Peter Von Poehl: “No tengo mucho espíritu iPod: la música debe compartirse”
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susana martínez vergaraPeter Von Poehl, de 33 años y nombre de aristócrata, es un cantante sueco, autor de un conocido album de reciente aparición: Going to where the tea-trees are.
Rubio y guapo, Peter Von Poehl parece un vikingo errante en el Viejo Continente, con cierto aire de fragilidad. De adolescencia austriaca, abuelo ruso y raíces polacas, este sueco que canta en inglés reside entre Berlín y Malmö. Su música, empolvada con notas algodonadas y letras que maúllan, manifiesta un nuevo género: el pop cocooning. En 1998 Von Poehl aterriza en París, provisto de una beca de la Comunidad Europea y de una diplomatura en Musicología. En periodo de prácticas en los pasillos del sello musical Tricatel, una discográfica independiente con acentos muy swinging sixties, descubre la vanguardia musical del país de los galos. Alternativa y muy desfasada. Tras algunas colaboraciones con Bertrand Burgalat, fundador de Tricatel, el corrosivo escritor Michel Houellebecq o el grupo AS Dragon, Von Poehl se emancipa: acaba de crear su propio sello en Berlín junto al austriaco Florian Horwath y ha producido el último álbum de Vincent Delerm, Les piqûres d’araignées (“Picaduras de araña”).
Su perfil y trayectoria son más bien cosmopolitas: ¿Se siente sueco o europeo?
Yo sigo siendo sueco ante todo aunque no me faltan complejos de mi país natal. Mantengo con Suecia una relación curiosa: no vivo allí pero voy todos los meses, lo conozco bien pero me resulta extraño. Aunque todos los textos de mi álbum hablan de viajar, no me gusta demasiado. He intentado recrear un ambiente nórdico en mi disco incluyendo coros del Ejército de Salvación, armonio o cantos tradicionales navideños suecos. Echo de menos mi país pero fuera me siento como en casa. En general, me gusta cuando las cosas y la gente no son homogéneos.
¿Sus melodías son bastante envolventes, incluso alucinantes. ¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?
Empecé en una escuela de música en Londres puesto que había una formación de musicología en la facultad, pero nunca había sido alguien que escuchase mucha música: mis amigos conocían un montón de grupos, y comparado con ellos yo era un crío acomplejado. Componer música no tiene porqué significar escribir buenas canciones. A menudo me sucede que escucho un “nuevo disco genial” que resulta haber salido hace tiempo. Como trabajo mucho con otros artistas, conservo más bien una actitud relajada: no conozco todo y siempre me alegra descubrir cosas nuevas. Mezclar, robar influencias, prefiero ser abierto.
¿Por qué una carrera en solitario?
Hace cuatro años, cuando tenía ahorrado algo de dinero, grabé varias canciones en estudio, pero no veía mucha relación entre los títulos para sacar un disco. Hay tantos álbumes buenos que si tus melodías no tienen coherencia entre ellas, no tiene ningún sentido. Entonces me propuse trabajar para otros cantantes aunque yo no estuviera satisfecho. Una vez en Berlín, me tuve que obligar: nada de salir de mi piso hasta que no grabara mi álbum. Hoy me doy cuenta que tocar solo es un lujo y que soy un verdadero privilegiado por poder actuar en concierto. Y aunque me gusten los arreglos de estudio, me encanta el escenario. No poseo el espíritu iPod, la música debe compartirse.
¿Cuál es su visión de la Unión Europea?
Sé hablar de mis canciones pero no de política. Sin embargo supongo que el tema de Europa es algo que me afecta puesto que obtuve la beca de la Comunidad Europea para venir a Francia en 1998. Además mi padre alemán se refugió durante la guerra, de lo cual no hace tanto tiempo. Por lo tanto no puedo olvidar la razón de pertenecer a la Comunidad Europea aunque la forma de construirla no sea la ideal. El Tratado de Niza, por ejemplo, es bastante chapuza. Si el proyecto europeo sigue evolucionando, no creo que lo que tengamos ahora corresponda a lo que la gente desea. Hace falta un objetivo común para que la gente no pierda el interés por sus vecinos.
Peter Von Poehl: Going to where the tea-trees are (Tôt ou Tard), sale a la venta el 30 de marzo en Alemania y Austria (Herzog Records)
En concierto en Inglaterra, en Suiza, en el Festival de Montreux y en Bénicassim. Fechas aquí
VÍDEOCLIP: THE STORY OF THE IMPOSSIBLE
Translated from Peter von Poehl : « Je n’ai pas l’esprit iPod »