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Mujeres e islam: el globo optimista de Nefise

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Cultura

Un globo cargado de esperanza y ansias de cambio en el mundo islámico. El receptor, único y común para todos ellos: Alá. Así de simple y complicado al mismo tiempo.

Cuando era una niña, la directora de origen turco y residente en Noruega, Nefise Özkal Lorentzen, trataba de lanzar al aire un pequeño globo en el que se recogiese la necesidad de cambio de las mujeres musulmanas: “Muchas de las féminas de mi familia no hablan de ello y me piden que no comente nada al respecto porque no quieren que me convierta en un cristal roto”.

En A Balloon for Allah (2011), Nefise emprende un viaje de redescubrimiento de su propia cultura y de las bases del islam, tratando de conocer en profundidad los modelos de actuación de su sociedad. De pequeña, era muy joven para comprender ciertas actitudes y comportamientos, pero esa necesidad de cambio permanecía latente en la figura de su abuela: una mujer que estuvo toda su vida bajo el control de la figura masculina y que buscó una evolución positiva de las futuras generaciones femeninas.

El camino ya estaba marcado: solo tenía que seguir el sendero de su familia como una sufí para adentrarse en las entrañas del islam, tratar de entender su funcionamiento y propiciar así un cambio hacia adelante para el género femenino.

No es la primera vez que esta directora trata de incidir en la esencia del islamismo: ya lo hizo en el año 2008 con la película Gender me —en la que descubría el desconocido mundo de la homosexualidad dentro de un contexto musulmán— o con la colección de documentales para niños I have two countries (2005), cuyo eje principal era la adaptación de dos niños de una familia turco-noruega tras trasladarse a Turquía.

Entre los sueños y la realidad

El espectador debe abrir su mente para comprender la verdadera esencia de este documental. No es fácil: la película alterna de manera constante su situación actual y sus sueños. Nefise necesita conocer la sociedad islámica en diferentes países y Alá debe recibir un globo cargado de cambios positivos para la mujer musulmana —pero no decididos aleatoriamente—.

Para ello, experimenta la diversidad de ciudades como El Cairo, Estambul y Oslo mientras comparte té con figuras como la feminista egipcia Nawal El Saadawi. En ella encuentra la esperanza y la inspiración para seguir adelante en su camino de investigación, encontrando a quienes han recibido amenazas de muerte por su libre interpretación del islam.

La mujer: eje de la evolución islámica

Su visión europea de la mujer y el hecho de residir en Noruega durante años complica el entendimiento de algunas de las situaciones a las que debe enfrentarse. Merece una mención su encuentro con un fundamentalista musulmán cuya esposa nunca ha dejado de estar sola durante sus seis años de matrimonio. Para ella, de creencia musulmana pero pieza fundamental en la construcción de su familia, resulta abrumante la opresión y la capacidad de influencia en la toma de decisiones del hombre sobre la mujer.

La metáfora del globo de Nefise pretende recoger los sentimientos y las opiniones de muchas mujeres islámicas que desean que haya un cambio en su cultura.

Asma Barlas, la más importante intérprete femenina contemporánea del islam, le habla de la relación entre el cristianismo, el judaísmo y la religión de Mahoma, así como de la opresión de las mujeres: un tema que suscita su preocupación en todo el recorrido. Estas conversaciones están salpicadas de imágenes de un sueño creativo en el que fantasea sobre la subyugación de los hombres sobre las mujeres. Al hablar tanto con los dos extremistas como con los liberales creyentes islámicos, Lorentzen se pregunta si estas diferencias entre sexos son la razón por la que existe una falta de comprensión hacia la vida y la religión islámica en las sociedades occidentales.

“Tarde o temprano, recibirás mi globo”

Muchos podrían pensar que no importa lo que las mujeres musulmanas digan o hagan para convencer al mundo de lo contrario, ya que palabras como hiyab, burka o poligamia parecen hacer poco menos que convencer a la gente de que el islam oprime a las mujeres. Incluso aquellas educadas y elocuentes, que cumplen las condiciones de modestia del hiyab, pueden hacer poco para disipar los mitos. Nefise permanece observadora y alberga ciertas dudas al respecto: tras su atenta mirada, la aplicación de las normas de amor y respeto sobre las mujeres no se encuentra en los primeros puestos de los objetivos de la comunidad islámica.

El Corán recoge que las mujeres musulmanas tienen el derecho a aceptar o rechazar propuestas de matrimonio como mejor les parezca, y las mujeres casadas están completamente libres de la obligación de mantener y sostener a la familia. Su experiencia y su actual contemplación chocan frontalmente con estas afirmaciones.

La única manera de convertir las palabras en hechos verdaderos se encuentra en realizar una propuesta directa a Alá: su globo recogerá el deseo y el sentimiento de su abuela y otras tantas mujeres, entre las que ella misma se incluye, que demandan un cambio en el islam. No se trata de transformar los años de historia, religión o cultura: únicamente se pretende conseguir un clima de igualdad entre seres humanos. Tarde o temprano, Alá recibirá ese globo que Nefise envía.

Fotos: portada y texto, (cc) Gabriela Camerotti/Flickr. Vídeo: IDFA/YouTube.