MR. CAMERON, No todos los rumanos son vampiros
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Diana Rodríguez GonzálezEl Reino Unido, antaño un imperio en el que nunca se ponía el sol, ahora impide el acceso a su isla con osadía. Recientemente ha introducido leyes contra los búlgaros y los rumanos, quienes supuestamente inundan el mercado laboral británico. El gobierno de Cameron los transforma lentamente en un ejército de Dráculas que quieren chupar todas las prestaciones de los industriosos británicos.
La mentira que más nos cuentan los políticos de derechas es que la inmigración es dañina para la sociedad. Los inmigrantes, la mayoría ilegales, nos quitan nuestros puestos de trabajo, no se integran y crean guetos donde reina la violencia. David Cameron no es más que otro líder europeo que encaja en esta retórica. Su gobierno se ha apresurado a aprobar leyes que impiden el pago de prestaciones a los inmigrantes desempleados que residen en el Reino Unido menos de tres meses.
El nuevo informe anual del Centro para la Investigación Económica y Empresarial predice que para 2030 la economía británica superará a la alemana. Como podemos leer en el informe: "la demografía positiva con una inmigración continuada [y] menos exposición a los problemas de la eurozona que otras economías europeas se combina con impuestos relativamente bajos según los estándares europeos para promover un crecimiento más rápido que en la mayoría de economías occidentales”. El hecho de que la inmigración en realidad mejora la economía en vez de debilitarla debe de ser una gran sorpresa para David Cameron y los demás populistas.
“Lo único que quiero es llevarme tu dinero”
El Primer Ministro británico admitió recientemente que el fracaso en la aplicación de controles de movimiento transitorio para los nuevos estados miembros de la UE, como Polonia en 2004, había sido un “gran error” para el Reino Unido. A partir del 1 de enero, el mercado de trabajo de todos los países europeos estará abierto a los búlgaros y a los rumanos. Cameron teme que se repita lo de 2004, cuando en vez de llegar los 13 000 polacos que se estimaba, llegaron un cuarto de millón en un año. Desde entonces, los polacos son el segundo grupo más grande de extranjeros, por detrás de los indios.
Lo que los conservadores británicos no quieren entender (o más bien, sobre lo que mienten cínicamente) es que los inmigrantes son ahora esenciales para rejuvenecer la sociedad e impulsar la economía. Las mujeres polacas tienen más probabilidades de dar a luz a niños en el Reino Unido que en Polonia (esta migración es más un problema para Polonia, que pierde sus futuras generaciones, que para el Reino Unido). No hay muchos que vivan de las ayudas, ya que la gran mayoría tiene trabajo – solo 20 000 polacos estaban desempleados en 2011. Tampoco hay un incremento significativo de la violencia en las áreas en las que residen. Pero después de diez años, su posición en la sociedad ha mejorado y se espera que los rumanos y los búlgaros puedan ocupar sus puestos de trabajo.
Una bienvenida hostil
No es la primera vez en la historia que las crisis económicas y sociales provocan xenofobia. El Reino Unido experimenta la creciente popularidad del nacionalismo y siempre se crea un enemigo. Esta vez le ha tocado a los búlgaros y los rumanos. Se les describe como una masa que acecha a la espera de las ayudas sociales británicas. Desde luego, Cameron se dio cuenta de la situación económica y de las actitudes sociales. Como quería obtener un buen resultado en las elecciones, recurrió a lemas populistas. Es una estrategia digna de un político del montón, pero no de un hombre de estado. Cameron teme al Partido de la Independencia del Reino Unido, un grupo euroescéptico que tiene posibilidades de obtener un buen resultado en las elecciones al Parlamento Europeo en mayo. Para reforzar la identidad cuando ésta es débil, hace falta un enemigo. Los inmigrantes son perfectos para el papel. Pero el deber de un líder es mitigar la agitación social, no exagerarla.
Por tanto, el Primer Ministro inglés pasa a ocupar la posición de Nicolas Sarkozy. Él también quería llevarse los votos del Frente Nacional, así que se le ocurrió la idea de expulsar a los rumanos de Francia. Ojalá su suerte sirva de aviso para Cameron.
Puede que necesitemos pensar en lo que se ha convertido la Unión Europea, porque lentamente empieza a representar todos los valores a los que se oponían los padres fundadores: xenofobia, desconfianza y la filosofía de “sálvese quien pueda”. Y el señor Cameron es la cara de la nueva UE.
Translated from Not all Romanians are vampires, Mr Cameron