Panini: el mito sigue vivo
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Marina Gonzalez VayaCuando Europa goza entre sus recuerdos futboleros de infancia, no piensa tanto en los goles históricos de las grandes estrellas como en los cromos de futbolistas que le han faltado para presumir en el colegio de un álbum de Panini completo
Todo el que se haya contagiado del virus del fútbol conoce el año, país organizador y ganador del primer Mundial o la primera Eurocopa que ha vivido conscientemente. Es el año en el que se retiraron de la estantería los libros de cuentos para dejar sitio a las colecciones con los iconos del fútbol. El año de la fiebre de las colecciones Panini.
Dioses del regateo para pegar
Panini es la esencia de la gran pasión que se comparte en los colegios de Europa de generación en generación. Hoy por hoy no se asocia este nombre a los sabrosos panecillos de Italia, sino a los álbumes de pegatinas. Cual pistola, los niños disparan nombres de artistas del balón franceses, ingleses y holandeses sin que se le trabe la lengua. No podrían identificar a los países participantes en el atlas. Pero son capaces de abrir el álbum por la página exacta y de dibujar las banderas de Suecia, Croacia y Portugal al instante.
Millones de niños en todo el mundo se gastan su paga en los famosos Panini. Un álbum con las primeras pegatinas cuesta un euro cincuenta. Para los siguientes paquetes de pegatinas, el fan del fútbol tiene que pedir a abuelos, vecinos y parientes lejanos 60 céntimos, para conseguir las 500 imágenes en total. Los álbumes de Panini son mucho más que un caro vicio para los fanáticos del fútbol. Son una verdadera herramienta para brillar en clase de geografía. Los renacuajos alemanes saben que Munich es la capital de Baviera, mientras que los pequeños españolitos conocen Madrid, Barcelona, Sevilla y las otras ciudades de Primera División, sin haber estado allí.
Panini en todo el mundo
“La empresa fue fundada en 1961 por los hermanos Panini en Módena”, cuenta Antonio Allegra, mánager de Panini Italia. Ya ese mismo año se podían comprar los primeras sobres con dos pegatinas por el precio de 10 liras (0,05€). Bruno Bolchi, el entonces capitán del Inter de Milán, puede presumir de ser el primero en ser impreso en una pegatina del formato 4,9cm x 6,5cm y de haber iniciado una era. Durante el primer año 3 millones de sobres cruzaron los mostradores de las tiendas, lo que sorprendió a la misma familia Panini, y al mismo tiempo les incitó a seguir.
En los años 70 la fiebre se extendió por todo el continente. La empresa familiar publicó álbumes para las distintas ligas europeas, así como para los Mundiales y las Eurocopas. Más tarde se completó la colección con la Champions League.
“La empresa tiene filiales en Barcelona, Niza, Stuttgart, Kent y América Latina e intenta introducirse en Polonia”, según Allegra. “La producción de pegatinas se desarrolla ante todo en Módena”. Panini imprime alrededor de seis mil millones de pegatinas al año, aunque “el número depende de si se celebra un campeonato internacional o no”, explica Allegra.
En los sobres no hay repes
La firma subraya constantemente que cada jugador se imprime el mismo número de veces. Un refinado sistema de impresión y mezclado desarrollado por ellos mismos garantiza que en los paquetes no haya repeticiones y que se necesiten dos cajas como máximo para completar un álbum. Los muchos niños que buscan desesperadamente la última pegatina de la colección contemplan este sistema con gran escepticismo. Al abrir los sobres cuidadosamente, siempre salen los mismos jugadores, que por ello pierden su brillo, independientemente de sus habilidades con el balón. Así que una rareza como un jugador rumano de reserva puede hacer más feliz a un niño que un omnipresente goleador español. La probabilidad de llenar un álbum sin tener que enfadarse por un repe es menor que la de ganar 30 veces la lotería.
Para acabar con la desesperación de muchos niños -y de los fans que siguen siendo como niños- las ediciones Panini han abierto sus archivos. Una simple llamada a Módena es suficiente para recibir la pegatina buscada durante años, para poder colocarla en el espacio vacío. Hoy por hoy también existen sobres de intercambio online, por ejemplo en el grupo de Facebook ’Je suis adulte mais je continue à faire des albums Panini’ (‘Soy adulto, pero sigo coleccionando álbumes Panini’), en las que se intercambian recuerdos de los primeros álbumes, pegatinas falsificadas y el olor inolvidable que se desprende al abrir un sobre. Para los grandes nostálgicos, se inauguró en Berna un museo del Panini con motivo de la Eurocopa.
Translated from Panini, der Mythos (k)lebt