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Los pueblos fantasma - Marta Muixí

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Default profile picture Nuria Serra

Nomur

¿Pueden existir pueblos sin existir? En Israel sí. De hecho, parece que aquí todo es posible. Si Israel existe dentro de Palestina, Palestina existe dentro de Israel, eso sí, con grandes diferencias claro. Mientras Israel perpetúa una ocupación sobre la tierra de Cisjordania y Gaza, Palestina procura sobrevivir en lo que era su territorio.

La forma que toma esta vida de los palestinos dentro lo que era Palestina en el 48 y ahora es Israel se traduce en vidas fantasma. Las historias de estas personas son desoladoras.

Personas que han visto como les demolían las casas una y dos y si hace falta tres veces pero que no pierden el ímpetu para cambiar la situación y seguir luchando. En estos pueblos el gobierno israelí perpetúa un terrorismo psicológico constante cuyas consecuencias se escapan de nuestro entendimiento. Nosotros no podemos imaginar que es vivir pensando que, un día cualquiera, nuestra casa puede ser la elegida para ser demolida. Solamente hace falta tomar la decisión, marcar la casa, y ya está. Toda la vida, todos los recuerdos, todo lo que guarda una casa y que no tiene precio, se esfuma. Lo destruyen sin ninguna contemplación. Visitamos el pueblo de Shera’an, no estoy segura de cómo se escribe pero, quien sabe, como pueblo fantasma que es no tiene nombre, no aparece en los mapa, así que no supondría ningún problema hacerlo desaparecer entero, puesto que no existe…

Las técnicas del gobierno israelí para perpetuar una tortura constante pero de una calculada baja intensidad para que no interesen en nuestra burbuja son de lo más variadas. Eso sí, siempre afectando a lo más esencial para una vida digna: agua, electricidad, los desplazamientos. Además, por su puesto, de saber que en cualquier día tu casa puede ser demolida con toda la vida que guarda dentro. Sólo se tiene que decidir. Lo que es más increíble es que los israelíes viven de frente a estos pueblos fantasma con toda la comodidad del mundo y aprovechando el tiempo libre para hacer la vida imposible a los palestinos. El acceso al agua por parte de los palestinos es siempre una incógnita. Los tubos por donde pasa el agua son exageradamente largos y estrechos. Así, si un israelí se levanta con mal pie y lo quiere cortar para fastidiar, lo puede hacer sin ninguna dificultad. En el mejor de los casos, cuando el acceso está garantiza, el agua sale lo bastante caliente para que refrescarse sea imposible. Y sin hablar de la ridícula presión a la que sale. El acceso a la electricidad también es puntual, eso si, los israelíes tienen el detalle de ponerles los palos eléctricos delante de sus casas. Ya se sabe, estropean el paisaje. Los palestinos también ven las carreteras que les permitirían ahorrar horas en los desplazamientos pero el acceso les está vetado. Y punto. Saben que si la utilizan tienen muchos números de ser disparados. No pueden utilizar su agua, su tierra, sus carreteras… ¿Apartheid? Se ve que no.

En la zona que visitamos, Galilea, al Norte de Israel, hay 35 pueblos fantasma. La organización “los 40 pueblos no reconocidos”, ha conseguido que algunos de ellos mejoren sus condiciones pero la situación es terriblemente dura en la mayoría de ellos. 7.000 palestinos viven esta vida al norte de Israel mientras nosotros miramos hacia otro lado.

Un abrazo desde la tierra donde, a pesar de todo, las personas siempre tienen una sonrisa a punto

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