Picasso, el europeo
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Es la exposición que bate todos los records. Aquella de la que todo el mundo habla. The place to be, dirían nuestros vecinos ingleses. Basta con ver la locura que se desató el pasado 8 de octubre, día de la inauguración, cuando la multitud se dirigió hacia las puertas del Grand Palais bajo el objetivo de las cámaras de televisión.
Por su importancia, por su coste y por la concentración de obras maestras que genera, esta exposición merece que se le dediquen unas palabras... También porque, a su manera, “Picasso y sus maestros” es una excelente ocasión para celebrar Europa.
Las cifras hacen que cualquier conservador de museo se muera de envidia: 210 obras repartidas en 3 galerías de prestigio (el Grand Palais, el Louvre y el museo de Orsay), un valor aproximado de cerca de 2 millones de euros y un seguro de 790.000 euros. Un coste total de 4,5 millones de euros... Y lo mejor de los grandes maestros reunidos en torno a Picasso. Entre ellos, El Greco, Velázquez, Goya, Zurbarán, Poussin, Le Nain, Chardin, David, Ingres, Delacroix, Manet, Courbet, Lautrec, Degas, Cézanne, Renoir, Gauguin, Dounaier Rousseau, Titien, Cranach, Rembrandt, Van Gogh... Una lista de “invitados” que, francamente, da vértigo. Pasear por las salas del Grand Palais da la fabulosa impresión, tanto para el neófito como para el aficionado, de asistir a lo mejor de la pintura.
La intención: mostrar al gran público la forma en que Picasso interpretó las obras maestras de sus colegas. Y, si ya es verdaderamente impresionante prestar atención a estas exposición por estas cifras fantasiosas, más interesante y original resulta aún verla con una mirada europea...
Una logística desmedida
La organización de esta exposición ha puesto en liza a profesionales procedentes de todos los rincones de Europa. Los responsables del acontecimiento han tenido que negociar arduamente en algunas ocasiones con sus homólogos europeos.
Además, las colecciones privadas, que son más de sesenta museos franceses y extranjeros, han cedido a la hora de prestar sus obras. Si bien el museo Picasso de París es el principal proveedor de la operación, otros centros, mucho más alejados de la capital francesa, también han aceptado.
He aquí algunos ejemplos. El museo Kunsthalle de Hamburgo, que durante mucho tiempo había eludido la posibilidad de separarse de la Nana de Manet, ha cedido finalmente. El museo del Prado, en Madrid, ha permitido que la Maja Desnuda de Goya pueda disfrutarse en otros lugares. La National Gallery de Londres ha prestado 11 cuadros, mientras que el museo Picasso de Barcelona 21 obras, de las cuales una notable parte son variaciones de Las Meninas de Velázquez...Sin embargo, el original del pintor sevillano no se ha movido del Prado.
En efecto, a pesar de la voluntad de los organizadores, algunas obras no han podido emprender el viaje, ya que están celosamente guardadas por sus conservadores. Así, un autorretrato de Van Gogh, especialmente apreciado por Picasso, no ha abandonado el museo Van Gogh de Amsterdam...
La dispersión de sus obras muestra también hasta qué punto Picasso, a través de su vida y su obra, fue un ciudadano europeo adelantado a su época.
Picasso, europeo precoz
Pablo Picasso, cuyo nombre completo es Pablo Ruiz Blasco y Picasso, de padre español y madre de origen italiano, nace en Málaga (España) en 1881. Durante su juventud, viaja por España gracias al afecto de su profesor y de sus primeros coqueteos artísticos: La Coruña, Madrid, Barcelona...
En 1900, pone rumbo a París con Casagemas, un amigo que conoció en una cafetería de la Barcelona bohemia. Se instala en Montmartre y comienza así a frecuentar la flor y nata artística francesa. Como consecuencia de la muerte de Casagemas, Picasso comienza su inspiración “azul”, impregnada de pena y dolor, entre Madrid, Barcelona y París.
