Periodismo y poder: enclave mediático ruso en Estrasburgo
Published on
Translation by:
Paula Muñoz LópezPoco antes de las elecciones presidenciales en Rusia, el periodismo progubernamental celebraba su primer Congreso Internacional de Medios Rusos en Estrasburgo entre el 20 y el 22 de febrero. Una mascarada tan costosa como inútil.
El 20 de febrero, en la plaza del Palacio de la Música y Congresos de Estrasburgo (PMC) reinaba la tranquilidad. Según las estimaciones de la organización del primer Congreso Internacional de Periodistas de Rusia, se preveía la asistencia de un elevado número de profesionales de la comunicación de todas las nacionalidades. Nada más entrar en el edificio, a pesar de ser simbólica, la presencia de periodistas es mucho menor de lo que se esperaba. Los allí congregados, entre los que podemos encontrar a azafatas rubias con acento ruso y complexión fuerte, una minoría visible de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), un sacerdote ortodoxo o un muftí, apenas alcanzan la centena.
El Congreso se presentaba ambicioso: tres días de conferencias que bajo el título “El Cuarto Poder” trataban temas tan variados como urgentes. Según Reporteros sin Fronteras, Rusia se encuentra en los últimos puestos de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Entre los temas a tratar se incluían la corrupción de los medios de comunicación, la censura, el trato a las minorías y religiones o la imagen exterior de Rusia.
Leer el dossier especial dedicado a las elecciones rusas en cafebabel.com
“Venir aquí es comprometerse”. A pesar de las buenas intenciones y de contar con la presencia de la flor y la nata de la prensa rusa- oficial, de oposición y europea- , la agencia de información Mirj, organizadora del acontecimiento, no se esconde. De “agencia de información” este holding ruso no posee más que el nombre. Esta sociedad tiene tras de sí una “comunidad mediática” compuesta por 3. 500 empresas de prensa, según los datos facilitados por Marina Mayakova, directora de la Mirj. “Dependemos de iniciativas privadas, pero no pertenecemos a nadie, ni al Estado, ni a ningún oligarca comprometido”. Queda decir que en la propia Mirj muestran abiertamente su apoyo al primer ministro y candidato a la presidencia, Vladimir Putin. “Si el gobierno quiere financiarnos, no vamos a negarnos”, acaba por sentenciar.
Declaraciones grotescas
El programa oficial del congreso, enviado con antelación para atraer al público, anunciaba la participación de renombrados profesionales del sector , como el redactor jefe de la Novaya Gazeta, el periódico para el que trabajaba la periodista rusa Anna Politkovskaia, asesinada en 2006 en Moscú. El primer día del congreso, solo estaban confirmados los representantes de los medios de comunicación de masas rusos próximos al poder. También había excepciones, como Alexandre Sevastianov, conocido nacionalista y antisemita.
La veintena de conferencias que estaban programadas, ofrecidas en ruso y sin tiempo de descanso, trataron muy por encima los temas que se habían prometido. La temática versó en torno a la corrupción sin que en ningún momento se tratase la problemática de la censura oficial que padecen los periodistas de la oposición. El presidente de la sesión, Igor Panarine, dejó claro que aquel no era el lugar para debatir. Resulta gracioso escuchar esto de este periodista moscovita quien dos días más tarde explicaría que no hubo ningún avión que se estrellase en el Pentágono.
Sin embargo, las declaraciones grotescas a lo largo de estos tres días no provocaron ningún escándalo e incluso hay que felicitarse por ello. Dos periodistas franceses, Gilles Arnaud y Guillaume Tastet, se desplazaron desde Normandía y, según explican, “apreciamos la libertad de expresión. Abordamos todos los temas, sin tabúes. En Francia nos gusta dar lecciones de periodismo, pero tenemos mucho que aprender de ellos”.
Medio cruasán, medio millón
Plazos demasiado cortos, falta de organización o la inminencia del escrutinio presidencial eran algunas de las excusas para explicar la ausencia de participantes rusos. Sabemos que la Mirj ha desembolsado un presupuesto colosal para rematar la organización de estas tres jornadas de congreso (500. 000 euros, según Marina Mayakova). Pero la respuesta a la situación es aún más clara cuando preguntamos a los pocos periodistas rusos allí presentes. “A los periodistas de la oposición no les interesa este acontecimiento porque sabían lo que se iban a encontrar”, explica Polina Myakinchenko, una joven periodista rusa corresponsal en París. Según Nikita Aronov, del semanal ruso Mir Novostei, “este tipo de jornadas son muy frecuentes en Rusia. No me sorprende que en esta ocasión los ponentes sigan la misma línea que en las anteriores”. Antes de que las dos partes se pongan de acuerdo, “¿de qué sirve venir a Estrasburgo si no es para unos días de vacaciones o para blanquear dinero?”.
Sea lo que sea, parece que el medio millón de euros destinados a surtir a los participantes de las jornadas con bollería, zumo de naranja y café no han calmado a Marina Mayakova, quien se felicita por estos tres días de “charlas” y que tiene previsto comenzar a organizar el próximo congreso que, una vez más, tendrá lugar en Estrasburgo. Hará falta más de una voz y varios cruasanes para que participen periodistas de verdad.
Fotos: portada (cc) Guillermo Salinas/flickr ; congreso © Jérémie Maire, micro (cc) ralphbijker/flickr Vídeo : (cc) euronewses/YouTube
Translated from Journalisme : enclave médiatique russe à Strasbourg