Le Pen y Petry: el nacionalismo tiene rostro femenino
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Laura Sánchez RíosEl partido político Alternativa para Alemania entró en marzo en el parlamento de Sajonia-Anhalt, de Renania-Palatinado y de Baden-Wurtemberg. Si bien el Frente Nacional no ganó ninguna de las últimas elecciones regionales, lo cierto es que ha hecho historia. En ambos partidos de extrema derecha se encuentra una mujer a la cabeza. ¿Hasta qué punto se parecen estas dos hembras alfa?
Poco después de que se anunciase que el partido AfD ('Alternativa para Alemania') había ingresado en los tres parlamentos, se agolpan cada vez más periodistas frente a la casa de Frauke Petry, la líder del partido. Buscan a la "Marine Le Pen alemana". Para los corresponsales parece estar clara la relación: las ideologías conservadoras de Petry y le Pen siguen caminos similares. En el ámbito social, ambas poseen un estilo de vida moderno y ajetreado, en el que al parecer logran compaginar sin esfuerzo la carrera profesional con el cuidado de sus hijos. Aun así, Petry siempre se ha distanciado de la candidata líder del Frente Nacional. Según dice, no hay ni punto de comparación. Afirma que lo único cierto es que ambas son mujeres.
Es verdad que, a simple vista, estas dos políticas tienen pocos rasgos en común. A Marine le Pen le gusta comparecer ante las cámaras y se muestra cercana al pueblo. Tras haber rebautizado la feria agrícola de París como la "feria de la lucha" a principios de este año, publicó en Twitter fotos suyas ordeñando vacas en Normandía. A Le Pen también le gusta adoptar la actitud de vengadora y, además de vacas, también tuitea de vez en cuando imágenes de las víctimas del Estado Islámico. A diferencia de su compañera francesa, no busca tanto la cercanía del pueblo si no es en actos públicos del partido.
Ascenso por la derecha en la carrera profesional
Marine Le Pen proviene de una dinastía política: se crió en un entorno populista de derechas, en el cual todavía participa en la actualidad. Con el objetivo de prepararse para el ascenso en la empresa familiar FN, eligió la carrera de Derecho en la prestigiosa Universidad Pantheón-Assas de París, igual que su sobrina Marion Maréchal-Le Pen, quien ha cosechado casi tanto éxito como ella.
A Frauke Petry la carrera política no le vino de nacimiento. Nacida en Dresde, la hija de un ingeniero de procesos y de una química se benefició más de la ambición de sus padres que de sus apellidos. Fue la mejor de su promoción, se doctoró en Ingeniería Química y fundó la empresa Purinvent S.L., donde se fabricaba material sintético elástico para los neumáticos antes de que quebrase. No fue hasta 2013, con 38 años, cuando se inició en la política con el AfD.
Aun cuando sus biografías apenas tienen puntos en común, las líneas de los partidos de estas mujeres alfa experimentan constantemente un giro hacia la derecha, que no solo está presente a ambos lados del Rin, sino en toda Europa. Petry y Le Pen representan partidos políticos cuyo ascenso se encuentra estrechamente relacionado con procesos regionales y las dificultades que estos suponen. Mientras que los votantes del Frente Nacional son del sur y de las zonas rurales, los del AfD provenien sobre todo del este de Alemania.
Ambas regiones se han visto afectadas por un importante éxodo rural y por la inseguridad económica. En lugares como Clausnitz o Pierrefitte-ès-Bois viven votantes que tienen la sensación de haber sido abandonados por la gente en el poder. Aquí es sencillo alimentar el miedo: la extranjerización, la falta de pensiones, los impuestos. Se les hace creer que están al final de la cola, que trabajan mucho y que cosechan poco. Y, lo que es peor: que son otras personas (es decir, los extranjeros) quienes se lo están quitando.
El discurso del miedo de estas dos políticas, el cual dominan a la perfección, se parece cada vez más desde que surgió la creciente crisis de refugiados. Ambas se han beneficiado a raíz de ella, ya que la mayoría de los medios las demonizan, prestándoles incluso mayor atención de manera indirecta. Esto logra dar más voz al lema que defienden, donde los refugiados de guerra son considerados intrusos que suponen una amenaza.
Mientras que Marine Le Pen comparaba la entrada en Europa de los refugiados con la 'invasión de los bárbaros en Roma', Petry se mostró a favor del 'uso de armas de fuego en las fronteras como último recurso'. Ni Petry ni Le Pen creen que haya sitio para el islam en la sociedad europea. Y tampoco dan por sentado un diálogo constructivo donde haya opiniones contrarias en la sociedad europea. El año pasado, Le Pen boicoteó en el último momento un programa de entrevistas que emitía la cadena de televisión France 2. El pasado 24 de mayo, Petry canceló una reunión con el Consejo Central de Musulmanes 45 minutos antes de que empezase.
Ambas líderes políticas suelen estar de acuerdo en temas de política exterior. Afirmaban que Europa no se equivocaba, pero que las decisiones supranacionales no fueron tomadas por los ciudadanos alemanes y franceses. La Alternativa para Alemania exige una mayor participación de los ciudadanos, mientras que el FN no se anda con medias tintas y quiere que Francia abandone la UE y el euro.
Aun así, en la política económica sí que hay diferencias. A causa de su pasado empresarial, Petry y su partido están a favor de una "mayor libertad y responsabilidad individual en vez de una mayor intervención del estado y redistribución". Beatrix von Storch, la vicepresidenta del AfD, llega a considerar socialista al Frente Nacional. No hace mucho que el AfD estaría incluso dispuesto a echar a Francia del club de asociados, en el caso de que el país no estuviera a la altura económicamente. Es cierto que el partido del clan familiar Le Pen está a favor de la jubilación a los 60 años, un mayor proteccionismo, la nacionalización de los bancos y la imposición de aranceles para proteger los productos franceses.
A pesar de las diferencias en el carácter, del pasado de cada una y de las líneas políticas dispares, no cabe duda de que hay algo que ambas comparten: representan el ascenso del nacionalismo en Europa. Pero su número creciente de votantes radicales también merece un lugar en una democracia liberal. Para sus detractores, Frauke Petry y Marine Le Pen son la encarnación femenina del lado cada vez más oscuro en nuestro panorama político actual. Quizás tendríamos que concentrarnos más en esto, y no en el sexo de quien está a la cabeza.
Translated from Le Pen und Petry: Nationalismus mit weiblichem Gesicht