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Olga Rodríguez: “Los periodistas tendemos a ser muy individualistas”

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BrunchSociedad

Nos encontramos con esta joven periodista de 34 años en una conocida terraza cercana al Palacio Real de Madrid, caída la noche, para hablar de sus dos pasiones: Oriente Medio y el periodismo. Sin mirar el reloj

Un insumiso israelí, un obrero textil egipcio que desarrolla una intensa labor sindical y que escribe un blog crítico con el gobierno Mubarak, una iraquí ex prisionera en Abu Grahib, una joven siria aspirante a actriz... Hombres y mujeres que tratan de sobrevivir en una región que parece condenada a no resolver nunca sus problemas protagonizan El hombre mojado no teme a la lluvia (Editorial Debate, 2009), el último libro de Olga Rodríguez, con la que me encuentro en una terraza madrileña. “Quería escribir acerca de las personas que rara vez aparecen en los periódicos pero que son las que sufren realmente las consecuencias de la inestabilidad política y militar de la región”, comenta la autora, buena conocedora de la realidad de Oriente Medio: llegó por primera vez como reportera durante la invasión de Irak en 2003.

Olga no se ha limitado solo a encontrarse con los protagonistas de su libro durante sus viajes de trabajo, sino que ha hecho un esfuerzo para poder conocerlos lo más posible, mantener el contacto. Ha asistido en primera persona, por lo tanto, a la degradación de muchas de las problemáticas de la región en estos últimos años. Pero, ¿puede Europa hacer algo al respecto? En opinión de Rodríguez, Europa no ha desarrollado aún todo su potencial: “La UE carece, por ejemplo, de una voz propia contundente respecto a la situación en Palestina. En la mayoría de las ocasiones, nos limitamos a sufragar los gastos de reconstrucción de los destrozos en las infraestructuras causados por los israelíes. Creo que la Unión Europea tendría la capacidad para postularse como una actor mucho más importante en el conflicto palestino-israelí y no solo ir a remolque de las decisiones que tomen los Estados Unidos”.

El periodismo, muchos medios y poca calidad

La entrevista se alarga. Es casi medianoche. Y aunque habíamos quedado en realizar una entrevista breve, Olga, lejos de estar atenta al reloj, se toma su tiempo a la hora de explicarnos sus opiniones. Si hay algo que apasione tanto a esta periodista como hablar de la región del mundo sobre la que informa, es hablar sobre su oficio. Rodríguez está de acuerdo con otros muchos colegas sobre el delicado momento que está viviendo la información de calidad. Y no solo por la crisis económica. En su opinión, la verdadera crisis de los medios es una crisis de identidad que se viene experimentando desde hace ya algunos años.

(Image: ©Joseacavero/ Wikimedia)

“Los grandes grupos de comunicación europeos -y el problema es el mismo a nivel mundial- no parecen dispuestos a invertir en enviados y en corresponsales. La información internacional no parece ser una prioridad. Se opta por usar la información enviada por las grandes agencias de noticias. Sale más barato. El problema es que las agencias suelen enviar una información aséptica, que, además, es la misma para todos los medios. Y es una lástima, porque hay muchos periodistas preparados y con ganas de trabajar que se ven obligados a confeccionar noticias a partir de un ‘copia y pega’ elaborado en una redacción. No solo es un problema en las secciones internacionales, afecta también a la información nacional e incluso a la local”. Rodríguez se muestra convencida de que los lectores apreciarían una información de calidad que explicase los problemas de un mundo cada vez más globalizado e interconectado. “El problema no es la cantidad de información, cada día hay más información, pero en muchos casos no es de calidad, a la altura de los medios humanos y técnicos que existen”.

Antes de despedirnos, me comenta que debido a esta mala situación, muchos periodistas, frustrados con su trabajo en los grandes medios, están tratando de poner en marcha proyectos alternativos que les permitan desarrollar el trabajo que realmente creen se debe llevar a cabo. “Los periodistas tendemos a ser muy individualistas. Que muchos estén decidiendo poner esfuerzos en común para tratar de cambiar el estado de las cosas resulta ya bastante esperanzador”.