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Marte, el planeta al rojo

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Europa no ha descubierto el agua marciana, ya lo hizo EEUU. El viejo continente sólo tiene ahora una oportunidad para entrar en la historia espacial: que el primer pie que pise Marte sea europeo

George Bush ha anunciado su deseo de enviar el primer hombre a Marte. Esta noticia, a pesar de su aparente actualidad, se publicó en 1989. Ahora, George Bush Jr. retoma otra vez los pasos de su padre, tras haber dirigido la segunda parte de la guerra de Irak. Los retoma en plena campaña electoral porque Marte, como el Golfo, vende. No obstante, encontrar vida en el subsuelo de Marte será más difícil que encontrar dictadores en el subsuelo iraquí.

Marte, magníficamente bautizado con el nombre del dios de la guerra, está provocando una batalla por ver quién se lleva el gato al agua, si es que la hay. El 18 de enero la Mars Express, un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA), encontró hielo en Marte. El viejo continente ha sabido vender este descubrimiento como una victoria exclusivamente europea.

Europa, el continente sin historia

Rusia envió al primer hombre al espacio, Yuri Gagarin, en 1961, y EEUU el primer hombre a la luna en 1969, Neil Armstrong. Europa, ajena a las hazañas de la historia espacial, ha querido colgarse la medalla del agua marciana. Sin embargo, ya en diciembre de 2000, científicos de la estadounidense Mars Global Surveyor anunciaron el descubrimiento de antiguos fondos marinos en Marte (1). Y en enero de 2001 investigadores de la National Aeronautics and Space Administration (NASA) sugirieron que podría haber agua en Marte a través del estudio de un meteorito marciano. Incluso en mayo de 2002 la norteamericana Mars Odyssey descubrió depósitos de agua (2). Y, por si fuera poco, Bill Clinton presentó en 1996 el meteorito ALH84001 como prueba de que en Marte existió vida alguna vez (3).

Pero parece que para Europa los descubrimientos estadounidenses son ya agua pasada y la primacía psicológica- europea sobre Marte le lleva incluso a propuestas más contundentes. A la certeza del agua marciana seguirán viajes tripulados a Marte, encuadrados dentro del proyecto Aurora. Para el 2024 está previsto enviar al primer europeo a la Luna. Tras este ensayo general, hacia el 2030 llegaría un europeo a Marte.

En este aspecto Europa tampoco es los Estados Unidos. Alemania no participa en el proyecto Aurora porque el costo de la operación no guarda relación con los riesgos.

Inmigración descontrolada en Marte

Por su parte, George W. Bush ha anunciado el regreso de astronautas estadounidenses a la Luna a partir del 2015. Una base lunar servirá de plataforma para una misión tripulada a Marte hacia 2030. Más allá de querer derrotar vía marciana al demócrata John Kerry, Bush responde de esta manera a las intenciones extraterrestres de China y la India, buscando mantener la supremacía militar en el espacio. La Agencia Espacial China anunció el 14 de febrero sus planes de comenzar la conquista de la Luna en 2007. Los chinos no pondrán en marcha misiones de exploración al planeta rojo antes de 2020. En cambio, la política espacial india es daltónica y no tiene de momento el planeta rojo a la vista. Se especializa en las aplicaciones (satélites destinados a las telecomunicaciones, la observación de la Tierra, la cartografía, la meteorología) y muestra poco interés por la investigación científica en órbita.

Las restantes potencias espaciales: EEUU, UE, Rusia, China y Japón, sí tienen ahora un mismo objetivo. Pero Marte no es un buen anfitrión, de las 40 misiones previstas, 24 han fracasado.

La carrera espacial tiene efectos beneficiosos para Europa. La ESA fomenta el desarrollo de nuevas tecnologías aeronáuticas y crea puestos de trabajo de alta capacitación. Unido esto a la alianza con los zares de la RKA (Rossiyskoe Kosmicheskoe Agentstvo, Agencia Espacial Rusa), los césares europeos pueden aspirar a hacer sombra a la NASA. Pero no olvidemos que si bien Marte está a varios minutos luz de la tierra, el presupuesto de la ESA está a años luz del de la NASA.

Sabes que nunca has ido a Venus en un barco

Al buen momento del euro, la victoria de los aranceles y el plante de buena parte de los países de Europa en la guerra de Irak, los fabricantes de una idea de Europa pionera han querido sumar el éxito espacial. Pero Europa no se debe engañar a sí misma. El agua marciana fue descubrimiento estadounidense. Ahora el viejo continente debe centrar sus esfuerzos en una misión tripulada a Marte. Para situarse de verdad, y no por fuegos artificiales más propios del marketing empresarial, en la historia espacial, el primer hombre (no será una mujer) que llegue a Marte debe ser europeo. Europa es capaz. Y si se adelantan los EEUU, o China o quién sea, será igualmente una victoria de la humanidad. Además, siempre quedará Venus, que era la diosa del Amor...