Las opas desvelan la hipocresía nacionalista en Europa
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Endesa, Gas Natural, E-On, Enel, Suez y GdF son actores de una mascarada contra la igualdad. Europa nació con la energía como pretexto (Euratom y CECA), y hoy se desacredita también por cuestiones de mercado energético.
En 2001 los líderes europeos apostaron por la agenda de Lisboa en pro de la modernización y la liberalización de las industrias y los mercados comunitarios. Dos años más tarde, sentaron las bases de la creación de un mercado europeo de la energía que entrara en vigor entre 2008 y 2011 mediante la liberalización de las tarifas del gas y de la electricidad. Todo esto con el deseo de que las compañías operaran con libertad en la UE cualquiera que fuese su nacionalidad de origen, pero hoy queda a la vista que nadie se creyó lo que firmaba.
Las opas de la discordia
En 2002, el tribunal alemán de la competencia desautorizó la fusión de Ruhrgas y E-On, pero Schröder la auspició -entre polémicas- para crear un “campeón nacional” que pudiera competir a gran escala. Hace unos meses, la firma española con sede en Barcelona, Gas Natural, lanzó una opa hostil sobre la otra española Endesa, también en medio de polémicas. Durante mucho tiempo, Rodríguez Zapatero insistió en que no tenía intención alguna de inmiscuirse en asuntos entre empresas privadas.
Sin embargo, he aquí que hace una semana el gigante E-On ha lanzado una contraopa por Endesa y al Presidente de España no le ha gustado (¿no se suponía que no le interesaba inmiscuirse en estos asuntos?) porque impide la creación en este país de otro “campeón nacional”, tal y como Francia también apoya en su territorio mediante la fusión de la empresa pública GdF con Suez, desbaratando a su vez la opa que la empresa pública italiana preveía abiertamente lanzar sobre Suez. Todo un culebrón.
Desigualdades que generan sentimientos de agravio
El doble rasero con el que las autoridades nacionales tratan a las empresas energéticas según sean de su país o no, genera sentimientos de agravio que rompen la integración europea. Alemania constituye un gigante pero trata de evitar que se constituya otro en España; Italia ve frustrado su intento de hacerse con Suez y prepara un decreto de venganza para que las empresas extranjeras no puedan hacerse con las italianas en este sector, mientras Enel concibe su “campeón nacional” comiéndose a la también italiana Eni y ofreciendo ayuda a Gas Natural contra E-On para entrar con capital público en España; por último, Francia, que nunca ha creído en la liberalización del sector energético, lo blinda con la fusión mencionada y con el añadido paradójico de que así entra indirectamente capital público francés en Gas Natural, cerrando un bucle en un país –España- en el que al menos todas las empresas del sector son privadas.
Italia se siente agraviada por la intervención de Francia en la operación de entrada de Enel en el país galo, España también se siente agraviada porque la Comisión Europea por un lado no se opone a esta intervención, pero por otro sí reprende al gobierno español, opuesto a la opa de E-On sobre Endesa.
¿Tiene algo que decir el consumidor?
Mientras tanto, los consumidores ven cómo pasamos de una economía de monopolios públicos a otra de monopolios privados. A lo que hay que añadir una paradoja más: en España, la fusión de Endesa y E-On crearía un monopolio más (pues las condiciones -al ser una fusión de ámbito comunitario- las impondría Bruselas sin tener muy en cuenta la competencia dentro del mecado español, sino sobre todo dentro de las fronteras europeas), mientras que la de Endesa con Gas Natural forzaría a realizar desinversiones a esta última avivando la competencia dentro del país (ya que las condiciones las impondría el tribunal español de la competencia y sería más exigente a la hora de mantener la competencia en el territorio español); en Bélgica, en cambio, la fusión de GdF y Suez creará un monopolio total energético sí o sí, porque en este país las dos compañías que operan ya en el mercado del gas y de la electricidad son Suez y GdF.