Nosotros, la Generación Bataclan
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alberto de francisco[Opinión] "Lo más inquietante de todo esto es que los autores de los disparos y los que se han inmolado son jóvenes como nosotros. Vamos a responderles con los brazos abiertos, abarrotando de nuevo los lugares que frecuentamos, subiendo la música, llenando nuestras copas y divirtiéndonos por la calle".
El alcance real de la situación se conoció el lunes siguiente al atentado con la llegada a las librerías de la portada de Libération y su titular: "Generación Bataclan", seguido de varias frases: "Jóvenes, amantes de la fiesta, abiertos, cosmopolitas... Retrato de las víctimas de los ataques terroristas del 13 de noviembre", con fotos que destacaban la belleza y juventud de todos aquellos rostros. Es precisamente al ver esas imágenes cuando uno piensa: "Podríamos haber sido nosotros. Ellos somos todos nosotros. Nosotros éramos su objetivo".
Querían destruir nuestra forma de vida, nuestras libertades y nuestra despreocupación, irrumpiendo violentamente en nuestros lugares de reunión y alterando nuestra normalidad. Querían hacerlo y lo consiguieron. Fue un acto cruel y cobarde, porque frente a sus kalashnikov, los jóvenes del Bataclan, del Carillon y del P'tit Cambodge no podían oponerninguna resistencia y no podían hacer otra cosa más que gritar, juntarse e intentar protegerse los unos a los otros.
Responderemos al odio con los brazos abiertos
Uno intenta mantener en lo posible la mente fría, aunque el miedo, digan lo que digan, está ahí y ahí seguirá durante algún tiempo. Una de las cosas más inquietantes es que los que disparaban y los que se inmolaban eran jóvenes como nosotros, lo quenos lleva a reflexionar y a afirmar que está claro que quienes mueven los hilos de esas marionetas tenían como objetivo dividirnos y fomentar el odio entre jóvenes que pertenecen a una misma generación. Eso es lo que quieren, levantar una barrera entre ellos y nosotros.
Nos atrevemos desde aquí a afirmar que su objetivo ha fracasado, porque nosotros, los jóvenes, sabremos responder a esta atrocidad con los brazos abiertos, abarrotando de nuevos los lugares a los que vamos e incluso perdonando. Perdonando, sí, porque nuestra generación, la Generación Bataclan, no entiende de odios.
Padres e hijos
Pero todo eso no podemos hacerlo solos. Tienen que ayudarnos nuestros padres, y cuando hablamos de "padres", nos referimos a esa generación de hombres y mujeres a quienes les corresponde tomar decisiones. Sí, porque si ellos tuviesen que responder a todas las preguntas que nos han hecho durante estos días, probablemente se darían cuenta, al recordar los disturbios de la periferia parisina de 2005, de que en esa ocasión no escucharon a unos jóvenes como los que el pasado fin de semana fueron objetivo terrorista. Jóvenes que no lo tienen fácil para encontrar su sitio en la sociedad, para acceder a servicios básicos y en definitiva, para tener nuestras mismas oportunidades.
Por eso, nuestros padres tienen que sentir el deber de protegernos, pero no con armas ni declarando la guerra a "sus" enemigos, no. No es mediante nuevos ataques como se tienen que solucionar estos problemas, sino intentando comprender como nunca antes una generación de padres lo ha hecho con sus propios hijos. Antes que nada, tendrán que resolver el problema de aquellos chicos y chicas de barrio y de provincia que, al sentirse encerrados en un país sordo y ciego, incapaz de dar respuesta a sus preguntas, se entregaron a quienes hoy fomentan el odio y la destrucción. Tienen que escuchar a esos jóvenes como lo hacen con sus propios hijos, pensar en los errores que hayan podido cometer y en la mejor forma de ponerle remedio, pero nunca con armas, y mucho menos con odio, sino buscando soluciones pacíficas. Es muy difícil, sí, pero hay que hacer lo posible por conseguirlo, porque lo que está en juego es el futuro de sus hijos.
...Y es que esta Generación Bataclan no quiere oír hablar de más "guerras".
Translated from Noi, Generazione Bataclan