Pánico a la soltería y a la guerra
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120 días tiene desde el 1 de septiembre la troika formada por un diplomático ruso, otro norteamericano y otro de la UE para llegar a un acuerdo sobre Kosovo. Si no, puede ser demasiado tarde para una solución pacífica. En el horizonte planea la partición en dos de esta provincia balcánica administrada por la ONU. O lo que es peor, una declaración de independencia de los kosovares independentistas reconocida unilateralmente por los Estados Unidos, lo que conduciría quizás a una guerra civil y, quizás, a roces más que diplomáticos entre Rusia y Occidente. Usando un dicho español empleado con cierta malicia cuando una mujer tarda en tener hijos, “se les va a pasar el arroz”, refiriéndose a que se les va a quemar el arroz de la paella y luego no va a servir para nada. La fecha del 1 de enero se acerca y es posible que a quienes vivieron la guerra civil en los Balcanes les entre el Torschlusspanik o “pánico de la puerta que se cierra”, como dicen los alemanes, también en esas situaciones en las que alguien debe materializar sus objetivos o cumplir con ciertas obligaciones sociales y no lo hace, como por ejemplo cuando no se casa. Para eso, los españoles redundan en su tradición católica y exclaman -con más delectación de la debida- “se va a quedar para vestir santos”. Los británicos, que han nacido para vender y comerciar, lo que temen es “quedarse en las estanterías” (the fear to be left on the shelf), como esos libros que nadie compra. Esperemos que la paz en Kosovo no sea moneda de cambio entre Rusia y Occidente y se case con los kosovares: “¿no querrá quedarse soltera, no? (Non vorrai rimanere zitella?).