Otra mirada : Intelectuales de importación en Europa
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Europa se nutre también de pensadores “off shore”.
Sea por el efecto globalización transfronteras o bien por la europeización conseguida y anhelada por muchos pensadores y críticos, lo cierto es que muchos intelectuales nacidos al otro lado del océano Atlántico han conseguido hacerse un lugar como líderes de opinión en el viejo continente.
Tanto por “localismos”, como el embargo a Cuba o el movimiento zapatista en México dirigido por el comandante Marcos en Chiapas, o la extraditación de dictadores y genocidas latinoamericanos, como por cuestiones de envergadura internacional (carácter dado por las fuerzas implicadas) como la guerra de Afganistán o el conflicto irakí, muchos pensadores “extranjeros” son llamados a opinar en las tribunas intelectuales más posicionadas de Europa.
Mario Vargas Llosa (Perú), Carlos Fuentes (México), Eduardo Galeano (Uruguay), Lula Da Silva (Brasil), Héctor Bianciotti (Argentina), Gabriel García Márquez (Colombia) o Rigoberta Menchú (Guatemala) son algunos de estos intelectuales sudamericanos que, a la hora de debatir sobre cuestiones mundiales, llenan las páginas de opinión de los periódicos más prestigiosos de Europa, voceros y en muchos casos protagonistas de procesos históricos.
El descrédito de las utopías
Tanto el embargo que sufre Cuba desde antaño como el posterior –muy posterior- fusilamiento de los tres disidentes cubanos, sacó a la luz nuevamente el debate sobre la isla caribeña y la revolución castrista. Mario Benedetti (uruguayo), su coterráneo Eduardo Galeano, Adolfo Pérez Esquivel (argentino), fueron algunos de los protagonistas del debate abierto en Europa, y quienes se terminaron enfrentando con otros intelectuales también “extra-europeos” pero con una visión bastante más a la derecha de la “unión”.
Sin llegar a intercambios personales, unas luchas dialécticas de las más enfurecidas quedaron planteadas entre Mario Vargas Llosa y el escritor y poeta Mario Benedetti. Ambos han cambiado su país por el territorio español, a fuerza de exilios y desventuras. Mientras Vargas Llosa vive en Madrid casi permanentemente, Benedetti alterna entre su tierra y la capital española. El peruano recibió críticas de todos los flancos por su afán de menospreciar las utopías. “Quienes han querido institucionalizarlas han tenido un resultado catastrófico”. Pero para Benedetti, como para tantos otros, vale más aquello de ser realista y pedir lo imposible. Después de todo, los descréditos de las utopías siempre han sido la mejor arma de una derecha inteligente.
A este debate también se sumó Carlos Fuentes, escritor mexicano, quien desde distintos periódicos europeos insistió en su posición en contra de la política abusiva e imperial de los Estados Unidos contra Cuba. No obstante, vale aclarar que dentro del abanico de intelectuales de izquierda, casi todos se han esforzado por aclarar que tampoco comulgan con la política totalitaria y abusiva del gobierno cubano contra sus propios ciudadanos.
Quizás con menor renombre, pero no por eso menos méritos, se apunta también a la lista de intelectuales importados Héctor Bianciotti, nacido en Argentina y exiliado por los procesos políticos que inhibieron al peronismo de presentarse a las urnas en .la década del 50. Escritor también, fue el primer latinoamericano en incorporaerse en el siglo pasado a la Academia Francesa, centenaria institución creada por el cardenal Richelieu en el siglo XVII. Después de tantos años de exilio, Bianciotti escribe como un francés, con sintaxis francesa y hasta una mirada francesa. Pero así y todo, cada una de sus frases respira aire argentino.
Lo paradójico de este “intercambio” de intelectuales entre países y continentes es que también Europa exporta. El caso más sonado en lo que respecta a mass media es el de Jesús Martín Barbero, un gurú de la comunicación en toda latinoamérica que ha enfatizado desde siempre el modo en que los medios masivos se apropian de las culturas populares y las transforman, tema eterno de sus estudios. Su residencia afincada en Colombia, y su nacionalización por adopción de este país siempre ha hecho dudar a quienes lo hemos estudiado de sus orígenes. Podría haber sido otro de los nombres de intelectuales “importados”... pero no: es español. Emigrado a Cali en la década del sesenta como profesor de filosofía, siempre ha dicho que, por entonces, para los que tenían una preocupación social o política “Europa nos parecía bastante aburrida”.
Por la paz
El sometimiento de muchos pueblos latinoamericanos y las dictaduras que arrasaron con las generaciones políticas nacientes sembraron el terreno del que nacieron nuevos intelectuales. Han sido –y siguen siendo- las voces de denuncia y condena en Europa de lo que ocurre en lugares remotos del cono sur. Rigoberta Menchú Tum, descendiente indígena de la cultura maya, ha logrado difundir desde su sitio en la Unesco y en la ONU las miserias de los pueblos indígenas en su país y en todo el continente. Después de toda una odisea de exilios fue galardonada en 1992 con el Premio Nobel de la Paz y actualmente es una de las líderes de opinión más consultadas en lo que a conflictos indígenas se refiere.
Torturas, vejaciones y maltratos convirtieron a otro premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, en uno de los defensores más acérrimos de los derechos humanos en todo el mundo. Su trabajo en organizaciones pacifistas de Latinoamérica lo convirtieron en blanco directo de los militares que gobernaron Argentina en la década del 70. Tras sufrir 14 meses de cárcel, continuó en la lucha por los derechos humanos y fue uno de los referentes en Europa para difundir las atrocidades que padecía el pueblo argentino. La promoción de una campaña internacional para que democracias de todo el mundo se hicieran eco de estas aberraciones lo convirtieron en otro de los intelectuales “for import”.
Los intelectuales frente a Marcos
Entre tantos otros temas, el levantamiento del subcomandate Marcos en Chiapas, México, ha sido otro de los focos en los que el progresismo europeo convocó a opinar a intelectuales off shore. Las posibilidades de que este personaje se convirtiera en un líder planetario contra la globalización y el neoliberalismo enardeció en el viejo continente las voces de intelectuales mexicanos que apoyan la liberación de las 57 etnias pretendidas por Marcos.
Roger Bartra, ensayista de la izquierda de este país, ha sido muy crítico con las visiones que se venían dando de lo que ocurría allí y hasta culpó a muchos de hacer “turismo revolucionario”. Desde tribunas europeas intentó clarificar los motivos de la lucha zapatista y hasta consiguió el aval de Noam Chomsky, intelectual de izquierdas por antonomasia, quien no descartó que Marcos, a través de la vinculación con otros grupos sociales del mundo, podría cambiar la historia contemporánea.
Todos y cada uno de estos intelectuales, de una lista que podría ser interminable, contribuyen a una mirada más cercana de los conflictos que atentan contra las democracias y los derechos humanos de todo el mundo. Algunos de ellos viven en el continente, y esto proporciona a sus críticas una visión mucho más extendida. Que Europa “importe” sus opiniones aporta una mayor riqueza a cualquier debate planteado y nos acerca, aún desde la mirada europeísta de muchos de ellos, a historias y procesos locales sometidos al poder globalizador.