Nkosazna Dlamini Zuma, la 'Dama de Hierro' africana
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Las ruedas de prensa que siguen a las grandes cumbres nos tienen acostumbrados a promesas sobre grandes pactos y enormes cifras para cooperación económica. Por eso sorprende tanto encontrar a una mujer como Nkosazana Dlamini Zuma, presidenta de la Comisión de la Unión Africana (UA), que habla de las personas en singular y con los pies en la tierra.
En la conferencia de prensa de la última cumbre entre la Unión Europea y África, Dlamini Zuma no entró a detallar los acuerdos previamente desmenuzados por Barroso, Van Rompuy y Mohamed Ould Abdel Aziz, presidentes de la Comisión, del Consejo Europeo y de la Unión Africana (UA) respectivamente. Entre tanto líder y tanto presidente, destacó la naturalidad y calidez humana de Dlamini Zuma, quien habló ante la prensa sin discurso impreso.
En su intervención explicó como los jóvenes estudiantes africanos con formación son bienvenidos a Europa mientras que aquellos sin cualificación mueren en el mar o en el desierto: "Si concentráramos nuestros esfuerzos en la formación de nuestros jóvenes, no viviríamos más casos como Lampedusa, sino que entrarían a Europa por los aeropuertos". Dlamini Zuma remarcó las ventajas comparativas entre Europa y África, siendo este último un continente con vastas superficies cultivables, grandes áreas de pesca inexploradas, una pirámide poblacional de rápido crecimiento y un gran atractivo turístico.
A través de sus palabras se veía un continente con sufrimiento y dificultades, sí, pero también con un enorme potencial si se actúa en bloque para conseguir la pacificación y democratización de todos sus países. Su intervención pausada y reflexiva concluyó con la idea de que "es el momento de implementar de verdad lo que hemos hablado y convertirnos así en dos grandes continentes".
Mujer política forjada en el activismo
Nacida en Sudáfrica en 1949, se involucró durante su etapa como estudiante en la ANC (African National Congress) para luchar contra el sistema apartheid. Se exilió en 1970 a Inglaterra donde acabó la licenciatura de Medicina y continuó con su activismo organizando el movimiento anti-apartheid en el extranjero.
Cuando se legalizó la ANC en 1990 volvió a Sudáfrica y, tras las primeras elecciones democráticas ganadas por Nelson Mandela, se convirtió en Ministra de Sanidad. En ese puesto, Dlamini-Zuma reformó el segregado modelo de sanidad pública y facilitó el acceso a los cuidados sanitarios básicos a los más pobres. Después estuvo durante 10 años como Ministra de Asuntos Exteriores donde se alabó su gestión para acabar con la guerra en la República Democrática del Congo. En 2009 saltó al Ministerio del Interior, donde agilizó la pesada y lenta burocracia estatal y limpió el departamento de irregularidades, consiguiendo nada menos que la primera auditoria limpia en 16 años. En 2012 dejó el Ministerio del Interior para convertirse en la primera mujer en liderar la Unión Africana (UA). Su elección rompió con una norma no escrita: los países más grandes del continente no debían sentarse en la presidencia del organismo por temor de los países pequeños a una instrumentalización de la UA. Sin embargo la dama de hierro africana, como la llaman algunos, ya ha dejado claro que ella acude a sus reuniones en condición de Dlamini Zuma, y no en nombre de su país. Se describe a sí misma como una "líder visionaria con una pasión increíble por el continente africano" al cual quiere representar desde la Unión Africana "consolidándola como una institución panafricana de primera línea".