Meet My Hood : Saint-Gilles, Bruselas
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Raquel SevillaSaint-Gilles, antiguo pueblo de hortelanos, acaba de festejar sus ocho siglos de existencia. Con el paso del tiempo, el distrito no ha dejado de transformarse, de adaptarse, de renovarse, y hoy reúne más de cincuenta mil habitantes de 140 nacionalidades diferentes que constituyen la identidad de Saint-Gilles.
Pasear por Saint-Gilles es dar una vuelta al mundo en sentido real y figurado: rue de Moscou, rue du Danemark, rue de Bosnie, rue Africaine, place Bethléem… son algunas de las muestras del mestizaje del distrito. Lejos de los clichés generalmente aceptados sobre la convivencia de culturas, el barrio ofrece la posibilidad real de encontrarse en los mercados, en las plazas y en los cafés. Parece ser, incluso, que hablamos Saint-Gillois, una lengua rica y pintoresca hija de todos los dialectos, los acentos y las palabras que han traído consigo los habitantes de diferentes orígenes. Sirva de prueba el proyecto Hablas Saint-Gillois?, que dibuja un retrato sonoro del barrio.
Un alma obrera, artística y cosmopolita
Si bien es cierto que la parte alta de Saint-Gilles atrae a una población más acomodada, más bobo (acrónimo de bourgeois bohème -burgués bohemio-, ndlt.), de familias y expatriados franceses (Saint-Gilles es uno de los tres distritos bruselenses más apreciados por los expatriados franceses, ndlr), el barrio no deja de tener un halo imaginario de romanticismo. El distrito no escapa al efecto de la gentrificación que afecta a la mayoría de distritos de Bruselas-Capital, y el precio de la vivienda se ha disparado en los últimos cinco años, lo que ha causado una crisis de la vivienda y el empobrecimiento de una población ya precarizada. La parte baja de Saint-Gilles forma parte del llamado croissant pauvre de Bruselas, el sector más joven y densamente poblado de la región bruselense, pero también el más pobre, con tasas récord de desempleo.
No obstante, Saint-Gilles se organiza y trata, a su manera, de frenar a los inversores privados que querrían convertir el distrito en una zona residencial que respondería más a las preocupaciones estéticas posmodernas que a las necesidades sociales. Cada vez ven la luz más iniciativas ciudadanas, concretas y creativas, con el objetivo de reimaginar la sociedad a escala local. ¿Ejemplos? Los huertos colectivos, el compartir destrezas, incluso la creación de una moneda local complementaria. Desde hace algunos años, en colaboración con las autoridades locales, los habitantes del distrito trabajan en la gestión y la protección del espacio común y quieren, entre otras cosas, hacer del espacio público un espacio social real que permita la expresión, el diálogo y que favorezca la interconexión de las partes alta y baja del barrio.
La opinión de los vecinos
¿Cuánto cuesta?
Desde hace bastante tiempo, Saint-Gilles cultiva este lado un poco rebelde. A lo largo de los siglos XIX y XX, el distrito fue una verdadera cantera de líderes obreros. La emblemática Maison du Peuple, colindante con el Parvis, es hoy un bar de moda; pero en otros tiempos fue foro de debate político, con su parte de invitados socialistas célebres, como Lenin, entre otros.
Pero Saint-Gilles es, ante todo, el barrio de los artistas, y permite codearse de forma cotidiana con la fibra creativa que dinamiza el barrio. En el distrito abundan los locales de creación emergentes, las exposiciones, y alberga la escuela de arte Saint-Luc, de donde han salido algunos de los grandes nombres del cómic contemporáneo. Allí encontramos también la Maison Horta, bastión de una de las principales figuras de la arquitectura art nouveau en Europa. Recientemente, el distrito de Saint-Gilles, en colaboración con el vecino Forest, ha organizado un recorrido de artistas, una bienal de arte pluridisciplinar que se propone dar valor a la dinámica artística y cultural en el sur de Bruselas. La edición de 2016 reunió más de 200 talleres, exposiciones, performances e instalaciones urbanas.
Sin cursilerías, sin tabús, con una simplicidad muy propia de aquí, que gusta a sus habitantes y a sus habituales.
La gente
Saber más: los rincones ocultos del video
El Cauri Bar: bar-restaurante de especialidades togolesas, chaussée D’Alsemberg 163, entre Saint-Gilles y Forest.
El Parvis de Saint-Gilles, corazón del distrito, con sus cafés y tabernas y un mercado todas las mañanas, excepto los lunes.
Dust dealers: tienda de vinilos especializada en jazz y blues, rue Vanderschrick 22.
La Tricoterie- fabrique de liens: lugar de encuentro polivalente donde se mezclan actividades artísticas y ciudadanas en una nueva dinámica económica. Rue Théodore Verhaegen 158.
Le Piano Fabriek: centro comunitario, laboratorio artístico y centro de formación sito en rue du Fort 35.
Centre Culturel Jacques Franck: centro cultural del distrito de Saint-Gilles, ubicado en chaussée de Waterloo 94.
Jynga: pastelería y salón de té portugués frecuentado principalmente por mujeres y familias, situado en rue Vanderschrick 5.
Komplot, cooperativa de curadores de arte, chaussée de Forest 90.
Translated from Meet My Hood : Saint-Gilles, à Bruxelles