Pecas
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Pedro PicónAdornada con sus colores estivales, la piel revela a veces manchas que, a pesar de su sencillez, levantan polémicas
A menudo malditas por aquellos que las llevan, las pecas no son solo manchas en la piel. Más presentes en los pelirrojos, han tenido desde hace mucho tiempo una mala reputación entre los supersticiosos, como portadoras de desgracias (o por lo menos como un raro tributo). La literatura así lo demuestra: el poeta americano E. E. Cummings, por ejemplo, escribía “if freckles were lovely…” (“si las pecas tuvieran encanto…”) En cuanto su compañero italiano, Giovanni Varga, describía a Rosso Malpelo, el infeliz y vengativo protagonista de su novela como un hombre con "el rostro manchado por las pecas” ("il visaccio imbrattato di lentiggini").
Estas corrientes anti-pecas también se sentía en Francia donde, ya de entrada, comprobamos que el nombre para estas concentraciones de melanina es taches, literalmente, manchas. Los alemanes son, como acostumbran, más pragmáticos y ven florecer las Sommersprossen (pecas, literalmente lo que crece en verano) con los primeros rayos del sol estival. Por su parte, los españoles tienen pecas, palabra inspirada en el verbo picar… ¿A golpe de pico?
Por suerte, no todos los europeos temen a estas marcas coloreadas. Algunos las asocian incluso con la cocina. Por ejemplo, los polacos hablan de piegi y dicen que los que las tienen están cubiertos de pepitas de chocolate (piegus ). En Italia, otra metáfora culinaria habla de lentiggini , derivado del latín lens, lentis y que significa lenteja, en toda su sencillez.
Translated from Rosso Malpelo… per le lentiggini?