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Matrix en Irak

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Default profile picture isabel aspe

La información que nos llega desde Irak nos da una imagen deformada de la realidad. Manipulación, ataques a periodistas, etc. Gobiernos y ejércitos hacen lo que pueden para que no sepamos qué pasa allí en realidad.

La guerra informativa y mediática en Irak no empezó en marzo de 2003 con el bombardeo de Bagdad, sino que ya antes se utilizó para asustar mediante manipulaciones a la opinión pública mundial y favorecer así que se aprobara una guerra unilateral que no contaba con el consenso de la ONU.

Sospechas confirmadas

Ahora sabemos lo que antes sospechábamos: las armas de destrucción masiva no han existido nunca, no ha habido ninguna relación entre Sadam Hussein y Al-Quaeda, y los peligrosos centros de investigación y fabricación de armas de destrucción masiva han resultado ser, en la mayoría de los casos, cabañas de pastores y criaderos de champiñones. Ni siquiera el pavo que enseñó Bush a los medios de comunicación el Día de Acción de Gracias era real, sino que se trataba de una vulgar imitación de plástico...

Por mucho que les pese a los dirigentes norteamericanos, la nueva sociedad de la información hace cada vez más difícil lo que decía Goebbels, ministro de propaganda nazi: "Una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad". La aparición de nuevos medios de comunicación árabes, con enfoques divergentes, y el surgimiento de novedosas formas de comunicación, han facilitado la llegada de más información, haciendo posible, por vez primera, que la opinión pública se libere del Matrix mediático y propagandístico creado por EE UU.

Al Jazeera nos abre los ojos

La televisión árabe Al Jazeera ha proporcionado imágenes censuradas por el gobierno de EE UU y ha demostrado contradicciones en informaciones difundidas sobre acciones militares. Entre otras, recordamos el ataque de EE UU contra un campamento de entrenamiento de terroristas al oeste de Irak, que fue denunciado por Al Jazeera como una matanza en el banquete de una boda con el resultado de 42 víctimas, entre ellas 14 niños menores de 12 años y 11 mujeres de diferentes edades.

Al Jazeera se ha convertido en un referente informativo también para los occidentales, restando protagonismo a las agencias de noticias estadounidenses, y muy especialmente a la cadena CNN, televisión "oficial" de la primera Guerra del Golfo.

La aparición de nuevos medios de comunicación ha permitido, a su vez, la fuga de información como la que se produjo con los execrables abusos en Guantánamo y la cárcel de Abu Ghraib. Las sobrecogedoras fotos de prisioneros iraquíes torturados por soldados estadounidenses pusieron en cuestión la definición de esta guerra como la de la liberación del pueblo iraquí.

Informaciones falsas

Otro ejemplo de confusión mediática es la retractación por parte de la revista Newsweek, el pasado mes de mayo, de sus informaciones acerca de la profanación del Corán en la base estadounidense de Guantánamo. La rectificación se produjo tras violentas protestas en todo el mundo árabe y especialmente en Afganistán, donde murieron 16 personas. A pesar de todo ello, el Pentágono ha acabado reconociendo que se cometieron profanaciones al libro islámico.

Un caso similar se vivió hace un año en el diario Daily Mirror, que tras publicar unas fotos con presuntos abusos de prisioneros iraquíes por parte de las fuerzas británicas rectificó considerándolas falsas, a lo que siguió la renuncia de su director.

Incluso los grupos insurgentes iraquíes han utilizado los medios de comunicación y las nuevas tecnologías para extender el miedo entre las fuerzas estadounidenses y los que cooperan con el gobierno de transición iraquí. Superando la censura del gobierno americano, hemos visto con horror la ejecución de personas secuestradas o el desmembramiento de los cadáveres de soldados americanos muertos en una emboscada. Mientras tanto, en EE UU se censuran las imágenes de los ataúdes de los soldados que vuelven muertos de Irak.

Los medios de comunicación son por tanto una parte central de esta abominable guerra, y los periodistas el objetivo número uno, como demuestra el hecho de que casi 60 periodistas hayan sido asesinados desde el inicio de la guerra, la mayoría de ellos iraquíes, y 29 hayan sido secuestrados.

Hoy ya no es posible decir como Sócrates: "Sólo sé que no sé nada", queriendo escapar así al horror de esta guerra. Hay que acabar con este Matrix infernal que mediante la propaganda, la manipulación y el fanatismo convierte a Oriente y Occidente en enemigos. Para ello, necesitamos periodistas independientes que sobre el terreno sean capaces de contar lo que está pasando, y llamar al pavo pavo, y al plástico plástico. La lucha contra el terrorismo internacional no puede ser el nuevo Matrix que deforme la realidad y aliene nuestra sociedad. Hay que salir de esta espiral de mentiras y confusión. No permitamos que los medios de comunicación se conviertan en armas de intoxicación masiva, permanezcamos alertas y críticos.

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