Moldavia elige: ¡Todo el poder para los jóvenes!
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Solène Raverdy MartinDías después de unas elecciones polémicas, el país más pobre de Europa continúa sin presidente tras 18 meses de vacío político. Lo único seguro entre tanta incertidumbre es que los jóvenes se perfilan cada vez más como actor de cambio. Así es esta fuerza política que conquista ministerios y escaños a la edad de 26 años.
En abril del 2009, 2,5 millones de electores moldavos tenían que ir a votar. Con el 49,48% de los votos, el partido comunista ganó las elecciones con 60 diputados, es decir: a falta de uno para poder elegir al jefe de Estado. Así que hubo nuevas elecciones en julio de 2009, y cuatro partidos políticos de poca importancia formaron una coalición (Alianza para la Integración Europea) para conseguir 53 escaños (lo que sigue siendo insuficiente). Pero la constitución prohíbe terminantemente la organización elecciones por tercera vez en tan poco tiempo. Desde entonces, el presidente que asegura la suplencia es Mihai Ghimpu, miembro de la Alianza.
Los disturbios de 2009, la toma de conciencia
Aunque los expertos internacionales hayan reconocido la validez de aquellas elecciones, numerosos jóvenes se desplazaron a la capital para oponerse a los resultados preliminares (victoria de los comunistas). Durante unos días, miles de ellos desafiaron a las fuerzas policiales, destruyendo una parte del parlamento y del palacio presidencial. Resultado: 270 heridos y un muerto. “Esas manifestaciones fueron como un despertar para muchos jóvenes", explica Anna Cernomaz, estudiante moldava muy comprometida en el partido liberal. "Se dieron cuenta de que podían amenazar a los comunistas... Que tenían el poder de cambiar las cosas”. Muchos jóvenes decidieron comprometerse entonces con la política de su país.
La juventud se ha convertido rápidamente en un electorado nada despreciable. En efecto, la clase política está dividida en dos: el partido comunista, bajo la influencia de Moscú, y los partidos de derechas (liberales, demócratas), abiertos a Rumanía y a Europa. Los comunistas representan la estabilidad que desea el electorado mas viejo, nostálgico de la época soviética. Los liberales encarnan el cambio (como demuestra su combate contra la corrupción), y dirigen su mirada hacia Europa y sus oportunidades económicas.
Ion Cebanu, 26 años: el más joven de los ministros europeos
Para ganar las elecciones, la coalición al mando sabe que debe atraer y movilizar a los jóvenes. Los liberales crearon un ministerio de la Juventud y de los Deportes, que dirige el más joven de los ministros europeos, IonCebanu (26 anos). Miembro del mismo campo político, el alcalde de Chisinau, la capital moldava, tiene 32 años y es también el más joven alcalde de una capital europea. Además hay diputados y asistentes parlamentarios que no han llegado a la treintena.
Estos jóvenes políticos, que no pegan con las viejas figuras comunistas, representan una fuente de ánimo indispensable, explica Ion Cebanu, cuyo rostro de adolescente sonrosado contrasta con la solemnidad de su despacho: “Es importante que los jóvenes tengan responsabilidades, demuestra que los esfuerzos que han hecho las ramas juveniles de los partidos han sido premiados, y con rapidez.”
Terminar con la neutralidad
Esta presencia en la vida política da resultados: numerosos jóvenes llenos de ambiciones dan cuerpo y alma a sus partidos, como Sergiu Boghean, presidente de las juventudes del Partido Liberal: “Hoy en día somos unos 5.000 los jóvenes adheridos al partido. Mi papel, como presidente, es el de favorecer el despertar de la conciencia política entre ellos, pero también de formarlos a través de sesiones de trabajo, de seminarios, o dándoles responsabilidades en las campanas electorales...”.
Cuando se le pregunta a Laurentia, estudiante moldava, qué le parece la implicación de los jóvenes en la vida política de su país, su respuesta es clara: “Ahora hay dos tipos de jóvenes: los que tienen fe en el porvenir de su país y que luchan por él, y los que han perdido toda esperanza”. Y algunas iniciativas van a por estos últimos, a por quienes se declaran vírgenes de todo interés político. La operación GOTV (“Go Out To Vote”) del National Democratic Institute es una de ellas. Doina Marinescu, de 19 años, forma parte de esta asociación: “Hemos sido preparados para debatir con los jóvenes que aún no tienen claro lo de ir a votar. Les aconsejamos que vayan a hacerlo, pero tenemos mucho cuidado de no venderles a tal o cual candidato”. Así recorren el país en grupos de 5 o 6 para acabar con la neutralidad política.
Las urnas en la universidad
Hay otras acciones más concretas como los colegios electorales instalados en las universidades (para que los estudiantes tengan que regresar a sus ciudades para votar). Los moldavos que viven en el extranjero también han sido movilizados. El presidente suplente asistió a mitines con los moldavos de Italia, y el alcalde de Chisinau, Dorin Chirtoaca, se encontró con compatriotas de Rumanía. Algunos colegios electorales fueron colocados en el extranjero (como los 15 de Italia).
“Las elecciones del domingo van a determinar el futuro de Moldavia”, se entusiasmaba Anna Cernomaz, joven liberal: “Nosotros, los jóvenes, luchamos de forma intensa por la victoria de nuestras ideas. Sólo falta que los políticos sepan unirse, pensar en el interés nacional y pasar de sus ambiciones personales”. A día 3 de diciembre de 2010, los comunistas, derrotados en las urnas, denuncian fraude electoral en unos comicios ratificados por observadores occidentales. ¿Saldrá Moldavia de la parálisis política?
Foto: (cc)benkamorvan/flickr; fotos del texto : ©Louis Villiers
Translated from Jeunesse moldave : un an après les émeutes, on vote !