Manel, la 'gent normal' que triunfa en Londres
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Londres constituye un paso obligatorio para las grandes bandas y una cuna agradable para jóvenes talentos. Y aunque ellos no se identifiquen con ninguno de éstos, son sin duda una muestra de lo que esta ciudad inspira: una centro cultural donde todo arte tiene lugar. El pasado 29 de marzo, el Scala de Londres acogió a Manel, el grupo catalán que cruza fronteras.
"No creo que seamos tan internacionales, el hecho de tocar en Londres no nos convierte en nada especial" afirma Guillem Gisbert, voz del grupo, horas antes del concierto organizado por Rock Sin Subtítulos en el conocido Scala al norte de Londres.Fue hace unos cuatro años cuando Manel tocó por primera vez en la capital británica, en lo que fue una pequeña gira inglesa, dando conciertos en pequeños cafés y aulas de universidad. Ahora, los puntos de venta de las entradas de su concierto en Londres hace semanas que colgaron el cartel de sold out y, cuando el sábado 29 de marzo se subieron al escenario de la sala Scala, el público entregado siguió al pie de la letra todas y cada una de las canciones. Dos horas de música y de emociones, dos horas en las que ellos hicieron que todo fuese un poc més divertit.
Sin embargo, si les preguntas a ellos por el éxito, parece que estés hablándoles de los astros o la metafísica. "No hemos cambiado mucho desde entonces, seguimos siendo los de antes, lo único es que ahora tenemos mucha más experiencia, hemos crecido musical y técnicamente", reconoce Roger Padilla; a lo que su compañero Guillem Gisbert añade: "no somos como esos grupos que llenan estadios por todo el mundo, nosotros siempre volvemos a dormir a casa, menos hoy claro".
Si tal vez ellos no han cambiado, las cifras que intentan definir al grupo sí lo han hecho. Ya no son pequeños cafés los que los acogen, sino grandes salas de conciertos; cuentan en su haber con 3 discos, más de 40 canciones y, lo que para muchos es lo que los diferencia, han sido número 1 en ventas en España a nivel nacional cantando en catalán. Cuando se les pregunta qué son y cómo explicarían este fenómeno Manel a los lectores de CaféBabel parece que a ellos, por una vez, les faltan las palabras. "No somos muy aficionados a las grandes etiquetas, al principio todo el mundo nos preguntaba qué tipo de música era la que hacíamos y cuando leímos que en una de las primeras críticas nos pusieron el cartel de pop-folk y dijimos, pues bueno, eso será", bromea Guillem.
Atletes, baixin de l’escenari es el curioso título del último trabajo del grupo y que cumple dentro de poco su primer aniversario. Un disco que entremezcla la nostalgia con canciones como Desapareixíem lentament y la vitalidad más popera de Teresa Rampell, que fue su carta de presentación. Por encima de todo, es un disco que mantiene la esencia de Manel, una esencia poco comercial, con una ausencia casi total de estribillos y una cadencia a veces difícil que tal vez pueda dejar indiferente al principio, pero que gana con cada detalle, con cada historia. "Los cinco minutos y pico de Teresa Rampell se van un poco de esos manuales que explican cuál debería ser el mejor single; mucha gente nos dijo cuando salió el disco que la canción no era representativa del disco, pero bueno, lo a que nosotros nos importa es el disco en sí, es el trabajo completo de lo que hacemos, un single es solo una elección", afirma Guillem.
Muchos se preguntan cómo se hace para llegar a ser número uno con una música así mientras que para ellos parece todo mucho más simple y afirman no tener un esquema a seguir. "Cada canción tiene su proceso, no tenemos ninguna fórmula especial", afirma Roger y Guillem añade que "de las 40 canciones que tenemos entre los tres discos, no creo que ninguna tenga el mismo patrón calcado de la historia de cómo se creó, siempre encontraríamos matices que las hacen diferentes, no tenemos una fórmula abstracta". Todas eso sí, mantienen una especie de narrativa popular que las hace cercanas y que parecen escritas para uno mismo. "Hay una parte de tradición folky, estas canciones de 8 minutos que cuentan una historia, para mí es muy divertido escucharlas, ver cómo combinan la narrativa con la rima; de todas formas, no es una cosa que nos planteásemos, nos salen así", afirma Guillem. Cuando se le pregunta por la sensación de nostalgia escondida en canciones como Banda de Rock, Roger contesta que "tenemos mucha conciencia todavía de grupo, no novato, pero que todavía está empezando, no añoramos nada como grupo, todavía nos queda". "La emoción particular de una canción no define un grupo ni un disco, una canción dura cuatro minutos y luego viene la otra, no hay más", reconoce Guillem.
"Para nosotros, en el fondo, la sensación es que tenemos un trabajo que nos gusta, que nos va bien y ya está". Visto así, todo parece muy fácil y todas esas cifras que magnifican a esta banda de rock son sólo eso, cifras. Ellos, en el camerino y lejos de los focos, las luces y los micrófonos, siguen siendo gent normal. Sea como sea, estos cuatro jóvenes han conseguido lo más importante para un grupo y es que, al final del concierto, lo último que quiera el público es que estos atletas musicales baixin de l’escenari. Y ya está.
Vídeoclip de 'Quin dia feia, amics', de su álbum Atletes, baixin de l'escenari. Manel.