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La vida perra del döner kebab

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Sociedad

A finales de enero de 2009, el periódico turco Hürriyet reveló que el municipio de Viersen en Alemania obliga a los comerciantes a sustituir la palabra turca 'döner' (que significa 'asador') por su equivalente alemán 'Drehspieß'. En Italia, la alcaldía de Lucca prohíbe los “restaurantes de comida rápida étnicos” en el centro de la ciudad.

¿Será el döner kebab el punto de partida de un complot antiturco?

Mahmut Aygün debe estar revolviéndose en su tumba. Su vida se apagó el pasado mes de enero, a la edad de 87 años, en el geriátrico berlinés Türk Bakim Evi. Excepto para los incondicionales de su excelente restaurante del barrio berlinés de Kreuzberg Hasir, su nombre no evoca nada. Y, sin embargo, Mahmut Aygün, trabajador e inmigrante turco que llegó a Alemania con 16 años, tuvo una gran idea que iba a transformar el paisaje de los restaurantes de comida rápida europeos. En 1971, mientras trabajaba en un pequeño restaurante de la estación berlinesa de Zooligischer Garten, decidió poner las láminas de carne, que servía habitualmente en un plato con arroz y ensalada, en un pan redondo. Y, ¡listo!, la primera especialidad turco-alemana, el pequeño bocadillo döner kebab veía la luz.

"Cada año intentan difamarnos con nuevas acusaciones"

Rápidamente, el döner kebab se convierte en un símbolo de la comunidad turca de Alemania, que cuenta con alrededor de 3,5 millones de personas. Incluso en las cadenas de televisión turcas, cuando se tratan temas sobe los turcos de Alemania, la entrada en materia se hace a menudo con un gran plano de un kebab girando sobre su pincho. Algo no muy apreciado por los turco-alemanes, que lo asimilan a menudo con un bocadillo.

Actualmente, solo en Berlín y sus alrededores existen no menos de 1.600 establecimientos de 'dönerci' (comercios de döner). Alrededor de 720 millones de sandwiches se venden cada año más allá del Rin y los ingresos del negocio döner son tres veces más elevados que los de McDonald´s en Alemania. Versión vegetariana con queso, belga con patatas fritas dentro, en un pan de torta, Mac Kebab... Hay casi para todos los gustos.

Carne echada a perder. ¿Difamación?

Sin embargo, el döner kebab ha estado a punto de desaparecer. Los años 90 y el descubrimiento de la enfermedad de Kreuzfeldt-Jacob sumergen al döner kebab, a menudo hecho con ternera, en una difícil situación. Los productores de döners se pasan entonces al pollo y al pavo. Algunos años más tarde, a finales del verano de 2006, la reputación del döner se ve de nuevo manchada en Alemania debido a una ola de escándalos de carne echada a perder. Varias toneladas de carne en estado de casi descomposición son interceptadas en un camión que debía repartirlas desde una empresa bávara a los productores de döners.

Los medios de comunicación turcos denuncian un complot. El periódico de centro Milliyet recogía las declaraciones de un comerciante de origen turco, Arif Arslan: “Cada año intentan difamarnos con nuevas acusaciones". El diario Sabah, hablaba de una “campaña mugrienta”. Mientras que algunos políticos aprovecharon la actualidad del escándalo de la carne estropeada para reabrir el debate sobre la integración de la comunidad turca, otros decidieron, por el contrario, mostrar su apoyo a los colectivos inmigrantes. Claudia Roth, presidenta del partido de los Verdes en Alemania, se sumó a este apoyo al realizar un cartel promocional cortando una loncha de carne de kebab con una sonrisa de oreja a oreja.

Algunos restaurantes de kebabs son el punto de partida de las hostilidades de grupos de extrema derecha, víctimas incluso de atentados, sobre todo en las regiones de la ex Alemania del Este. A modo de ejemplo, en abril del año pasado, un restaurante turco fue parcialmente destruido por un cóctel Molotov en la pequeña localidad de Cossebaude, cerca de Dresde.

Un vaso y medio de aceite de cocción

Víctima de su propio éxito y de la terrible guerra de precios que se libra entre numerosos restaurantes de comida rápida, el kebab sufre también, como todo este sector de la restauración rápida, un creciente interés por una alimentación más sana y equilibrada. Según un reciente estudio publicado por las autoridades británicas, comer un kebab equivaldría a beber un vaso y medio de aceite de cocción.

(nicolasnova/flickr)Entrevistado poco tiempo después del descubrimiento de los primeros kilos de carne echada a perder, el experto alemán del kebab, Eberhard Seidel-Pielen, daba algunos consejos para evitar una indigestión. Desaconseja el döner de pollo, por el peligros de contraer salmonelosis, y también aquellos kebabs que cuesten menos de 2,5 euros, seguro, en su opinión, de que la calidad de la carne será mínima. Por último, anima a elegir un restaurante en el que los turcos también coman.

Hoy en día, la crisis está aquí y toca apretarse el cinturón. Entre uno y tres euros cuesta el sándwich en Berlín. Es difícil ponerlo menos caro y que los pequeños restaurantes no se resientan. “Gracias, Mahmut”, titulaba la portada de un periódico alemán al anunciar la muerte de Mahmut Aygün. Por fin, puede descansar en paz. Su döner sobrevivirá sin duda alguna temporada más.

Translated from Le Döner Kebab a la vie dure