La venganza del pueblo oculto: Un viaje por el supersticioso norte (Parte 2)
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Sara Fuertes López¡Bienvenido a tierra! Tras nuestro comienzo en Islandia hacemos una parada en el pequeño reino de Dinamarca. Aquí también se encuentran numerosas supersticiones, cuentos y mitos, así que... ¡Adelante!
"La sirenita"... El mundo de los cuentos
Tras el antiguo castillo de Copenhague está sentada en una piedra y mira tristemente hacia el mar. Hans Christian Andersen, el hombre que fue calificado una vez por Clara Schumann como "el hombre más feo que pueda existir", es el creador de la trágica historia de la pequeña belleza marina. "La sirenita" llegó a tierra firme para obtener un alma gracias al amor de un príncipe. Con ayuda de la magia se dejó crecer piernas en lugar de aletas y, así, comenzó a mezclarse con la gente para seducir al príncipe. Lamentablemente, no tuvo demasiado éxito, ya que, normalmente, todo tipo de magia tiene un punto débil. En su caso fue perder la voz, lo que hace prácticamente imposible cualquier tipo de flirteo. El hijo del rey se casó al final con otra y la sirenita, por desesperación, se arrojó al mar y se convirtió en fina espuma que cabalga por encima del agua.
Por cuestiones técnicas de construcción, ¡dadles de comer!
Dejemos por ahora la capital y continuemos navegando hacia el sur, hasta la idílica isla de Bornholm. La isla está dominada por el Hammershus Slot, un imponente castillo para cuya construcción se dice que hubo algunas dificultades. Quien se esté acordando ahora de nuestra primera parte no va del todo desencaminado, puesto que los Bornholmer conocen a su propio Huldufólk ("pueblo oculto"), que se mezcla de vez en cuando con el mundo de los humanos. Cada día desaparecían durante la noche las partes de los muros de Hammershus que habían sido construidas ese día. A los isleños, desesperados, se les tuvo que ocurrir algo para poder acabar la construcción en el tiempo previsto. Así, decidieron soltar una manada de caballos que cabalgaran por la isla para levantar por fin los muros en el primer lugar donde hicieran una pausa los animales. El pueblecito oculto en Bornholm, cuyo rey es conocido con el nombre de "Ellestingeren", se entiende bien con los caballos. Este excéntrico rey, orgulloso propietario de un caballo con tres patas, trajo la superstición al pueblo de Bornholm.
Así, los campesinos de Bornholm siempre lanzan de vuelta al campo la última horca de su cosecha de avena. Si alguien, por despiste o avaricia, no hace esta ofrenda, Ellestingeren hará seguramente sobrevenir desgracias y malas cosechas a la isla al año siguiente.
¡Por Dios, no te muevas!
Ahí está, el castillo Egeskov en la isla Insel Fynen. Imponentes y poderosos se alzan sus majestuosos muros en el amplio foso de agua. Nos aproximamos, a través de un largo camino con robles, a la mansión, que es propiedad de la familia danesa Ahlfeld-Laurvig-Bille. Este castillo atrae cada año a miles de turistas, aunque puede desaparecer de un momento a otro... Paseando por él podemos transportarnos a las épocas por las que ha pasado la isla danesa.
Al final se llega a un desván estrecho y tortuoso que, en verdad, parece no ser nada del otro mundo. Sin embargo, ahí uno se queda entonces petrificado. ¡Ahí hay algo! ¡Hay alguien! A través de un tragaluz sale una luz tenue que se refleja en un extenso conjunto de vigas. Y ahí, realmente, hay alguien en medio de las vigas. Sobre un antiguo cojín se puede reconocer un hombrecito de madera. Sus brazos y piernas han sido víctimas del paso del tiempo, al igual que su nariz.
Es extraño pero de esa figura emana tal aura que hace que todo el mundo guarde distancia respetuosamente. Si hay suerte y el conde Michael se encuentra en el castillo, seguramente cuente con agrado la historia del "træmanden". Nadie sabe de dónde viene o quién lo ha colocado en el cojín entre las vigas, pero se ha extendido un rumor: Si se le aleja de su puesto de honor, entonces Egeskov se hundirá en el foso la siguiente Nochebuena. ¿También una superstición? Sin lugar a dudas, esto fue razón más que suficiente para los antepasados del conde para no pasar nunca los días festivos en el castillo. Actualmente, la condesa Caroline sube valientemente los cien escalones hasta el desván en Nochebuena para llevarle al pequeño guardián un cuenco de papilla de arroz. Por supuesto, el cuenco está vacío a la mañana siguiente.
El viento es favorable, ¡hora de partir!
Y, para acabar, otro dato práctico. En Dinamarca hay una superstición actual en el día a día del uso de la lengua: "7-9-13"(Syv-ni-tretten). Cada vez que se quiere pedir un deseo, se añade simplemente "syv-ni-tretten" y, así, mañana hará sol con total seguridad, o tu media naranja aparecerá antes de que acabe el año. Sea para lo que sea, "syv-ni-tretten" sirve para todo. Por supuesto, no se cuestiona la veracidad de esto (trae mala suerte), así que hay incontables teorías pero ninguna explicación concreta. La cosa es que el funcionamiento de la fórmula mágica es inagotable e indiscutible, syv-ni-tretten...
Translated from Nordlichter: Dänemark - die Rache des versteckten Volkes