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Laura Cesana: “Tender puentes entre los países”

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Políglota y viajera incansable, la pintora italiana ha llevado sus orígenes judíos desde Estados Unidos a Portugal, país en el que expone actualmente sus múltiples identidades con ayuda de su pincel florido.

Cascáis es una elegante ciudad costera situada al oeste de Lisboa. Su centro cultural se encuentra ubicado en un emplazamiento ideal: entre el puerto deportivo, atestado de embarcaciones de recreo, y una ciudadela recién restaurada y lista para acoger los eventos más de moda. Luce el sol y violentas olas rompen contra los acantilados: estamos en pleno invierno. Durante la noche, Laura Cesana parece haber recuperado el uso de la lengua francesa y es por el idioma de Molière por el que se decanta e inicia, a buen ritmo, una conversación que habíamos previsto mantener en inglés.

“Tengo nacionalidad italiana, pero la lengua en la que mejor expreso mis sentimientos es el inglés. En mi opinión, nadie es una sola cosa al cien por cien…”. Laura nació en Roma durante el periodo más sombrío de la historia italiana. Apenas había cumplido dos años cuando su familia, de origen judío, debió huir a bordo de uno de los últimos barcos que salían del Adriático rumbo a América. Diez años más tarde, realizó el trayecto contrario, hacia Italia, donde realizó estudios de Económicas. “Por acaso” (por casualidad), como dice en portugués, “sin más”. Sin lugar a dudas porque era una buena alumna. De su juventud, pasada entre Estados Unidos e Italia, ha mantenido una múltiple identidad.

Ramos de flores, de Klee a Chagall

Más tarde, conoció al que sería su primer marido. Se la llevó a vivir a Portugal. Durante la llamada Revolución de los Claveles, y las incontables reuniones subsiguientes, Laura Cesana escribió relatos para sus amigos, que permanecieron en los Estados Unidos, pero, sobre todo, dibuja un buen número de bocetos en cuadernitos que siempre lleva consigo. Acompañó a su marido allá donde debía instalarse por cuestiones laborales: en Finlandia, en Suecia, en Brasil. Laura se empapa de todas esas culturas y devora a los principales escritores autóctonos.

Imposible sonsacarle qué autores o pintores le influyeron: Laura no es discípula de nadie, es heroína de su propia historia. Prefiere que hablen los críticos que han comentado su obra: “Algunos han evocado a Matisse, Klee o Bonnard”. Otros, a Paul Jenkens, una comparación que le beneficia. Le gusta ver en ese paralelismo la expresión de su lado americano: “Los espacios tienen una influencia mayor en el trabajo del artista y en la percepción de las obras. Esta dimensión es fundamental en los artistas americanos”, considera.

El trabajo de Laura Cesana está siendo expuesto actualmente en Italia, Portugal, Luxemburgo y Francia

Ramos de flores de largos tallos verdes, instrumentos musicales que se balancean a merced del viento suspendidos en un tendedero y también composiciones menos ligeras de hojas o partituras, paginas de libros llenas de nostalgia… En los cuadros de Laura Cesana es difícil no percibir un vínculo muy fuerte con el onirismo cromático de Marc Chagall. Aunque, bien pensado, no reniega de esta vinculación.

Vestigios judío-portugueses

El invierno pasado, el Centro cultural de Cascáis albergaba una retrospectiva de su obra con una serie consagrada al mar y a la música, dos elementos que constituyen la identidad de esta ciudad costera. El famoso festival de jazz fue inaugurado en 1971, por Miles Davis y Dizzy Gillespie, a pesar de la oposición del régimen totalitario que en aquel momento estaba en el poder. 20 años de trabajo pictográfico de Laura Cesana, que ha dado lugar a más de 200 muestras, ha sido expuesto.

Cada obra cuenta una historia. Las técnicas son diversas, se pueden percibir abundantes materiales, incluso cemento. Cada cuadro pone en escena algún aspecto de la vida de Laura: notas sobre una partitura que evocan por ejemplo a la madre del artista, una violinista fallecida cuando era muy joven. Muchas de sus pinturas están dedicadas a Fernando Pessoa, el poeta portugués de más renombre. Otros de sus trabajos atestiguan las investigaciones llevadas a cabo con apoyo de la Fundación Gulbenkian, sobre los vestigios judío-portugueses. Son símbolos, iconos raros en este país del sur de Europa a los que Laura Cesana ha llegado a dedicar un libro…

Tender puentes en Europa

Laura nunca se ha mantenido al margen del universo literario. Estudió mucho e impartió docencia en universidades de renombre de Portugal y de EEUU, pero no cree que su trabajo sea similar al de un investigador. Reivindica la sensibilidad del artista. Nuestra conversación se ve interrumpida en varias ocasiones: Laura está pendiente de las preguntas de los visitantes y explica incansablemente su trabajo. Habla portugués y toma alguna nota, en italiano, en uno de sus numerosos cuadernos.

Laura Cesana reivindica la apertura al mundo que permite identificar mejor, comprender mejor y vivir mejor su propia diversidad. Confía en el futuro de Europa: “No existe riesgo de uniformización de las culturas”, piensa. Pero el conocimiento mutuo le parece fundamental. “Es muy importante tender puentes entre países. Todos tenemos experiencias políticas y sociales diferentes y eso va a seguir siendo así”. Para ella, la educación debe ocupar un papel mayor. “Iniciativas como el programa Erasmus suscitan mucha esperanza y sería útil que los programas de intercambios europeos se multipliquen también en el caso de los profesores”. Cae la noche, los visitantes del centro cultural de Cascáis vuelven a casa, fascinados por una artista luminosa. Laura promete enviarme sms para mantenerme informada, pero no sé todavía en qué lengua…

Foto portada: (lauracesana.com), en el texto: (Laura Cesana)

Translated from Laura Cesana : « Construire des ponts entre les pays »