'Lights of Budapest': Lo que queda de la era socialista
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El pasado socialista de los países del Telón de Acero se esconde en los detalles. En Budapest, capital de Hungría, sus fachadas aún conservan los carteles y luces de neón que, no hace tanto, pretendían hablarle al mundo de modernidad. Isabel Val, fotógrafa barcelonesa, los reúne en su proyecto 'Lights of Budapest'.
Cafébabel: ¿Qué te ha inspirado para crear esta serie sobre los antiguos neones de la ciudad de Budapest? ¿Qué tienen de particular?
Isabel Val: Yo soy de Barcelona, una ciudad con un contexto histórico muy diferente al de Budapest. Algo que me llamó la atención nada más llegar es que la ciudad aún conserva muchos elementos de la era socialista y, entre ellos, los neones. Dejando de lado el contexto histórico/político, me fascinan por sus colores y tipografías, por sus mensajes simples y directos como "compra ropa ya hecha (no a medida)", "facilita el trabajo de la compañía municipal de limpieza".
Se me ocurrió presentarlos con una estética mucho más propia de los neones de carretera americanos –colores saturados y formato cuadrado– porque, aunque la situación política era totalmente opuesta, el objetivo era el mismo que en el American Way of Life: Crear una sensación de modernidad y falsa prosperidad.
Cafébabel: Neones, propaganda comunista y falsa sensación de prosperidad en el bloque soviético. ¿Cómo están relacionados?
Isabel: En España no hemos vivido el comunismo y a veces tenemos tendencia a idealizarlo en cierta manera. El periodista Iván Kozák es quién me ha ayudado a poner estos neones en su contexto adecuado y a descifrar ciertos mensajes. Durante el período socialista, la mejor manera de tener controlada a la población era crear esa sensación de estabilidad en la que la gente podía disfrutar de un cierto confort. Aunque ahora nos resulten de lo más kitsch o retro, los neones fueron en su día el no va más en modernidad (no sólo en Budapest, sino en todas partes). Dado que no había nada que vender, teniendo en cuenta que todas las compañías pertenecían al estado, los neones se convirtieron en una herramienta de propaganda más con la que difundir mensajes informativos o educacionales.
Cafébabel: En tus fotos hablas de una cierta nostalgia de una época de anuncios directos y sin pretensiones, ¿aprecias esta nostalgia en otros elementos de la ciudad?
Isabel: No demasiados, porque todo está cambiando a un ritmo acelerado. Pero aún se pueden productos que apenas han cambiado su empaquetado desde que se inventaron, por ejemplo, o pequeños comercios en los que se esconde un viaje en el tiempo tras sus puertas.
Cafébabel: ¿Qué papel juegan hoy en día estos carteles en el paisaje urbano de Budapest?
Isabel: Aunque pertenecen a otra época, estos neones se han quedado ahí, como espectadores del tiempo. ¡Y lo curioso es que algunos aún se encienden por la noche! En cualquier caso, Budapest está cambiando muy rápidamente y, de hecho, desde que empecé el proyecto hace unos meses hay algunos de estos neones que ya han desaparecido. Creo que merece la pena preservarlos de alguna forma por su valor histórico y estético. ¡Debo darme prisa en coleccionarlos!