Marius Tincu, en melé con la justicia europea
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Macarena BurgosUn jugador rumano que juega con un club francés se niega a aplicar el reglamento de la competición, que podría ser contrario al derecho laboral europeo. Las instancias mundiales investigan
Marius Tincu es un desconocido para el gran público. Un apasionado del rugby podría explicar que se trata de un jugador rumano robusto que juega en el Perpiñán, uno de los mejores equipos del campeonato francés, cuya identidad catalana es resaltada tanto por los cánticos de sus aficionados como por los colores de su camiseta e incluso por su eslogan ’Sempre Endavant’ (Siempre adelante). Sin embargo, Marius Tincu podría ser el desencadenante de algunos cambios en el derecho laboral europeo y convertirse en un caso de estudio para los juristas de toda Europa.
Tras el partido de Copa de Europa entre el Perpiñán y el club galés Swansea Ospreys el 18 de octubre pasado, la European Rugby Cup (ERC), instancia europea que regula las competiciones entre clubs europeos, estimó que Marius Tincu era culpable de agresión contra un jugador contrario (habría cometido una falta al meterle los dedos en el ojo al contrario). Sanción de la ERC: prohibición de jugar durante 18 semanas.
Une estrategia de defensa europea
A gran velocidad, se organizó la defensa de Tincu. Como argumento, se decía que la sanción estaba supuestamente infundada. En efecto, los miembros del comité disciplinario de la ERC que juzgaron a Tincu no presentaron ninguna imagen de vídeo que le inculpara y no fundaron su decisión más que en las acusaciones de los jugadores del equipo contrario: los defensores de Tincu clamaron desde el principio que se estaba cometiendo una injusticia. Tras la desestimación del recurso por parte de la comisión de apelaciones, los abogados del Perpiñán pasaron a una estrategia de defensa ‘europea’.
El comité disciplinario que juzgó a Tincu no presentó ninguna prueba gráfica sobre su culpabilidad
Dado que el rugby es por definición un deporte de contacto, o incluso un deporte de combate colectivo, las faltas dejan mayores secuelas físicas y en general las brutalidades se castigan con severidad. Una de las reglas propias del rugby establece que un jugador al que se le imponga una prohibición de jugar tras un partido de una competición tenga también prohibido jugar en cualquier competición durante todo el tiempo que dure la suspensión. La Liga francesa de rugby (LNR) comunicó por tanto al Perpiñán la prohibición de que Tincu jugara durante las 18 semanas establecidas.
La investigación en curso
Poniendo en cuestión la correcta fundamentación de la decisión inicial, el Perpiñán solicitó una opinión consultiva al Comité francés olímpico y deportivo (CNOSF) que dirige el conjunto de las 97 federaciones deportivas de Francia. Sorprendentemente, este propuso que Tincu pudiera disputar el campeonato nacional: “Por lo tanto, ante los riesgos manifiestos de anulación ante la justicia administrativa, proponemos a la LNR que vuelva a habilitar al jugador Marius Tincu a partir de hoy”, estableció el comité. Hablando en plata: el reglamento de la ERC, que es una empresa de derecho privado y no una federación deportiva, parece ir en contra del derecho europeo al poner trabas al libre acceso al mercado laboral de un europeo. Y, desde entonces, el Perpiñán desafía a las autoridades europeas del rugby mientras Tincu disputa el campeonato francés.
La situación ha llegado a tal punto, que las autoridades mundiales del rugby (International Rugby Board) han ordenado una investigación para determinar cómo restablecer el orden en el mundo del rugby, indicando en su comunicado que “la aplicación universal de las sanciones es un factor clave del sistema sancionador específico del rugby, que se desarrolló con el fin de tomar en consideración las características específicas de este deporte y que sigue en vigor conforme a las normas del IRB que se aplican en el mundo entero”. Por el momento, el caso se ha quedado en ese punto.
Precedente en el fútbol
Los más apasionados del deporte recordarán sin duda un caso similar que se produjo en el mundo del fútbol: la sentencia Bosman. En 1995, aquel futbolista belga impugnó la prohibición que se le había impuesto de jugar en Francia por el sistema de limitación de jugadores extranjeros. El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas dio la razón a Bosman, considerando que el reglamento de la UEFA (autoridad europea del fútbol) que establecía limitaciones relativas a la nacionalidad era contrario a las disposiciones del tratado de Roma sobre libre circulación de trabajadores entre los Estados miembros. Esta sentencia abrió las fronteras del fútbol, permitiendo que los clubes pudieran contratar a tantos extranjeros comunitarios como desearan.
La sentencia Bosman sentó precendente sobre la adopción del reglamento europeo en el mundo del fútbol
El caso Tincu podría tener repercusiones similares y podría suponer el final de facto del principio de universalidad de las sanciones en el mundo del rugby, un elemento importante de la identidad de este deporte. Al desafiar ante los tribunales los reglamentos del rugby, Tincu parece en proceso de obtener justicia para sí mismo desde el punto de vista del derecho europeo y de dejar su marca en el derecho laboral de la Unión Europea. Al mismo tiempo, su victoria contribuiría a que el rugby se pareciera un poco más a los demás deportes que pasaron a ser profesionales mucho antes que ese “juego de villanos jugado por caballeros”. El derecho y la ética no siempre hacen una buena pareja. Si sus abogados llegan hasta el final de este asunto, Tincu podría convertirse en un héroe en Cataluña, una celebridad en Francia y un caso de la jurisprudencia europea.
Translated from Marius Tincu en mêlée avec la justice européenne