Max Richter: Los mundos musicados de Virgina Woolf
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Belén Burgos HernándezMax Richter es un camaleón de la música clásica y electrónica posminimalista, y uno de los compositores británicos más influyentes. Su trabajo incluye una reinterpretación de Las cuatro estaciones de Vivaldi, bandas sonoras para Martin Scorsese y series como Black Mirror, una lectura de Kafka con Tilda Swinton y una nana de ocho horas. En su último proyecto reexamina tres novelas de la Woolf.
Cafébabel: ¿Cómo le explicarías tu trabajo a un niño?
Max Richter: Invento canciones y las escribo en un papel.
Cafébabel: Acabas de sacar tu nuevo álbum titulado Three Worlds: Music from Virginia Woolf Works. ¿Por qué es importante para los jóvenes de veinte años leer a Virginia Woolf?
Max Richter: Virgina Woolf pertenece a la corriente modernista, un movimiento que reinventó las estructuras y la lengua. Fue una escritora visionaria que inventó mundos nuevos y nuevas formas de interpretarlos. Siempre es muy emocionante encontrarte frente a un trabajo así, ver sus convicciones quebrantadas, y descubrir una realidad alternativa totalmente cautivante.
Cafébabel: ¿Cómo ha evolucionado tu visión desde la primera lectura de Virginia Woolf?
Max Richter: Pues mira, estoy convencido de que el mayor poder de la literatura es que te muestra un espejo inmutable, ¿entiendes? Cuando lees un libro por primera vez, tienes un cierto punto de vista y ya una cierta relación con ese libro. Pero cuando lo relees años más tarde, como he hecho yo al escribir el ballet y el disco, te parece diferente a lo que recordabas. Pero, de hecho, el libro es el mismo. Y esto es una experiencia muy interesante.
La crítica compara 'Three Worlds' con la banda original de la película 'The Hours' (2001), compuesta por Philip Glass
Cafébabel: Has dicho que componer una "oda al sueño" de ocho horas en 2015 fue más fácil que trabajar con las tres novelas de Virginia Woolf (La señora Dalloway, Orlando y Las olas).
Max Richter: En cierto modo, sí. He mentido un poco con Sleep, pues llevo trabajando en ello durante unos 20 años. Es una composición muy escalonada en el tiempo. Evidentemente, trabajar en un ballet -el original dura más de dos horas, la grabación solo una- es muy complicado: es un trabajo orquestal, electrónico, instrumental, vocal y un montón de cosas de tecnología digital. Hacer que todo encaje es una tarea titánica.
Cafébabel: ¿Podrías explicarnos cómo se convierten las palabras escritas en sonido?
Max Richter: Podría hablaros de la obertura de Orlando -se titula 'Modular Astronomy'-. Orlando es una novela de transformación. Es una larguísima biografía cuyo personaje principal vive más de 400 años y pasa por todo tipo de aventuras picarescas, incluido el cambio de sexo. Es también una obra lúdica, diría que casi una novela de ciencia ficción. Fue a partir de esa idea de transformación cuando empecé a trabajar en la música de Orlando. Recuperé el tema de la folía - una melodía española del siglo XVI- y utilicé esa reliquia histórica en lugar del personaje de la novela. Tomé el lenguaje armónico de ese material del siglo XVI, lo coloqué en un secuenciador analógico e hice patrones con las secuencias. A continuación extraje esos patrones e hice una partitura para orquesta. Luego lo grabé y lo digitalicé, y eso dio como resultado el disco definitivo. El material de la folía se vio transformado por todo este proceso, un proceso que es también histórico y que refleja la transformación de Orlando.
Cafébabel: Has reexaminado la literatura (Woolf, Kafka), la música clásica (Las cuatro estaciones de Vivaldi) y películas y series de televisión (Scorsese, Black Mirror). ¿Cómo se adapta el proceso de composición al género?
Max Richter: Son cosas completamente diferentes. Obviamente, en el caso del cine o de la televisión, la música solo es una parte de la historia, no tiene que ocupar todo el espacio; tiene que interactuar con los demás elementos y resaltarlos, aportar un elemento musical a un trabajo híbrido. Lo mismo ocurre con el ballet, que es un lenguaje híbrido -una unión de movimiento, de iluminación, de tiempo. En el caso de una pieza de concierto o un disco, la música es una entidad completa.
Max Richter - 'The Consolations of Philosophy', en la tercera temporada de la serie 'Black Mirror'
Cafébabel: Kafka escribía en alemán, Woolf en inglés. ¿Qué papel juega el idioma en tu experiencia sensorial y emocional con el texto?
Max Richter: Leí a Kafka en inglés cuando era niño, más o menos al mismo tiempo que leí a Virginia Woolf. La lengua es importantísima para mí, leo continuamente. Es una actividad tan esencial como componer. La música es una lengua en sí, muy imprecisa y muy precisa a la vez. En cuanto a mi relación con el idioma, mi alemán es bastante rudimentario, por eso en el que más leo es en inglés. Me eduqué en el Reino Unido y lo esencial de mi cultura musical procede del Reino Unido, aunque también estudié en Italia con [Luciano] Berio, pero es obvio que la música clásica se fundamenta en la cultura musical alemana.
