Los superhéroes de la UE: las pequeñas y medianas empresas
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Ni gobiernos ni multinacionales. El primer generador de empleo en la Unión Europea son las PYME (Pequeñas y Medianas Empresas), que representan el 85% de empleos de nueva creación en los últimos años. Sin embargo, también son este tipo de empresas las más afectadas por la crisis económica y las que más dificultades tienen para sobrevivir.
Las PYME (empresas que cuentan con 5 a 250 empleados) son el motor principal de la economía europea, teniendo en cuenta que también la mayoría de emprendedores se constituyen como tal. Estas empresas conforman el 99% de los negocios y el 67% de todos los empleos del sector privado en la Unión Europea. La parte agridulce de la historia es que son asimismo las que más han sufrido durante la crisis económica y por consecuencia las que han destruido más puestos de trabajo. La caída ha sido de 2,4% de media en el conjunto de los Estados miembros, mientras que en las grandes empresas han sido el 0,95%.
Las dificultades de ser pequeño
Las PYME se encuentran con una gran variedad de obstáculos como dificultades para financiarse, complicados trámites administrativos o elevados impuestos, entre otros. Dependiendo del país en el que te encuentres, será uno u otro el quebradero de cabeza. Por ejemplo, según un estudio publicado por la Comisión Europea, las PYME de Chipre, Grecia, Eslovenia, Lituania, Croacia, Irlanda, España, Portugal e Italia son las que más problemas tienen para acceder al crédito. Irónicamente esto crea un círculo vicioso ya que estos países son también los más afectados por la crisis, y por ende, los más necesitados de financiación. Pero también las PYME en Bélgica, donde han resistido mejor a la crisis económica, deben hacer frente a unos costes de exportación superiores en un 20% respecto a la media europea.
El status quo
Hoy en día ya existen mecanismos de ayuda y soporte a las PYME. Entre los principales se encuentran los Fondos Estructurales y de Inversión de la Unión Europea y la estrategia Europa 2020 en la que se establece un contrato de asociación entre la Comisión y cada Estado miembro para lograr todas las metas y objetivos. Asimismo, en 2008 se adoptó la “Small Business Act” donde se reconocía por primera vez la importancia de las PYME en la economía de la Unión y sentaban las bases de un marco político de acción global. Esta iniciativa tiene como objetivo crear un clima favorable para el desarrollo de las PYME a través de políticas comunitarias y nacionales. A pesar de los éxitos conseguidos con estos programas e iniciativas, los problemas anteriormente mencionados persisten. La confederación española de la pequeña y mediana empresa (CEPYME), afirma rotundamente en un informe que “solamente con un tejido pyme próspero, actualmente muy debilitado por la crisis económica, la Unión Europea será capaz de afrontar los retos más importantes, a corto y medio plazo”. La asociación española considera que la “Small Business Act” ha puesto en marcha políticas ciertamente eficaces pero manteniendo grandes deficiencias en su aplicación. Por tanto, piden un mayor compromiso de la Comisión Europea.
¿Cual es el próximo paso?
Según la CEPYME, el próximo movimiento debe ser la aceleración en la creación de la Unión Bancaria y el Mecanismo Único de Supervisión. Esta institución eliminaría la territorialidad bancaria, es decir la dependencia de las entidades al Banco de España (en el caso de este país), y facilitaría el acceso a la financiación, tanto para las empresas como para la ciudadanía. Y lo que parece aún más importante, igualaría los costes. Según un artículo de Joaquín Maudos, profesor de Economía de la Universidad de Valencia, publicado en Cuadernos de Información Económica, una empresa española paga un 77% más que una alemana para obtener crédito. La famosa crisis de la deuda soberana ha hecho que los países afectados paguen un 85% de media más por su financiación. El pasado 4 de noviembre se puso en marcha el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el primer puntal de la Unión Bancaria centrado en la supervisión de los bancos europeos.
Veremos si los 28 Estados miembros se ponen de acuerdo para terminar lo que han empezado. Se podría decir que la supervivencia económica de la Unión Europea depende de ello.