Liubliana: "Mi profesión es ser judío"
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Carlos SuarezProbablemente sea el judío más famoso de Eslovenia, aunque tampoco resulta difícil: En un país que cuenta con unos dos millones de habitantes, sólo unas 150 personas están registradas en la comunidad hebrea. "Los judíos en Eslovenia pronto desaparecerán", dice su portavoz.
“¿Es divertido ser judío aquí?”, se pregunta el portavoz de la comunidad con una intención retórica. La responde, aun así, con un “no” que contiene un inequívoco tono amargo. Como único portavoz de la comunidad judía de Eslovenia, busca incitar: No le queda apenas otra opción. Habla sentado en una cafetería del casco viejo de Liubliana. Unos metros detrás de él puede leerse Židovska ulica: la calle judía de la capital.
Esvásticas en el cementerio
Solo algunas semanas atrás, alguien tapó el letrero de esta vía con una bandera palestina, lo que para nuestro interlocutor es una agresión que se suma a una serie de incidentes antisemitas: Hace algún tiempo, encontró la tumba de su madre cubierta de esvásticas. Asimismo, en 2005, alguien escribió “¡Judíos fuera!” —y justo al lado añadió “Gaza”— en las paredes de la única sinagoga histórica de Eslovenia, situada en Marburgo, al nordeste del país. Parece ser que la animadversión hacia los judíos es de naturaleza abstracta: Aunque algunos todavía viven en Marburgo, la mayoría de los pocos supervivientes eslovenos del Holocausto abandonaron la Yugoslavia atea después de 1945.
En Eslovenia, el antisemitismo procede de la izquierda, asegura este portavoz de la comunidad judía: “Es una tradición socialista el responsabilizar a los judíos que viven aquí desde la Edad Media de la política del gobierno israelí”. De hecho, resulta curioso que, en Israel, al él mismo se le considera izquierdista. Este antropólogo lleva once años viviendo allí y ha realizado gran parte de sus estudios en la Universidad de Tel Aviv, especialmente acerca del pueblo esquimal: “Es lo que realmente me interesa. En Eslovenia no me queda tiempo para dedicarme a ello porque soy el representante hebreo para cualquier tema. Soy judío de profesión”.
“[...] En realidad, en este país hay entre 400 y 600 personas de origen judío, pero casi nadie pretende educar a sus hijos como tales”
Tema tabú del patrimonio judío
Cada vez rechaza más invitaciones a participar en programas de entrevistas en los que debe desempeñar el papel de representante judío. Sin embargo, es autor y traductor de incontables títulos y monografías sobre la historia judía, uno de los cuales es su tesis doctoral: “El hecho de que no hubiese ningún libro comparable traducido al esloveno antes de esta obra conceptual dice mucho del antisemitismo autóctono", opina el autor, quien comenta también las dificultades existentes para encontrar una editorial que imprima libros sobre temas hebreos. “Solo la Iglesia católica apoya de verdad esta obra”.
Hace casi una década que la comunidad judía eslovena está sumida en su reorganización. Las aportaciones europeas le permitieron reconvertir la oficina de una vieja fábrica en una sinagoga provisional. En setenta metros cuadrados se ubican, de momento, un centro judío y las estancias para el rezo. Un rabino de Trieste se desplaza regularmente hasta Liubliana. De este modo, la sinagoga pasa igual de desapercibida que la comunidad judía dentro de la sociedad eslovena. Quien quiera lanzarse a la búsqueda de su herencia en la capital no lo tiene fácil. Es más, en las oficinas de información turística nadie conoce el camino hacia el templo. A la pregunta de donde está el cementerio donde yacen los judíos de la ciudad, la gente responde en el mejor de los casos con sorpresa: “¿De dónde eres? ¿Del país judío?”, interpela un guía turístico.
“Al principio, parecía que la comunidad tendría todavía otra oportunidad, la cual hoy ha pasado a ser una mera fachada. Estamos pensando en dejarlo todo, con lo que Eslovenia volvería a estar judenrein (limpia de judíos)”. Esta última expresión la menciona en alemán. Su imagen de la situación está marcada por los acontecimientos de la década pasada, sobre todo por los intentos fracasados de la comunidad judía de conseguir indemnizaciones por las expropiaciones sufridas: “Lo que queremos es independencia financiera. Ahora mismo, avanzamos hacia la ruina y no tenemos ningún socio que pueda pagar las facturas de su propio bolsillo”.
La cúpula, de la cual este autor y antropólogo es una pieza esencial, tiene la mira puesta en las reticencias mostradas hacia los judíos tanto por parte de la población como por los cargos políticos del Estado. “El Defensor del Pueblo no tiene constancia de agravios u ofensas ocasionados a judíos que vivan en Eslovenia”, afirma de forma un tanto rígida la encargada de representar a la ciudadanía eslovena, Zdenka Čebašek-Travnik, contradiciendo así al portavoz hebreo, quien asegura haberse dirigido a su oficina con varios asuntos.
Durante mucho tiempo ha quedado sin efecto una propuesta de ley de marzo de 2012 que prohibe la circuncisión de los jóvenes por motivos religiosos. Esta iniciativa es, no obstante, representativa de “la manera especial que tiene aquí la gente de indicar que no somos bienvenidos”, comenta nuestro interlocutor a la vez que califica de “ridícula” la apelación a los Derechos Humanos que se hace en la justificación: “Lo irónico es que la mayoría de los judíos que viven en Eslovenia son laicos. El judío que da importancia a su religión tiene que abandonar el país”. También tiene dudas sobre si debe emigrar: “En Eslovenia se espera que nos integremos, lo cual tiene sus correspondientes efectos en el comportamiento de las minorías. En realidad, en este país hay entre 400 y 600 personas de origen judío, pero casi nadie pretende educar a sus hijos como tales”.
Este artículo forma parte de Multikulti on the Ground 2011-2012, una serie de reportajes sobre el multiculturalismo realizados por cafebabel.com en toda Europa.
Imágenes: portada (cc) Tit Bonač/Flickr; texto (cc) tm-tm/Flickr.
Translated from Der Berufsjude von Ljubljana