Cafébabel: Estudiaste en Edimburgo, Londres e Italia: ¿cómo han influido esos viajes en tus composiciones?
Max Richter: No lo sé. No tengo una biografía alternativa para hacer la comparación. Es difícil de decir. Creo que tengo algo así como una perspectiva verdaderamente europea y no creo que eso se deba a la influencia de Berlín, Edimburgo o Londres. La música no funciona realmente así. Es algo que ocurre en tu cabeza; no es como en el caso de los pintores o de los fotógrafos, que necesitan un ambiente particular. En cierto modo, la música traspasa fronteras. Una de las cosas mágicas de la música es que es capaz de trascender las barreras lingüísticas. Permite comunicarse a la gente aún no entendiéndose oralmente porque hablan idiomas diferentes. Eso es algo muy inspirador. Yo me siento europeo. He vivido en Berlín durante los últimos ocho años. Ahora vivo en el Reino Unido, también he vivido en Italia, he vivido en todas partes. Para mí, donde vivo es Europa.
Cafébabel: ¿Y te gusta la Europa en la que vives?
Max Richter: Cuando digo Europa me refiero a una especie de orientación cultural que tiene que ver con la literatura, el arte y la música. La gente me hace a menudo este tipo de preguntas y si estoy a favor de la civilización. Respondo que creo que la civilización es una buena idea. Y Europa es un maravilloso ejemplo de lo que puede ocurrir cuando se deja a una civilización desarrollarse. Tenemos un continente que históricamente siempre ha vivido inmerso en guerras y que ahora vive en paz desde hace más de 60 años, y eso es un milagro digno de celebrarse.
Cafébabel: ¿Crees que la civilización está en peligro?
Max Richter: Sí (riéndose). Para empezar, existe la comedia negra que es el Brexit. Casi ni puedo decir la palabra, me pone de mala leche. Y luego existen otros muchos retos que tienen que ver, en parte, con los efectos de la transformación de la tecnología, el mercado laboral y la economía. Hay un enorme desequilibrio en cuanto a la distribución de la riqueza dentro de Europa, y también entre Europa y el resto del mundo. Tenemos enormes retos por delante. Solo cabe esperar que personas creativas y sensatas den con soluciones efectivas para salir adelante.
Cafébabel: Shutter Island, Waltz with Bashir, When We Leave... Tus proyectos cinematográficos parecen tener siempre una motivación política, ¿quieres provocar un cambio con tu trabajo?
Max Richter: Sí. En un cierto sentido, sí. El punto de partida de The Blue Notebooks, por ejemplo, fue el estallido de la guerra de Irak. La política siempre ha sido mi punto de partida. Vivimos en una sociedad de humanos y es natural querer provocar la discusión en una conversación.
Cafébabel: ¿Cómo eliges tus proyectos?
Max Richter: Es una mezcla. Unas veces me piden que haga ciertas cosas, y eso me coloca en una posición muy cómoda; otras, trabajo en mis propios proyectos y estos pueden durar años. Un ejemplo es Sleep: empecé a pensar en él allá por 199o, y finalmente he conseguido acabarlo.
Cafébabel: ¿Hay salas en las que todavía sueñas con actuar?
Max Richter: Sin duda, y eso que he tenido mucha suerte. He actuado en muchos sitios maravillosos. Recuerdo haber visto en la televisión la Ópera de Sydney cuando era niño y, 40 años después, he dado allí un concierto. Es una experiencia fabulosa, algo realmente mágico. Algo así como un mundo de ensueño. Los viajes me sirven de inspiración, pues nunca sabes realmente con qué te vas a encontrar. Espero que todo me siga sorprendiendo.
Cafébabel: ¿Porqué sigues componiendo en papel?
Max Richter: Escribo en papel porque, sobre todo, me gusta experimentar la sensación de inventar. Si escribes en papel te imaginas la música antes de escucharla. Cuando trabajas con un ordenador es un poco como ponerte en el lugar del público. Haces algo, lo lees y escuchas.
Cafébabel: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes compositores?
Max Richter: Lo que tienes, lo que puedes hacer o lo que sientes te hace único. Es esencial descubrirlo. Todo el mundo es único. Tenemos nuestras propias herramientas, nuestra imaginación y ¡nuestra biografía!
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Max Richter - 'Three Worlds: Music from Virginia Woolf Works'; Discográfica: Deutsche Grammophon; January 2017
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Max Richter presentará SLEEP la noche del 6 de mayo del 2017 en el Barbican Centre de Londres (entradas agotadas), y el 15 de julio del 2017 en el Concertgebouw de Amsterdam.
Translated from Max Richter on words, vision and Virginia Woolf