La voz de Europa es un quiero y no puedo
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Vicente Palacio: “Hasta las ONG y las empresas hacen política exterior Hay consenso en que Europa debe tener una política exterior propia. La prueba es que financia el 40% de la ONU, tiene voz única en la Organización Mundial del Comercio, es el primer donante de ayuda al desarrollo del mundo, y amaga con enarbolar una política energética común.
” Es la opinión del español Vicente Palacio, investigador en temas internacionales de la Fundación Alternativas, así como miembro del Observatorio de Política Exterior (OPEX).
La voz de Europa es un quiero y no puedo en asuntos internacionales que afectan a su seguridad y su equilibrio geoestratégico. Tanto la crisis económica como el estallido de procesos larvados de guerra de baja intensidad en Georgia o Gaza pueden desembocar en la paradoja de que el Tratado de Lisboa –que prevé una política exterior europea autónoma y un cuerpo diplomático de la UE- salga ganando. Según el German Marshall Fund, el 80% de los europeos quiere que Europa cuente en los asuntos globales.
Frente a esta oportunidad que brindan estas crisis, nos encontramos con una presidencia semestral checa que no cree en la integración europea y en el Tratado de Lisboa. En cambio, Vicente Palacio sostiene que “la perspectiva no es mala porque hay consenso sobre el deber de fomentar políticas supranacionales”. Y es que a su entender, “hoy, la política exterior lo es casi todo: hasta las ONG y las empresas hacen política exterior”.
Mark Leonard, líder del European Council on Foreign Relations (ECFR), desde el Reino Unido, piensa que Europa está cambiando el mundo con su soft power (poder blando) sin necesidad de hard power (poder duro basado en la disuasión militar: ¿está de acuerdo?
Es cierto que el soft power ha dotado a la diplomacia europea de cierto estilo, pero es insuficiente: por desgracia, el concepto de disuasión sigue de actualidad. Un ejemplo: la Unión Europea quería frenar la guerra en la antigua Yugoslavia y tuvo que pedir ayuda a los Estados nidos.
¿Hace falta una fuerza militar comunitaria?
Sí porque no es verdad que la OTAN sea lo que garantiza la seguridad de la UE. Hay amenazas que no se combaten sólo con medios militares. Además, ir siempre de la mano de la OTAN implica que cuando los Estados Unidos se equivocan, la UE tiene que pagar los platos. La UE debe redefinir su relación con la OTAN. La OTAN es una reliquia de la guerra fría por más que se trate de actualizar con nuevos miembros. Si Francia se ha metido por fin en el mando de la OTAN es a cambio de que el Reino Unido y los Estados Unidos le dejen iniciar su proceso de reforma europea cuanto antes: es una buena idea de Sarkozy lo de la complementariedad entre la OTAN y la UE.
Por otro lado, la Europa de la defensa no es un problema económico, sino político. Las cooperaciones estructuradas permanentes previstas por el Tratado de Lisboa permitirán avanzar en este ámbito. No hará falta aumentar los presupuestos de defensa. El ´gran obstáculo en todo esto es el Reino Unido, histórico aliado de los Estados Unidos. Se puede empezar la Política Exterior de Seguridad y Defensa sin el Reino Unido pero no se puede desarrollar sin el Reino Unido.
¿La elección del Alto Representante de la Política Exterior debe relacionarse con la mayoría política que surja de las urnas en junio de 2009?
Pienso que en las instituciones debe haber equilibrio entre países pequeños y grandes, veteranos y recién llegados.
¿Nos daría algún nombre de personas que podrían reunir las condiciones para ocupar el cargo de responsable de la política exterior europea tras la entrada en vigor del tratado de Lisboa?
Jean Claude Juncker o Felipe González podrían estar ahí, pero también veo al ecologista alemán Joschka Fischer en el caso de que se endurezca el debate sobre el Tratado de Lisboa y Alemania quiera imponerse.
¿Qué tema de Política Exterior debería estar presente en la campaña electoral europea de 2009?
Sin lugar a dudas el tema energético.
¿Cree que Ucrania es rehén de Rusia en su intento por acceder a la Unión Europea?
No. Las relaciones con Rusia son la clave para agilizar la democratización del espacio post-soviético. No pueden negociarse procesos democráticos en Ucrania sin tener en cuenta a Rusia. Hay que ponerse de acuerdo con Rusia en materia energética para luego desarrollar el diálogo con Ucrania: el país está realmente dividido en dos y la UE no puede tomar una postura monocolor.