Piques Este-Oeste por Eurovisión
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Isaac Risco Rodríguez¿Cómo ganar el Festival de Eurovisión? Con los votos de los estados del este seguro que no. Basta con soltar pasta a raudales, por lo menos hasta las semifinales.
Austria no cede. ¿Volverá ese horrible tsunami de votos de Europa del Este a arrasar con todo delante de los millones de perplejos telespectadores en 2008, en la 53º edición del festival de la canción europea? La hipótesis surgió el año pasado, cuando el suizo DJ Bobo – que cabalgaba entonces sobre el éxito de su Chihuahua – quedó al margen ya en la fase previa. El bailarín alemán Roger Cicero quedó en el puesto 19 y los primeros diez lugares correspondían, casi en exclusiva, a países del este. “Serbia, Ucrania, Rusia”. En 2007, el Este demostró quiénes eran los mandamases musicales en Europa. Por eso, Austria se ha puesto la careta de niño resentido este año: ¡Basta de bromas pesadas! ¡Nos retiramos!
En noviembre pasado la cadena pública de televisión austriaca ORF había anunciado que no enviaría “ningún talento más a un campo de entrenamiento político”, con decisiones ya amañadas de antemano en el Este. El golpe surtió efecto, incluso a pesar de que, según cálculos de la prensa europea, Serbia se habría hecho con el triunfo aun sin los votos de los países del bloque oriental. De inmediato, antiguos ganadores, competidores actuales y los medios culturales de Europa pusieron el grito en el cielo, porque, supuestamente, los países del Este estarían haciendo un trueque con los votos. Pero tanto los chicos del rock duro finlandeses de Lordi, ganadores en 2006, como Ucrania y Serbia, las dos únicas naciones del Este que han podido hasta ahora hacerse con el premio, son prueba de lo contrario. Quizá en 2006 se dio una conspiración nórdica… O puede que las malas lenguas europeas no dejen de malmeter con sus intencionadas teorías sobre el Este y el Oeste… “Un poco de paz, un poco de alegría...” Mensaje ade la canción de Nicole, la única ganadora alemana en 1982, a tener en cuenta en estos tiempos revueltos.
Para la Unión Europea de Radiodifusión (EBU), organizadora de Eurovisión desde 1956, eso también son tonterías. El organismo ha usado esta polémica para cortar por lo sano con las antiguas reglas del festival: este año habrá dos semifinales en Belgrado, además de un jurado especial.
Con este panorama revuelto, no falta la polémica. Este año Francia canta en inglés – esa lengua bárbara- con el irreverente Sébastien Tellier. Alemania presenta a las No Angels -versión barata las Spicegirls- y España al hazmerreír Rodolfo Chikilicuatre, mientras que representando a Gran Bretaña estará el cantante soul Andy Abraham, todos clasificados de forma automática para la final... Y no necesariamente por su música apoteósica. ¿Lo han adivinado ya? Francia, España, Alemania y Gran Bretaña son los países que más aportes financieros hacen al circo musical europeo y, por tanto, merecedores de un puesto en la final de la competición. El país ganador del año anterior, en este caso Serbia, también tiene asegurado un lugar. Cada grupo de semifinales está formado por nueve países, elegidos de forma tradicional, es decir, mediante el voto telefónico. Entre los dos países que ocupen el puesto diez en los dos grupos, el jurado elige a un (des-)afortunado más que accederá a la final. Y ya, ahí tienen ustedes, 25 naciones en la pugna por el trono musical europeo.
Ese es el nuevo sistema con el que los organizadores quieren evitar el supuesto contubernio de los países del antiguo bloque oriental. Argumentos como que los candidatos del Este innovan más en su música o que, en contra de la general americanización de hoy en día, presentan trabajos más folclóricos, muy populares en los países vecinos, han sido ignorados. El lema de 2008 también podría ser, como diría el escritor Erich Maria Remarque, “sin novedad en el Este”. Por Rusia y Bielorusia compiten dos dobles casi idénticos de Enrique Iglesias – Dima Bilan y Ruslan Alanho– y Polonia ha decidido enviar a Belgrado a la exuberante rubia de bote Isis Gee. Todos con canciones en inglés, desde luego. Quizá la abstención de Austria no sea una opción tan descabellada, ni el hecho de que un país triunfador por excelencia como Irlanda haya decidido enviar a su bufón favorito (¡no es broma! Se trata de verdad de Dustin, el pavo) con el sugerente título “Irlanda douze pointe” (“Irlanda, doce puntos”) a las tablas. ¡Que viva el Festival de la Eurocoña!
Translated from Eurovision: (Auch) im Osten nichts Neues