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NO, Sean Connery, puede que no veas una escocia independiente

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Política

Con las encuestas en contra, los secesionistas escoceses deben echar el resto en los dos meses de campaña que quedan hasta el referéndum de independencia del 18 de septiembre si quieren convencer al poderoso 20 % de indecisos que, a día de hoy, le ven las grietas a la idea de reconstruir el Muro de Adriano en la Gran Bretaña del siglo XXI.

"La opor­tu­ni­dad es de­ma­sia­do buena como para per­der­la", aren­ga­ba re­cien­te­men­te el po­pu­lar actor Sean Con­nery en una tri­bu­na fir­ma­da en el se­ma­na­rio New Sta­tes­man. El otro­ra agen­te se­cre­to más bri­tá­ni­co de la fic­ción ani­ma­ba a votar en sep­tiem­bre por la in­de­pen­den­cia de "uno de los paí­ses más co­no­ci­dos del mundo" para con­ci­tar "un re­no­va­do in­te­rés sobre nues­tra cul­tu­ra y po­lí­ti­ca". "No hay nada más crea­ti­vo que crear una na­ción", sen­ten­cia­ba.  Sin em­bar­go, pese al push del sir, lo cier­to es que nin­gún son­deo da la vic­to­ria a los par­ti­da­rios del "Yes Scotland" desde agos­to del año pa­sa­do, cuan­do una en­cues­ta en­car­ga­da por el go­ber­nan­te Par­ti­do Na­cio­nal Es­co­cés (PNE) –ha­ce­dor, junto con el Go­bierno de Lon­dres, de los tér­mi­nos de la con­vo­ca­to­ria- in­cli­na­ba la ba­lan­za a favor de la se­ce­sión por un exi­guo 1% de di­fe­ren­cia. Hoy, los ba­ró­me­tros de opi­nión coin­ci­den en se­ña­lar una ven­ta­ja de diez pun­tos del no, res­pal­da­do por la pla­ta­for­ma "Bet­ter To­get­her", si bien el nú­me­ro de in­de­ci­sos se sitúa entre el 21 y el 27 %. Con ese mar­gen, ni los se­pa­ra­tis­tas se dan por ven­ci­dos, ni los unio­nis­tas se atre­ven a bajar la guar­dia.

Esta será la ter­ce­ra vez en los úl­ti­mos 35 años que la so­cie­dad es­co­ce­sa está lla­ma­da a pro­nun­ciar­se sobre sus re­la­cio­nes con el Reino Unido. En 1979, un pí­rri­co "sí" no al­can­zó el cuó­rum ne­ce­sa­rio para con­se­guir la reaper­tu­ra del Par­la­men­to es­co­cés, ce­rra­do desde la unión con In­gla­te­rra en 1707. La "de­vo­lu­ción" de la Asam­blea lle­ga­ría tras una se­gun­da con­sul­ta, pro­mo­vi­da por el Go­bierno la­bo­ris­ta de Tony Blair, en 1997.

¿Dónde están las dudas?

Hoy, la de­ci­sión que deben tomar los po­ten­cia­les vo­tan­tes es mucho más tras­cen­den­tal: la in­de­pen­den­cia, ade­más de una fron­te­ra, con­for­ma­ría un país obli­ga­do a co­men­zar su an­da­du­ra ne­go­cian­do con West­mins­ter, entre otros asun­tos, la pro­pie­dad de las fe­cun­das ex­plo­ta­cio­nes pe­tro­lí­fe­ras del mar del Norte, el man­te­ni­mien­to de la libra o el des­tino del ar­se­nal nu­clear bri­tá­ni­co es­tra­té­gi­co -ba­sa­do en­te­ra­men­te en aguas es­co­ce­sas- que per­mi­te al Reino Unido ca­pi­ta­near la di­plo­ma­cia pla­ne­ta­ria desde su silla de miem­bro per­ma­nen­te del Con­se­jo de Se­gu­ri­dad de las Na­cio­nes Uni­das.

Ade­más, la ba­ta­lla se libra en el te­rreno de las emo­cio­nes y en las redes so­cia­les. En su úl­ti­mo vídeo de cam­pa­ña, los par­ti­da­rios del yes ven­den la es­pe­ran­za de una Es­co­cia in­de­pen­dien­te capaz de co­bi­jar el pro­gre­so de las nue­vas ge­ne­ra­cio­nes. Mien­tras tanto, los unio­nis­tas hacen lo pro­pio ape­lan­do a la her­man­dad entre bri­tá­ni­cos: "somos el equi­po GB" reza uno de los men­sa­jes.

La pri­me­ra Cons­ti­tu­ción es­cri­ta

En cual­quier caso, las au­to­ri­da­des es­co­ce­sas si­guen con su hoja de ruta. Por el mo­men­to, ya han pre­sen­ta­do en so­cie­dad su bo­rra­dor de Cons­ti­tu­ción es­cri­ta –toda una mo­der­ni­dad en la isla- con lo que bus­can fo­men­tar la par­ti­ci­pa­ción en el pro­ce­so de in­de­pen­den­cia. Su­je­to a en­mien­das ciu­da­da­nas, el texto de­cla­ra so­be­rano al pue­blo es­co­cés aun­que man­tie­ne a Isa­bel II a la ca­be­za de la je­fa­tu­ra de Es­ta­do, asume la su­pre­ma­cía de la le­gis­la­ción eu­ro­pea y ex­pli­ci­ta un com­pro­mi­so con el medio am­bien­te –el Par­ti­do Verde Es­co­cés es el único alia­do del PNE en la de­fen­sa del se­pa­ra­tis­mo que tiene re­pre­sen­ta­ción en la Cá­ma­ra de Edim­bur­go-. 

No obs­tan­te, todo es po­lí­ti­ca-fic­ción hasta hoy. Por el mo­men­to, solo un atlas re­co­no­ce la in­de­pen­den­cia de Es­co­cia: el mapa de los do­mi­nios de in­ter­net. El pa­sa­do día 16 se anun­ció la in­mi­nen­te pues­ta a la venta de la ter­mi­na­ción .scot. En sep­tiem­bre, los es­co­ce­ses cer­ti­fi­ca­rán si, en este caso, el reino di­gi­tal se ade­lan­tó una vez más a la reali­dad o si, por el con­tra­rio, la red solo re­tra­tó la exal­ta­ción de una en­so­ña­ción ro­mán­ti­ca.