Lívia Járóka: mujer, gitana y europarlamentaria
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La primera eurodiputada gitana, Lívia Járóka, hace balance de su primera legislatura y anuncia que se vuelve a presentar
Aunque se queja de que la actual presidencia semestral checa de la UE no ha preparado una agenda sobre asuntos de minorías e igualdad de género, considera que la legislatura ha sido positiva en cuanto a lo realizado por el Europarlamento. “El asunto de los derechos de la mujer ha sido politizado gracias al Parlamento, un tema que ni el Consejo ni la Comisión se han interesado en tratar”, reivindica esta joven húngara del Partido Popular Europeo. A su entender, el Parlamento Europeo “ha dejado de ser una herramienta al servicio de la Comisión, para convertirse en un socio confrontado de la Comisión”.
¿Lo más importante? Que la situación de los gitanos está en la agenda del parlamento, no como antes: “¡Fíjese bien cómo la mayoría de los ciudadanos van camino de pertenecer a algún tipo de minoría”, apunta subrayando la importancia de protegerlas. Ha sido elegida como el rostro del Parlamento Europeo e insiste en querer ser el paradigma de que la antidiscriminación no basta para defender a los gitanos: “hay que pasar de una óptica paternalista a otra más profesional”.
¿Qué reglamentación lamenta más de este mandato?
Todas son útiles, pero lamento que casi siempre lleguemos tarde y vigilemos tan mal la aplicación de las directivas en cada país. Por ejemplo, la directiva REACH para defender a los consumidores de productos tóxicos, tomó mucho tiempo para aprobarla, y todavía más para aplicarla. Nos falta eficiencia.
¿Cuál ha sido la mayor batalla dada por su grupo político, el Partido Popular Europeo (PPE)?
¡Para empezar incluirme en sus listas! Luego, luchar por los derechos de los gitanos y de sus hijos, algo que siempre había quedado en la esfera de socialistas y liberales. Desde la ampliación de 2004, el PPE ha adoptado muchas decisiones simbólicas en su dinámica de cambio.
¿Considera machista la política europea?
Ser mujer en política es difícil, pero aún más lo es sacar adelante temas que interesan a la mujer. Es difícil convencer al establishment que las mujeres deben estar presentes en las instituciones. De ahí que sí piense que la política europea es algo sexista. Pero también porque cuando hace falta representar temas que no son muy populares, como la pobreza en el mundo o el rostro del Parlamento, siempre eligen a mujeres, mientras que para hablar de la prosperidad económica son los hombres quienes se dirigen a los votantes.
¿31% de mujeres en el Europarlamento es aún poco?
Si comparamos este parlamento a otros nacionales no andamos mal, pero sigue siendo insuficiente. El número de mujeres en la cámara no se corresponde con su importancia en la sociedad y creo que la cantidad también marca la diferencia. Habrá que ver si aumentamos nuestro número en las elecciones de junio. En mi partido (el Fidesz, conservador húngaro), por ejemplo, el número de mujeres en las listas electorales permanecerá igual al de 2004.
¿Quiere decir que no aumentará?
Creo que no. Y lo mismo va a suceder en todos los países y partidos.
¿Su partido no pondrá el acento en la igualdad de géneros durante la campaña electoral?
Nada de nada. Y lo peor es que los votantes no parecen interesados en estos temas porque vivimos aún en sociedades demasiado paternalistas.
¿Le preocupa la situación de los gitanos en Hungría o Italia?
La situación de los gitanos en los países del Este no ha dejado de empeorar desde la caída del comunismo. En la Europa occidental, el caso italiano es solo la punta del iceberg. Me preocupa en especial el sentimiento anti gitano creciente en esta época de crisis económica. Además, no veo partidos políticos dispuestos a luchar contra los estereotipos y por los votos de los gitanos. Es verdad que hay muchos compromisos anunciados, pero no veo el dinero por ninguna parte. Bruselas está encantada con los magníficos programas de integración presentados por cada Estado miembro, pero no se preocupa por verificar su cumplimiento.
¿Qué obstaculiza la comunicación entre los gitanos y los payos?
Prejuicios y ausencia de espacios comunes…
¿En qué sentido?
No existen lugares comunes de trabajo. Durante el régimen comunista, cada ciudadano gitano acudía todas las mañanas a su trabajo, junto con los payos. Entonces también se daban muchos matrimonios mixtos (yo misma soy hija de un matrimonio mixto), mientras hoy ya casi no los hay porque los gitanos no tienen empleo. El 90% de los gitanos de Hungría están en el paro o trabajan en el mercado negro.
Por otro lado, los medios no actúan con responsabilidad al dar pábulo a los prejuicios sobre gitanos y exagerar sus defectos. Ni siquiera los expertos sobre gitanos saben de lo que hablan, pues por desgracia no existen datos oficiales sobre los gitanos.
¿Qué prioridad señala para impulsar la comunicación?
Mismos centros de trabajo y mismas escuelas para gitanos y payos.