Pablo Gutiérrez Vega: En Bolivia no hay rechazo a lo europeo pero sí nacionalismo
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Bolivia ha logrado imponer su agenda política a las multinacionales europeas. ¿Es Bolivia un país encerrado en sí mismo?
Con un PIB por persona de 2.700 euros, Bolivia es el segundo país más pobre de América. Y también el más inestable. Ahora quiere refundarse. “Razones suficientes para que la UE esté presente en las elecciones en esta ex colonia española”, sostiene el español Pablo Gutiérrez Vega, de 35 años, y quien fuera Observador de Corta Duración de la Misión de observación electoral de la UE en Bolivia a principios de 2006. Este profesor de Historia del Derecho pudo “percibir la ilusión generada por el primer Presidente boliviano indígena, Evo Morales, entre la clase trabajadora en un país en el que el 60% de la población también es indígena.
Refundando Bolivia
El Movimiento al Socialismo (MAS), dentro de su proyecto de refundación del Estado boliviano, convocó elecciones a asamblea constituyente en enero. Desde el 6 de agosto, funcionan de manera simultánea el congreso y la constituyente, ésta última con la misión de aprobar una nueva constitución en el plazo de un año. Esto, más la nacionalización de hidrocarburos y la amonestación que Evo Morales ha realizado a las multinacionales europeas la semana pasada tras revelar una auditoría estatal que Repsol, TotalFina y BG han invertido 1.300 millones de euros menos de lo que se comprometieron, invita a pensar que la refundación del país se asienta en el nacionalismo y el rechazo a lo extranjero. ¿Hay antieuropeismo? “En absoluto”, sentencia rotundo Gutiérrez Vega. “Ni rechazo al extranjero: en Bolivia podemos ver a muchos españoles, cubanos o venezolanos que se sienten como en casa. Aunque a decir verdad, en los últimos años, muchos serbios están comprando terrenos en el oriente del país, invirtiendo en empresas y transgrediendo una ley que prohíbe la adquisición de terrenos por parte de extranjeros en un perímetro de 50 km fronteras adentro.” Algo que está provocando rechazo en la población.
Un país que ha perdido todas las guerras
Dicho esto, “en un país que ha perdido todas las guerras en las que ha participado y que ocupa hoy la tercera parte del territorio que ocupaba cuando se independizó, es normal que la gente sea nacionalista”, sostiene nuestro entrevistado. Una de las últimas guerras y su acceso al mar los perdió contra Chile. “Y por eso existe un cierto populismo antichileno”, retoma. “De hecho, la nacionalización de los recursos del gas y el petróleo gestionados por empresas europeas, de Brasil y de Argentina tiene otra consecuencia quizá intencionada: que las compañías argentina y brasileña –proveedoras de Chile- repercutan el alza de los precios a Chile.” ¿Es de presumir, pues, que haya consenso en el país y que la nacionalización no cambie de rumbo? “El consenso no se da en toda Bolivia. Se da sobre todo en La Paz, la capital, y en El Alto, una gigantesca ciudad que rodea la capital y centro neurálgico de las movilizaciones sociales de los últimos años. En los departamentos de oriente no se sintoniza tanto con esta medida.”
Sin alternativa para las empresas europeas
Bolivia asiste hoy a una división clara entre las provincias occidentales, más pobladas, y las orientales, en donde se refugia la aristocracia, con Santa Cruz de la Sierra como ciudad que acoge a la burguesía boliviana. De hecho, a la par de las elecciones a asamblea constituyente se realizó un referendo sobre el derecho a crear autonomías en el país: ganó el NO, pero en los cuatro departamentos del oriente arrasó el SÍ. ¿Significa esto que existe una oposición que se organiza y prepara una alternativa a la política de Evo Morales? “Para nada”, me frena en seco mi interlocutor, “la oposición se encuentra en una crisis si precedentes. Está totalmente desprestigiada. Tanto la de derechas como el MNR, el mítico movimiento nacionalista con el que el Ché Guevara se topó cuando viajaba por el país en los años cincuenta”. “Es más”, añade concluyente, “en la asamblea constituyente se está debatiendo la concesión de los derechos sobre los recursos del suelo a los indígenas y es muy probable que se apruebe”.