golfo de Aden lo que provocó una intervención militar por parte del ejecutivo francés.
Estos hechos no se limitan a Estados europeos. El lunes 23 de abril, un buque de guerra alemán llamado Emden se vio obligado a intervenir en socorro de un petrolero japonés, el Takayama, atacado por piratas cerca de las costas somalíes.
Los piratas cambian el parche por el GPS
La piratería no es un fenómeno del pasado. La imagen del pirata como un pícaro cazatesoros que ha entrado en la mitología gracias a cuentos y películas choca con la realidad. El pirata moderno utiliza tecnología GPS, lanchas rápidas y armamento de última generación para sus ataques. Mercenarios, desertores, excombatientes de la guerra de los Balcanes y toda suerte de aventureros integran las milicias pirata.
La Oficina Marítima Internacional (IMO) ha contabilizado 263 actos de piratería en 2007. Según su director, Pottengal Mukundan, los ataques son cada vez más numerosos y violentos, con piratas mejor entrenados y equipados. Además, precisa que esta cifra está rebajada para no crear el pánico entre armadores. Aún así, son alarmantes los más de 3.200 marinos tomados como rehenes, 500 heridos y 160 asesinados durante la última década, según datos del gobierno francés.
La inestabilidad política es el caldo de cultivo
Los ataques se concentran en zonas como Somalia, el estrecho de Malaca el océano Índico y Caribe. Zonas marítimas bordeadas por países poco desarrollados, sin Estado de derecho fuerte y políticamente inestables, que son caldo de cultivo para los piratas.
Lagunas legales, debilidad e incapacidad de algunos Estados para actuar, desinterés en unos casos e incluso tolerancia en otros, son los factores que explican la situación. Ante este escenario, se ha abierto un debate en la comunidad internacional, sobre todo en la UE, sobre la protección de la actividad marítima.
Dentro de la UE, ya existe una propuesta en el Parlamento para modificar el actual reglamento relativo a la protección de los buques y las instalaciones portuarias. La propuesta proviene del grupo parlamentario Los Verdes - Alianza Libre Europea y solicita la incorporación de acuerdos internacionales (Tratados SUA) como parte del ordenamiento comunitario, lo que permitiría a la UE intervenir de una manera efectiva contra actos de piratería como el secuestro del buque español Playa de Bakio en aguas de Somalia, según cuenta Mikel Irujo miembro del grupo Verdes/ALE.
Los llamados tratados SUA, complementarios del Código Internacional de Protección de Buques y de Instalaciones Portuarias (PBIP) instrumentan medidas prácticas para mejorar la seguridad del transporte marítimo internacional y de los puertos frente a la actividad terrorista. Además, extienden sustancialmente la lista de delitos punibles por los tratados e incluyen nuevas reglas para el abordaje justificado de buques por parte de las autoridades, acción que resulta de vital importancia para interceptar actividades terroristas o de piratería en el mar.
Consenso contra la piratería en la UE
Respecto a la propuesta francesa y estadounidense para crear una patrulla internacional anti-piratería dentro de la ONU, Irujo considera que este tipo de propuestas “debería ser una idea consensuada primero en la UE antes de lanzarla a Naciones Unidas”, y demanda “mucha cautela, porque ya hemos visto en muchas ocasiones como se aprovechan este tipo de intervenciones militares para la consecución de fines nada loables”.
El impacto mediático de los secuestros de los buques españoles y franceses muestra la preocupación que se ha creado en la sociedad europea, lo que ha generado ciertas expectativas de una actuación en materia de seguridad común de la UE, que requerirá la coordinación de las políticas de Seguridad Común y Asuntos Exteriores.
La primera versión de este artículo fue publicada el 8 de mayo de 2008