A esta etapa le sucede el periodo “rosa”, mucho más alegre y que le llevará sobre todo a Schoolrl (Holanda), donde pinta Las tres holandesas.
A partir de 1911, decide descubrir Francia. Comienza por Céret, localidad de la Cataluña francesa, donde se le unirán algunos de sus amigos, entre ellos, el cubista Braque.
La Gran Guerra abre un nuevo horizonte a sus viajes europeos y, en 1916, parte a Roma con Jean Cocteau. Allí conoce a Diaghilev, quien colabora con él para realizar Ballets rusos...
Picasso continúa mitigando su sed viajera visitando Nápoles y Pompeya antes de regresar a París. Retoma su descubrimiento de la provincia francesa pintando Las bañistas en Biarritz. En mayo de 1919, abre un paréntesis inglés trabajando sobre un ballet en Londres. Sin embargo, vuelve rápidamente al sur de Francia: Saint-Raphaël, Juan-les-Pins, Biarritz... E intenta transmitir su gusto por Europa a su familia, llevando a su mujer a su hijo a España. De este viaje saldrán una serie de pinturas, dibujos y grabados sobre corridas de toros.
En 1936, Pablo Picasso es nombrado director honorífico del museo del Prado (Madrid), aunque estalla la Guerra Civil española: es la época del Guernica. Meses más tarde, se instala en Mougins, en la región de Cannes.
En los años 40, Pablo Picasso continúa su gira por Francia: Royan, Niza (donde visita a Matisse), Ménerbes (Vaucluse), Golfo-Juan, Vallauris...
Después completa su ruta de viajes europeos en Wroclaw (Polonia), con motivo de un congreso por la paz.
A principios de los años 70, las obras de Picasso comienzan a exponerse en numerosos lugares: París, Avignon, Barcelona...
El pintor fallece el 8 de abril de 1973 y, de acuerdo con sus últimos deseos, es enterrado en el parque de su castillo de Vauvenargues, propiedad que había comprado algunos años antes a su muerte. Lejos de su país natal, pero en consonancia con su ideal de incansable viajero europeo.
El homenaje de toda Europa
Tras su fallecimiento, los europeos no se han equivocado: acuden en masa para admirar la exposición, abierta al público hasta el 2 de febrero de 2009.
Ana, morena y alegre barcelonesa, explica que “regresaría más de una vez para volver a ver estos cuadros...¡porque no me dejan! Su acompañante asiente, antes de añadir en un francés casi perfecto, que “sólo París podía acoger una cantidad de obras tan bellas... ¡El joyero está a la altura de sus joyas!”
Alrededor de las salas y de los pasillos tenemos la impresión de que hay tantas nacionalidades diferentes como visitantes... Un “¡Georgeus!” (espléndido, en inglés) surge de un rincón de la última sala, donde se expone La Maja Desnuda, de Goya y las variaciones que Picasso hizo de ellas. Ruth, una británica de cincuenta años, no ha podido reprimir su emoción delante de esta obra maestra.
Un último detalle, y de talla: si deseamos ver esta exposición a través del primas europeo, existe una audioguía disponible en los 23 idiomas oficiales de la Unión Europea.
En un momento en que ciertos europeos están aún buscándose, Picasso les hace un bien tremendo, reuniendo a los amantes de su arte delante de sus lienzos.
Autor: Thomas Poupeau
Traductor: Alfonso C. Cobo Espejo
▪ Fuentes sobe la vida y la obra de Picasso
www.centrepompidou.fr
www.wikipedia.fr
▪ Sobre la exposición « Picasso y los maestros »
« Picasso, Goya, Manet : le troc de l’année », Philippe Dagen, Le Monde, 5 de octubre 2008
▪ Información :
En el Grand Palais : Picasso y los maestros, hasta el 2 de febrero 2009;
En el Louvre : Picasso/Delacroix, las mujeres de Argelia, hasta el 2 de febrero 2009;
En el museo de Orsay: Picasso/Manet, Le Déjeuner sur l'herbe, hasta el 1 de febrero 2009.
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