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Las discotecas de Berlín montan su revolución energética

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CulturaSociedad

En lo que a música ecológica se refiere, podríamos mencionar quizás el club WATT de Rotterdam, con una pista de baile que funciona a partir de energía renovable. Pero quitando esta iniciativa, más simbólica que eficaz, el ahorro energético en discotecas y festivales sigue siendo un territorio casi inexplorado, que por fin algunos pioneros en Berlín se han decidido a conquistar.

Hay un hecho innegable: los festivales y discotecas dejan una importante huella ecológica de la que no se suele decir nada. Climatizadores, frigoríficos, sistemas de sonido, luces y transportes suponen un enorme consumo de energía. De media, una discoteca consume unos 150.000 kWh de electricidad al año, lo que corresponde al consumo de 45 hogares de tres miembros, sin hablar de las emisiones de CO2. Con los 5.000 locales que hay en Alemania, el cálculo se hace rápido: hablamos de 750 millones de kWh, es decir, el consumo anual de toda Eslovenia. Ante este panorama, unas cuantas iniciativas intentan reducir el impacto medioambiental de las discotecas sin cargarse la noche berlinesa.

El videoclip más ecológico

“Por primera vez, la gente que estaba bailando no miraba sólo al DJ, sino a quienes pedaleaban, y eso también animaba la pista."

En 2008 se rodó el primer videoclip ecologista en el Tresor Club con los ganadores del concurso Gutes Klima für Gute Musik (“buen clima contra buena música”). Toda la energía necesaria para el rodaje se obtuvo de unas bicicletas transformadas en turbinas. Cuanto más se pedaleaba, más energía se producía. “En lugar de repartir folletos detrás de un stand, hemos querido llamar la atención de la gente implicándola a través de la música”, cuenta Stephanie Schropp, responsable de este proyecto, que está financiado por el Ministerio de Medio Ambiente.

Pedalear más para bailar más

El concepto de las bicis como generadores de energía ha inspirado también a Green Music Initiative (GMI), un grupo fundado en 2008 en Berlín. En cooperación con el Bar 25, organizaron el verano pasado la fiesta Fahrrad Disko. En ella, junto al DJ, varios ciclistas proporcionaban la corriente al hacer correr las cintas. “Por primera vez, la gente que estaba bailando no miraba sólo al DJ, sino a quienes pedaleaban, y eso también animaba la pista. Fue verdaderamente genial”, cuenta Jakob Bilabel, fundador de GMI.

¿Y qué pasa con los festivales?

El Melt Festival forma parte de los primeros festivales (junto con el inglés Glastonbury, el sueco Oya o el danés Roskilde) que han mostrado preocupación por los problemas medioambientales. Todos los años en Ferropolis, al sur de Berlín, se reúnen los grandes nombres de la escena internacional pop rock y electro. A partir de una invitación de Green Music Initiative, la edición de 2010 ha marcado nuevas pautas. Objetivo: movilidad sostenible. Se puso a disposición de los asistentes un tren nocturno desde Colonia que servía como transporte y alojamiento. Además, había dos toneladas de alimentos reciclados para compartir. “Sólo tuvimos comentarios positivos. Después del festival, los visitantes hablaron mucho en nuestros foros. Y setenta incluso trajeron sus desechos a la estación de reciclaje para recuperar cinco euros”, se felicita Finja, que dirigió este projecto para el Melt Festival.

Es una buena forma de llegar a un grupo que no siempre se da por aludido cuando se trata del medio ambiente: “La industria musical es la más importante porque se generan modelos que influyen a un público objetivo fundamental". Finja se refiere a los jóvenes de 20 a 35 años.

Por su parte Lutz Leichsenring, portavoz de la Club Commission, una asociación de discotecas y locales nocturnos, también llama la atención sobre la necesidad de cambiar algo y denuncia que algunas modas de la alta sociedad son muy contaminantes: “Gente del mundo entero coge un avión para salir de fiesta por Berlín. Es una locura".

Menos secador y más bici

Todavía está lejos el día en que todo el mundo vaya en bici a la discoteca o a los festivales, pero gracias a la guía CO2 Rock’n’Roll, de Klima Klicker, ya es un poco más fácil. Propone algunas recetas ecológicas para salir de fiesta. Ir en bici o compartiendo el coche, arrinconar el Ipod y el secador o incluso tomar una cena fría son algunas de ellas. “Nuestro mensaje es claro: salir de marcha respetando el medio ambiente no tiene por qué estropear la fiesta”, dice Stefanie.

Y si la diversión se consigue y las conciencias se despiertan, lo que queda por ver es si todo eso resulta rentable económicamente...

El desarrollo sostenible de la música

“Por primera vez, la gente que estaba bailando no miraba sólo al DJ, sino a quienes pedaleaban, y eso también animaba la pista. Fue verdaderamente genial”, cuenta Jakob Bilabel, fundador de GMI“Ahorrar energía es sobre todo ahorrar dinero, se tenga o no conciencia medioambiental”. El planteamiento de Jakob Bilabel, fundador de Green Music Initiative, ofrece una propuesta golosa para los gerentes de discotecas y festivales y lanza una señal de alerta. “Cuando trabajaba para Universal, la gente era tan perezosa que no se hizo nada ante las descargas por internet. Lo veían venir sin mover un dedo. No quiero volver a cometer el mismo error. Puede que en diez años el Gobierno nos impida organizar el festival porque se consume demasiada energía y entonces no estaremos preparados”.

Recién estrenado, el Green Music Index pretende hacer una comparación de los locales en función de su “índice ecológico”: “Dividimos el consumo de energía por el número de asistentes”. A largo plazo, a Jakob le gustaría que participaran todos los locales de Europa para poder hacer más presión en las negociaciones con los grandes distribuidores como Coca Cola o Red Bull, que dominan el mercado.

El objetivo es proponer un verdadero modelo ecológico de negocio aplicable a la música. “Esto no tiene nada que ver con el greenwashing o 'engaño verde' (lavado de cara para aparentar ser ecológico sin serlo realmente). Cada uno es libre de participar y ver que lo que va a encontrar es un interés económico y ecológico”, concluye.

GMI y la Club Commission ofrecen a los locales que quieran ahorrar energía equipos que consumen menos. Según los expertos de Klima Klicker, los refrigeradores de bajo consumo o un mejor sistema de ventilación permiten ahorrar hasta un 10% o un 15% de gasto en una discoteca.

Son medidas que el público no nota y sin embargo resultan muy rentables. Ése es el futuro verde del negocio de la noche en Berlín.

Fotos: (cc)Daan Roosegaarde/flickr; los pedales del sonido: ©Mélanie de Groot van Embden

Translated from La révolution énergétique des dancefloors berlinois