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Los jóvenes europeos cada vez más atraídos por el alcohol

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En el Sur de Europa amenaza con degenerar el patrón de consumo de alcohol, que hasta ahora se consideraba modélico. Al mismo tiempo, en los países nórdicos no se hace caso a los consejos de sus gobiernos sobre el excesivo consumo.

Los países del Mediterráneo se consideran modélicos en cuanto al contacto con el alcohol, ya que en el Sur de Europa, se puede observar lo que la ciencia denomina contacto “integrado” con el alcohol. Se trata de una consideración como sustancia “aceptada, que no llama la atención y moralmente neutra”.

Borracheras masivas en España

Sobre todo se bebe durante las comidas; no es sólo un beber por beber. Así, los españoles, los portugueses y los franceses consumen al año más alcohol que el resto de los europeos. Beben con frecuencia, pero en pocas cantidades. Las borracheras de fin de semana siguen siendo (por ahora) cosa de los turistas.

Sin embargo, en los últimos tiempos, este contacto “maduro” con el alcohol está cambiando. En España se da sobre todo en los jóvenes. Los “comas etílicos”, que antes sólo se daban en los turistas británicos y nórdicos, aumentan entre los jóvenes españoles y portugueses. Cientos de miles de jóvenes participan en el macrobotellón en las calles. Lorenzo Navarrete, sociólogo y autor del libro El fenómeno del botellón, señala: “El macrobotellón no es más que el resultado de una situación que está fuera de control. Ahora es imposible detenerla.”

Emborracharse en público era hasta hace poco algo de lo que avergonzarse (ahora se ha convertido en un signo de orgullo entre los jóvenes españoles). Esta es una buena razón que explica el hecho de que el Gobierno español haya prohibido hace poco el consumo de alcohol en la vía pública.

En Francia e Italia están ocurriendo cambios similares. En estos países eran los padres y la familia en general quienes transmitían el “arte de beber” a los jóvenes, y en ellos perder el control debido al alcohol era también hasta hace poco algo vergonzoso.

Récord en Irlanda

Las peleas, los comas etílicos y los comportamientos amenazantes son lo que nos viene a la mente cuando se piensa en la cultura del alcohol británica. En el Reino Unido, se pensó combatir los problemas regulando los horarios de apertura de los pubs, un acercamiento hacia las costumbres más mediterráneas, hasta ahora en vano.

Andrew McNeill, del Instituto británico de Estudios sobre el Alcohol, considera poco probable “importar una cultura italiana del alcohol mediante la introducción de leyes italianas sobre el consumo de esta sustancia”. Los irlandeses no se parecen en nada a los británicos. En la isla esmeralda se consume la mayor cantidad de alcohol al año por persona y “sesión” de Europa: más de doce litros de alcohol puro. El Gobierno irlandés quiere tomar cartas en el asunto. Ha prohibido las ofertas de “hora feliz” (determinadas horas con precios más bajos) y ha establecido importantes multas contra la venta de alcohol a personas que ya hayan consumido demasiado.

Los países escandinavos comparten el modelo británico e irlandés de consumo de alcohol. Durante décadas, la enorme carga de impuestos y los estrictos controles impidieron el excesivo consumo de licores, pero no la abundancia de cerveza durante los fines de semana.

Según Robin Room, del Centro para la investigación social del alcohol y las dogas de la Universidad de Estocolmo, existen “normas que rigen el comportamiento de las personas en relación a la bebida, y éstas raramente cambian”.

Efectos importantes

En cambio, en los Países Bajos existe una moda distinta. Si bien es cierto que el consumo de alcohol aumenta, se ha experimentado una evolución positiva, como la introducción, propia de los países del Sur, de los jóvenes en la cultura del alcohol por parte de familia. De este modo, los jóvenes aprenden a respetar el alcohol en un ámbito protegido, y se elimina el placer de lo prohibido.

El contacto con el alcohol se relaciona en la mayoría de los países europeos con el contacto con otra droga legal: el tabaco. En el Sur de Europa, no sólo se tolera más el consumo de alcohol, sino también el del tabaco. Con la nueva legislación, bares y restaurantes con más de 100 metros cuadrados deben ser para no fumadores o reservar un área para no fumadores mayor que la de fumadores. Los locales con menos de 100 metros cuadrados deben informar si permiten o no a fumadores. Aunque sólo el 20% de los locales pequeños ha decidido quedarse libre de humos, el gobierno español sostiene que medio millón de personas han dejado el tabaco gracias al impulso de la ley.

Un poco más al norte, la cosa se pone más difícil para los fumadores. Irlanda ha decidido hace poco establecer la prohibición de fumar en los lugares de trabajo más completa, ya que se aplica también a los bares y los restaurantes. Así sucede también en Suecia, Noruega y Escocia, en donde está prohibido fumar en lugares de trabajo, restaurantes y bares.

Translated from Immer mehr junge Europäer greifen zur Flasche