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'Le Syndicat': El cocktail franco

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Lifestyle¡Ñam ñam!

Cuando algunos todavía proclaman su amor a la patria con recetas antiguas, un bar en el distrito 10 de París decide destilar sus cócteles. Oculto bajo un montón de pósters, Le Syndicat (El Sindicato), tiene por intención revivir los mejores alcoholes franceses. 

Desde que París es conocida como "La Bella Durmiente", es como si la vida nocturna se hubiera puesto de acuerdo en una cosa: en tomar el apodo como concepto y tratar de mantener un perfil bajo por si la ciudad tuviera el sueño ligero. Por supuesto, algunos tienen éxito. Y esos son paradójicamente los menos visto.

En el distrito 10, un nuevo centro de resistencia ha aparecido como el lugar elegido en el que jugar a escondidas. En las paredes se ven afiches de grupos independientes y grandes carteles contra el olvido del genocidio armenio. Está claro que hay que pasar la puerta para leer lo que no está escrito a la entrada: Le Syndicat se lee.

En el interior todo brilla: la barra, las cortinas, las mesas e incluso Romain, uno de los dos asociados sindicales que recibe al cliente, como es costumbre en el barrio, con deportivas y una barba de 7 días. Romain Le Mouellic, de 29 años, me explica que desde hace 6 meses da vida a una organización en defensa de las bebidas espirituosas en Francia a través de su local. 

La fachada es una tapadera al estilo de los bares clandestinos de la América de la prohibición, que no tiene otra intención que llamar la atención del cliente. La esencia de Le Syndicat se encuentra en la barra en donde se mezclan bebidas espirituosas francesas con cocktails. Sentados en la mesa con el cocktail estrella: el "Primer mayo" (bas-Armagnac, vino d’Arbois Savagnin, sirope de manzana y canela, limón y fresas exprimidas), pregunto a Romain cómo se ha vuelto tan patriota. "El Cognac, el Armagnac y el Calvados son conocidos por la gente con connotaciones negativas. Tienen un punto hortera y su consumo está asociado a las fiestas en familia, con el abuelo. Nosotros queremos cambiar eso", responde.

Según él, esta imagen de los viejos alcoholes no es más que el producto de una falsa tradición, anclada en la idea de que estos alcoholes son solo un digestivo que hacen pasar una gran comilona. "No tiene razón de ser", se queja Romain. "En China, los alcoholes franceses se consumen en ocasiones festivas. En Estados Unidos,  de discoteca en discoteca". 

Jay-Z en el Cognac

Al observar a Ludacris y a Jay-Z invertir en las tierras de Cognac (Charentes), Romain y Sullivan, el barman tras todas las creaciones de la casa, decidieron apostar todos sus ahorros en el proyecto. ¿El primer impulso?: Devolver el caracter noble que tenían los cocktails."Intentamos cambiar los modos de consumo de una forma muy pedagógica. Nuestra carta está concebida como un camino educativo hacia cosas que han caído en el olvido", precisa Romain. Byrrh, sirope de Cocuhen, Bitter de Maquis, Bonal... Tanto placer olvidado muy rápidamente. Un cocktail os costará 12 euros pero por 8 más el establecimiento propone un "vuelo" en un viaje a través de tres vasos pequeños de degustación que van del Armagnac al Cognac.

Si Le Syndicat trata de adaptar los alcoholes franceses al gusto de hoy en día, quienes llevan el local se han centrado en la modernidad. "Aquí no estamos en un bar de alto copete en el que los clientes se miran de arriba abajo. Aquí la gente bebe en un ambiente festivo y cool mientras escucha hip hop", exclama Romain. Según él, es precisamente la firma la que forma parte de los dos únicos bares parisinos que comparten esta pasión por los cocktails. Escondido en una de las calles más transitadas del barrio 10, la organización en defensa de las bebidas espirituosas, Le Syndicat, permanece como un islote de resistencia. ¿Y si fuera el motor de la verdadera primavera francesa?

Para ir: Le Syndicat, calle Faubourg St Denis, 51, 75010 Paris.

Story by

Matthieu Amaré

Je viens du sud de la France. J'aime les traditions. Mon père a été traumatisé par Séville 82 contre les Allemands au foot. J'ai du mal avec les Anglais au rugby. J'adore le jambon-beurre. Je n'ai jamais fait Erasmus. Autant vous dire que c'était mal barré. Et pourtant, je suis rédacteur en chef du meilleur magazine sur l'Europe du monde.

Translated from Le Syndicat : franc du cocktail