Nicolas Sarkozy: cinco años, un hombre, dos presidentes
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Mortimer MourtEn 2007, el futuro presidente electo lleva a cabo una campaña centrada en la idea de verdadera ruptura y en la ética del trabajo, con el famoso eslogan “trabajar más para ganar más”. Los calificativos que se utilizan para describirle lo indican claramente: se percibe a Sarkozy como un liberal, pragmático y pro-estadounidense, unos valores muy poco franceses.
Cinco años más tarde, no hay nadie que tenga la impresión de que estos valores se le puedan seguir aplicando. El relato de este cambio se verá a través de doce puntos. Aquí están los seis primeros.
1. La apertura
En política interior, el quinquenio comenzó bajo la señal de la apertura: los de izquierdas y los de la sociedad civil hacen su aparición en el gobierno, como, por ejemplo, Bernard Kouchner o incluso Fadela Amara. La última remodelación ministerial puso definitivamente fin a la apertura, marcando más bien el regreso de los fieles chiraquistas. La apertura era una apuesta interesante y, al principio, se felicitó a Nicolas Sarkozy por su elección estratégica. Al dar ciertos puestos a personas con otras opiniones políticas, el Presidente quiso demostrar que algunas decisiones no se volverían necesariamente partidistas ni revelacionistas de la división política francesa. Asimismo, el anuncio de la apertura tuvo como efecto debilitar y desconcertar a una oposición ya sin fuerza que se hundía en una situación delicada. Ahora mismo se ha enterrado, ya que protestaba demasiado en el mismo seno de la mayoría y a las personas que surgieron de la apertura les ha costado trabajo subsistir cuando Sarkozy procedía a defender puestos que no eran para ellos.
2. El liberalismo
La presidencia de Nicolas Sarkozy se ha visto marcada por el seísmo económico que sacude el mundo desde hace cuatro años. En 2008, arroja un plan de rescate a los bancos franceses con el fin de evitar la quiebra total de Francia. No es tanto el gesto si no más bien las palabras que lo acompañan, que resultan memorables, cuando declaró que en el fondo “es una idea de la mundialización que termina con el fin del capitalismo financiero que impuso su lógica a toda la economía y contribuyó a corromperla”. Se confirma así la muerte del liberalismo. Finalmente cede su puesto a una figura más francesa y, sobre todo, más paternal a la cabeza de los franceses cuyo país sería víctima de un mundo que no es el suyo. Las recientes afirmaciones, voluntaristas, que conciernen al rescate de SeaFrance por la organización de redistribución muestran el ejemplo perfecto.
3. Los planes de austeridad
La última parte de su mandato está marcada por la crisis del euro y por la deuda pública. Para reducir el déficit, se prepararon dos planes de austeridad de doce y siete mil millones respectivamente. Algunas medidas van por buen camino, como la aceleración de la reforma de la jubilación y la reducción de créditos de ciertos ministerios. Sin embargo, esto no es suficiente. Se podrían llevar a cabo numerosas reducciones en el gasto de la administración francesa en donde todavía persiste la ineficacia. En 2007 probablemente Sarkozy se pondría a trabajar para reducirla, pero no ahora, puesto que no cuenta con la audacia ni el apoyo de la nación necesarias para realizar estas reformas. En su lugar, los planes de austeridad proponen otras medidas, como la subida de impuestos al tabaco y a las bebidas. Estas medidas resultan despreciables teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra Francia.
4. Europa
En la escena europea, la gestión agitada de la crisis de la zona euro dejará secuelas que, hoy en día, nadie puede imaginar. Nicolas Sarkozy se encuentra en una situación muy difícil. Hace falta poner punto final a esta crisis europea pero, al mismo tiempo, hace falta conservar la dinámica de la pareja franco-alemana. El diagnóstico es diferente para los dos países y esto hace la situación todavía más compleja. La forma de gestionar esta crisis es desastrosa ya que se toman decisiones demasiado tarde y, cada vez, consiguen aplazar más el problema.
5. La crisis
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Los sondeos electorales en Francia exageran un poco más esta palpable inactividad. Para Nicolas Sarkozy resulta muy bueno poder reñir a los bancos que, tradicionalmente, carecen de mucha popularidad en Francia. Sin embargo, finalmente, estas críticas a todos los niveles de la desregulación, de las finanzas y de los bancos no hacen más que trasladar el problema. Se ha encontrado la cabeza de turco perfecta y no se hace nada para resolver la crisis de gobierno de la Unión Europea. A este nivel, se ha encontrado una nueva víctima en el Reino Unido porque rechazó firmar el nuevo tratado europeo. Con esta forma de enmendarse mantienen intacta la imagen de líderes europeos, pero no permitirá resolver la crisis, más bien ¡todo lo contrario!
6. Alemania
De una manera genérica, esta crisis demuestra la ausencia de gobernantes a la altura de Europa, la ausencia de personalidades carismáticas y poderosas que sean capaces de tomar las decisiones necesarias para acabar con la crisis. Sarkozy es una muestra de ello. Raras veces comparte la opinión de la canciller alemana, Angela Merkel. En cambio, está demasiado preocupado en mantener la relación entre los dos países. Como Alemania posee una situación económica más boyante, es Sarkozy quien tiene que ceder. Por eso, el presidente francés tuvo que abandonar, entre otras cosas, los eurobonos. Más valentía como de la que ha hecho gala durante la guerra en Osetia del Sur (Georgia) sería beneficiosa para Francia y también para toda Europa. La impresión que se desprende en la actualidad es que Nicolas Sarkozy no es más que el perrito faldero de Angela Merkel en una eurozona que va derecha contra la pared.
Fotos: portada (cc) robinhoodtax/flickr, Francia fuerte (cc) mayanais/flickr ; Bruni y Sarkozy por Shutterstock ; Vídeos : clip de la campaña de 2007 (cc)rabzouz1414/YouTube, mitin (cc) SubversiveCut/YouTube
Translated from Nicolas Sarkozy : le changement, c'est 5 ans !